Anabrielle 9

Capítulo 9: Tierra


Hay amores que se pierden en el camino, tal vez por un día, una semana o meses, a aquellos amores se le entierra a metros bajo la superficie y como si fuese un ritual, cuando estas a punto de despedirlo, le lanzas el ultimo puñado de tierra, para no verlo nunca más, para despedirte para siempre, con la esperanza de que quizás en otra vida pueda resurgir. 

Abrielle vio como Anahí se giró de golpe y entró a la cocina, ni siquiera fueron los recuerdos que aquel lugar le traían lo que la hizo sentir aquella angustia, fue que en el instante en que vio su mirada supo que la había visto, “Anahí Gonzales, podría decir que es un gusto”, Las palabras resonaron en sus oídos y las imágenes en su cabeza como un flashback de una película, aquella mirada la conocía perfectamente bien, odio era una palabra muy fuerte, tal vez repugnancia era lo que había en ellos y Abrielle no supo que hacer.
Irse era una opción clara, marcharse hubiera sido lo fácil, porque no quería ver aquella mirada, no se quería retirar del lugar de esa forma, pero aquel beso no estaba planeado, como nada de lo que aquella tarde había sucedido, Abrielle no esperaba que Fernando fuese a abrirle la puerta, mucho menos que le diera aquel beso, pero a pesar de todo, no esperaba que la morena lo viera.

- Laura, te puedes encargar de la cocina por favor, después hablo contigo –dijo Anahí saliendo de la cocina. Había evitado mirar a la pelirroja con éxito, su rostro estaba notablemente lavado y en cuanto se giró a Abrielle, ésta pudo ver el rojo de sus ojos, entonces se preguntó desde que hora la morena estaba llorando, frente a ella como una estatua, su primera intención fue ir a abrazarla, pero la frialdad con la que Anahí se movió la congelo de inmediato, aquella era otra persona. - ¿Nos sentamos aquí? –preguntó Anahí indicando la mesa desocupada a su izquierda. Abrielle solo asintió.

- Anahí yo…

- Creo que tengo dos lugares donde podríamos hacer la fiesta, pero siempre podría cerrar el club el sábado y hacer la fiesta exclusiva –Anahí la interrumpió de una forma feroz, no quería oír lo que tenía para decir, no había una partícula de ella que quisiera.

- ¿No te traerá problemas cerrar el club?

- ¿Con quién? ¿Con la dueña? –pregunto irónicamente Anahí mirándola a los ojos y de inmediato Abrielle sintió como se le clavaban en el alma, aquellos no eran sus ojos, aquella mirada estaba lejos de ser la de Anahí, de su Anahí.

- El club me parece una buena idea –dijo Abrielle imitando su postura, por un momento había sentido culpa, pero luego se preguntó “¿Culpa de qué?”, acaso la morena frente a ella no tenía novia, Abrielle no tenía por qué sentirse culpable de seguir con su vida, después de todo no lo había querido hacer hasta ahora.

- Entonces yo les regalo la fiesta, con todo lo que hay dentro, solo tenemos que preocuparnos del catering y la decoración –dijo Anahí mirando la hora en su celular, cualquier cosa para no verla directo a los ojos.

- Conozco un servicio de catering bastante bueno que tuve que entrevistar una vez, tengo que revisar entre mis tarjetas y puedo llamarlos esta tarde

- Perfecto – respondió Anahí con una sonrisa que no alcanzo a notificar a sus ojos - ¿Quieres un café?

- Bueno – dijo Abrielle mirando por la ventana

- Jaime, tráeme dos cafés, uno negro con dos de azúcar y un latte con extra crema – Jaime respondió con un “enseguida” y Abrielle se quedó maravillada con la forma en que Anahí había pedido aquello, no había olvidado como le gustaba el café a la pelirroja y aquello la hizo sonreír por dentro - ¿Quieres algo para comer?

- No gracias, el café está bien – y es que Abrielle extrañaba tanto aquel café como extrañaba a la morena frente a ella, si tan solo la morena se comportara con la misa calidez que la taza de café que estaba llegando a sus manos.

- Había pensado que podíamos hacer todo esto temático, blanco y negro sería genial – dijo Anahí y por un segundo Abrielle vio emoción en sus ojos

- ¡Sí! me gusta, el personal del club podría ir todo de blanco y el catering de negro y los invitados igual

- ¿Cuántos son del lado de Rocío?

- No he contado aun, algunas de las chicas que no vinieron a la cena de compromiso que viajaran esta semana, las amigas de la vida que no me agradan mucho pero hay que invitarlas y a algunos de sus primos, creo que son unas veinte personas

- Si sumamos el plus uno serian cuarenta, los invitados de Max son quince, en total serían treinta

- Agreguemos quince personas más porque siempre lega alguien más, por lo del catering – dijo Abrielle, a pesar del elefante invisible que estaba sentado entre ambas, era grato poder hablar así con Anahí, por momentos se sentía como si el tiempo no hubiera pasado.

- Te envió el modelo de las invitaciones para que las mandemos por correo y deberíamos dejar a una persona en la puerta con una lista, para que no entre nadie más

- Sí, ¿Me la mandaras ahora?

- Sí, déjame enviar un correo masivo con los invitados de Max y te agrego para que lo reenvíes a tus contactos –dijo Anahí con su celular en la mano. Abrielle aprovechó el momento para mirarla de cerca, su pelo cayendo perfectamente tras su oreja, su mano que de solo verla podía sentir su suavidad y cuando estaba a punto de llegar a sus labios prefirió mirar a otra parte. Anahí podía sentir su mirada sobre ella y sin embargo la dejo, le gustaba aquella presión que su mirada le otorgaba, a pesar de todo, no podía negar que en su interior seguía sintiendo, el dolor que se mantenía a flor de piel se lo seguía recordando.

Cuando Abrielle volvió a mirarla había algo en su mirada, algo que Anahí no supo leer, quiso no darle importancia, quiso que la actitud que le había costado trabajo encontrar en la cocina antes de salir se mantuviera, sin embargo era difícil mantener su papel, sobre todo cuando había algo más en su mirada que no estaba comprendiendo.

- ¿Qué paso? –preguntó Anahí con un tono de voz que solo denotaba cordialidad. Abrielle abrió su boca levemente para hablar y en un segundo la cerró. Se arrepintió de lo que iba a salir de sus labios

- Nada

- Abrielle, puede que queramos pretender que no es así, pero te conozco, Qué te paso

- ¿Ahora quieres que hablemos? –dijo Abrielle evadiendo la pregunta, sin embargo desatando algo peor entre ambas

- ¿Me estás hablando en serio? –preguntó Anahí con ironía, aquello le pasaba por intentar tener una conversación decente. Por preocuparse.

- No voy a hacer esto aquí, sigamos con lo que estábamos por favor

- Pensé que ya habíamos pasado esta etapa, tú me pediste ser amigas

- Y tú no te opusiste – Anahí la miró incrédula, como si la conversación que acababan de empezar fuese una broma, a punto de pararse y preguntar “¿Dónde están las cámaras? –En todo caso estamos lejos de ser amigas. Anahí, tu seguiste con tu vida y yo seguí con la mía, en algún punto tenía que hacerlo –completo la pelirroja sin remordimiento.

Anahí se quedó en silencio buscando una explicación a lo que estaba pasando, aquel enfrentamiento pasivo agresivo no era propio de Abrielle, al menos no de la versión que ella conocía. Dos veces abrió su boca para hablar, ambas la cerró de golpe, no iba a decir algo de lo que más tarde se iba a arrepentir, pero tampoco se iba a quedar callada, quería decirle que media hora antes de que llegara, Sara había terminado su relación, sin embargo la pelirroja no tenía por qué saber eso, quería decirle todos los meses que la espero antes de aceptar salir con Sara, nuevamente Abrielle no tenía porque oír eso, ya nada importaba, de eso Anahí estaba segura.

- Terminemos con esto de la fiesta para que podamos terminar con esta farsa –dijo Anahí tomando un sorbo de su taza de café, retomando su postura inicial, volviéndose un cuerpo de hielo sentado frente a Abrielle y la pelirroja quería seguir la conversación, quería oírla pelear, discutir por lo que ella pensaba era lo correcto, quería que Anahí luchara por una vez en su vida.

- Deberíamos contratar un animador –aquello fue lo único que Abrielle dijo, como un actor que lee una línea de su guion, Abrielle simplemente actuó.

**

“Necesitamos hablar”, aquello era lo único que decía el mensaje de Maximiliano cuando Anahí lo había leído una hora antes y ahora estaba sonando el timbre de su departamento, vació departamento, las pocas cosas que había de Sara habían sido retiradas por uno de sus amigos la tarde anterior. Dos días habían pasado desde que Sara había terminado todo, dos días en que no se había aparecido en el café ni en la reunión de club, donde no le contestaba los mensajes a Max ni mucho menos las llamadas, si tan solo hubiera sido que tenía el corazón roto por Sara hubiera sido fácil responder una de las llamadas, sin embargo su corazón ya estaba roto de antes y aunque había logrado reír por unos meses, donde la luz que Sara le traía a su vida había intentado sanar todo lo de afuera, habían heridas mucho más profundas que cierto beso se había encargado de abrir.
Anahí respiro profundo y camino hasta la puerta, cuando vio el rostro de Max, solo basto que intentara sonreír para que las lágrimas comenzaran a salir, una vez más, Max veía a su amiga hecha un lio.

- Deberías luchar por ella – dijo Max cuando Anahí termino de contarle todo lo que había acontecido

- ¿Por Abrielle? – preguntó Anahí alejándose de él mientras caminaba por el departamento

- Por Sara – respondió Max mirándola con curiosidad, después de todo la morena había pasado los últimos quince minutos diciéndole que no debió dejar ir a Sara del café, no de esa forma

-No lo sé, estoy tan confundida en este momento, si hubieras visto la forma en que me miró, como si fuese otra persona Max, esa mirada no la quiero volver a ver en mi vida

- ¿Sara te miró así?

- Abrielle –dijo la morena corrigiéndolo – Max en un momento estábamos  a punto de discutir y pude ver todo este fuego en su mirada  y de pronto era como si estaba frente a la muchacha que conocía en el colegio, esa que se burlaba de mi por tener unos kilos de más, una que no tenía absolutamente nada en su corazón.

- Nai… -dijo Max tomando aire – Abrielle le dio una oportunidad a Fernando –las palabras dejaron su boca lentamente, sin embargo Anahí las oyó rápidamente, lo presumía, aquello estaba claro, después de todo la pelirroja se lo había dicho, “tú seguiste con tu vida y yo seguí con la mía”, pero muy distinto era oírlo de su mejor amigo, confirmarlo, no quería oírlo – Te lo digo porque te enteraras tarde o temprano.

- Max, el beso que le dio afuera del café me lo dejo un poco claro –dijo Anahí intentado mantenerse neutral

- Fernando es un jugador, es la versión masculina de Abrielle antes de conocerte, Rocío tiene la esperanza de con Abrielle se asiente, pero no lo sé, tal vez solo deberías intentar recuperarla

- ¿A Sara?

- ¡A Abrielle Nai! Estamos hablando de ella

- Ya es tarde para eso Max –dijo Anahí dejando salir un par de lágrimas que rápidamente seco con sus dedos – Yo le hice daño, directa e indirectamente, no luche por ella en su momento y la deje ir, ahora ya no hay nada que hacer, intentar algo ahora sería humillante

- ¿Y es tan malo humillarse por amor?

- Ni siquiera sé si aún siente algo por mí, tal vez Abrielle es como esas personas que ama y olvida, para después repetir el ejercicio.

- ¿La conoces? En todo el tiempo que estuvieron juntas, ¿la conociste?

- Sí –respondió monosílabamente Anahí.

- ¿Y es de ese tipo de personas?

- No.

Un abrazo sello la conversación que acababa de tomar posición en el departamento de Anahí, un abrazo un par de lágrimas y ciertas risas, tal vez su mejor amigo tenía razón y era hora de que peleara, sin embargo Anahí prefirió dejar las cosas como estaban, tomar su amor y ocultarlo en lo más profundo de su alma, como si aquello fuese posible.
Las relaciones se acaban, a esta altura aquello era algo que Anahí tenía bastante claro, no era normal seguir atada a algo que ya había partido, mantenerse estancada en un amor que ya no había sido y Anahí deseo como en tantas noches que la ruptura hubiera sido por incompatibilidad, por acciones desmedidas, por falta de amor, sin embargo había sido por un error, particularmente uno suyo y por aquel error había perdido el amor de su vida, sin embargo tal vez, aquel amor nunca había sido suyo y por eso ahora estaba así, llorando mientras repasaba un libro que le traía más recuerdos que los que quería tener, pero era masoquista, le gustaba el dolor, aquello le hacía sentir que seguía viva.

“…qué hermoso era saber que estabas
Ahí como un remanso,
Sola conmigo al borde de la noche
Y que durabas, eras más que el tiempo.”

La noche paso, la mañana y también la tarde, de aquel día y del que le siguió, no estaba deprimida ni llorando como el día en que Abrielle se fue de su vida, no. Anahí simplemente no tenía ganas de ser ella por aquellos días, de lo que sí tenía ganas era de cambiar de piel, de renovarse, de volver a ser la de antes la versión “Anahí pre-Abrielle”, de eso no tenía dudas, quería con todas sus fuerzas volver a ser Anahí Gonzales.
“Y al tercer día se levantó”, no podía pasar toda la vida en aquel departamento, aunque no era necesaria su presencia en el café o en el club pasaría por ambos lugares en la tarde, aquel iba a ser un día para ella. A primera hora de la mañana se tomó un café, luego se bañó y como siempre salió con el pelo mojado, camino por las calles de su ciudad como antes lo hacía, buscando un pedazo de ella y solo ella en cada rincón.
Cerca del café había un restaurant nuevo que quería probar, hacía semanas que planeaba ir con Sara y no lo habían hecho, por aquel segundo Sara se metió en su cabeza y la sacudió de golpe, no quería pensar en nadie. Cuando llego al lugar pidió el especial del día, el lugar era italiano y la lasaña que le sirvieron era la mejor que había comido en su vida; parecía surreal, pero Anahí estaba disfrutando su día y pretendía seguir así por el resto de la semana.

**

En el preciso instante en que Anahí entró en el restaurant Abrielle puso sus ojos en ella, aquello era surreal, la morena se había sentado cerca de la ventana en el primer piso, donde la pelirroja podía verla perfectamente desde el segundo nivel, fue entonces que Abrielle se alegró de haber ido a comer sola, nada superaba la satisfacción de mirarla por cuarenta y cinco minutos seguidos, desde el día que la había vuelto a ver había deseado mirarla de esa forma, pero siempre había alguien más, siempre había una cercanía o una discusión o cualquier cosa que la hacía mirar hacia otro lado.
Hoy no, hoy Abrielle ni siquiera había tocado su plato, sin embargo había disfrutado la forma en que Anahí se había llevado cada bocado a su boca, la sutil manera en que tomaba la copa de vino en su mano, como extrañaba tomar una copa de vino a su lado, aunque si se ponía a pensarlo extrañaba mucho más que eso, Abrielle extrañaba todo de ella y como un virus que se implanta lentamente en el cerebro la idea de que estaba cometiendo un error con Fernando se comenzó a propagar, se extendió lentamente en cada parte de su cuerpo como algo letal, que poco a poco apago toda la atracción que podía sentir por él. Aquel sentimiento de esperanza de que algún día, tal vez con esfuerzo y consistencia esa atracción podía llegar a ser amor o algún pariente relativo a él, lo que fuese ya no importaba, la mujer que estaba sentada a unos metros de ella… al menos había estado sentada la última vez que la había mirado, Abrielle estaba tan envuelta en lo que estaba sintiendo o en lo que no estaba sintiendo, que no se dio cuenta en que momento desapareció, aquello hasta que miro a su izquierda.

- Debemos dejar de encontrarnos así –dijo Anahí sonriendo y por primera vez en meses Abrielle vio una sonrisa real en sus labios - ¿No te gusto la comida? –Preguntó Anahí y Abrielle se encontró sin palabras para responder, miró su plato y se sintió tonta por tenerlo completo, pero como no, si había pasado minutos interminables disfrutando de la mujer que ahora estaba frente a ella.

- Siéntate, tal vez el postre si me guste –dijo Abrielle mirando a sus ojos, por un segundo Anahí se sonrojo.

Anahí dudo antes de sentarse, pero no mucho porque más temprano que tarde lo hizo, había algo en la idea de estar cerca de ella una vez más, tal vez el que por una vez no habría discusión alguna entre ambas.

- Lamento mi actitud del otro día –dijo Anahí intentando retractarse de la dureza de sus palabras

- ¿Cuál actitud? –dijo Abrielle sonriendo –discúlpame tu a mí, a veces creo que ha pasado suficiente tiempo y después comprendo que no es así.

- En realidad sí, ya ha pasado suficiente tiempo –afirmó Anahí borrando la sonrisa que había en sus labios. Anahí abrió su boca para complementar lo que había dicho, sin embargo callo, pero hubo algo en la forma en que levanto levemente su ceja izquierda… Abrielle seguía conociéndola y se preguntó si llegaría el día en que la morena la sorprendería.

- Pregúntame – Abrielle dijo rápidamente

- ¿Qué cosa?

- Lo que fuese que querías preguntar y te callaste –Abrielle la miró esperando una respuesta negando lo que ella estaba afirmando, sin embargo Anahí simplemente disparo las palabras que tenía atoradas en su garganta.

- ¿Te hace feliz? –Preguntó Anahí con cierto brillo en sus ojos, si Abrielle no la hubiese conocido mejor hubiera jurado que aquellas eran lagrimas a punto de salir, sin embargo nada salió de sus ojos, solo aquel brillo.

- ¿Fernando? –preguntó Abrielle. El simple sonido de su nombre saliendo de sus labios le genero un nudo en el estómago a Anahí.

- Sí él ¿O hay alguien más?

- Nadie más –respondió Abrielle casi sintiéndose ofendida –Sí, hasta ahora sí –respondió Abrielle a su primera pregunta y aquello basto, tal vez fue la mirada que le entrego o la poca honestidad que escucho en sus palabras, aquello no importaba, en ese momento Anahí Gonzales supo que Abrielle Domínguez nunca iba a volver a ser de ella, entonces todas las lágrimas que estaban a punto de salir se disolvieron, como si de pronto aquel llanto hubiese corrido pero en su interior.

- Me alegro –mintió Anahí intentando sonar creíble

- ¿Y tú? –pregunto Abrielle

- ¿Yo qué?

- ¿Eres feliz? ¿Ella te hace feliz? –preguntó la pelirroja incapaz de decir su nombre

- Sara ya no es parte de mi vida –respondió Anahí, cuando la idea de mentir era demasiado tentadora, pero después de todo, qué necesidad tenía de mentir –término conmigo hace unos días –completo la morena, dejando claro que no había sido su decisión.

- ¿Porqué? –Preguntó Abrielle de inmediato –disculpa, no tienes que responder eso –dijo la pelirroja antes de que Anahí pudiese contestar, pero la morena tomo aire y le sonrió.

- Digamos que ella cree que aún no supero esta exnovia que reapareció en mi vida –aquella fue la respuesta de Anahí y Abrielle no supo que decir, la miro directamente a los ojos intentando descubrir algo más allá de sus palabras en su mirada, pero no se dio cuenta lo fácil que era perderse en sus ojos, lo rápido que transcurría el tiempo cuando se centraba solo en ellos, a estas alturas ella debería saberlo, no era fácil salir de aquella mirada, mucho menos cuando prefería quedarse ahí por horas y así sin más, antes de sentirse prisionera de los ojos frente a ella, hablo.

- ¿Es verdad? Lo que ella cree, ¿es verdad? – preguntó Abrielle armándose de valor, uno que no sabía si era bueno sacar a la superficie, tal vez hubiese sido mejor no preguntar, pero ahí estaba esperando una respuesta, no bastaba con que sus ojos se lo gritaran, no ella necesitaba palabras, las miradas no dicen nada cuando mantienes tus ojos cerrados, Abrielle necesitaba oír una respuesta de sus labios, pero tal vez ya era demasiado tarde para preguntar.

- ¿Tú qué crees? –respondió Anahí con otra pregunta y cuando Abrielle estaba a punto de pedirle a gritos unas respuesta coherente su celular sonó y el nombre que apareció en la pantalla era visible incluso para Anahí. “Nando”, con una figura de corazón a su lado. – Contesta –dijo Anahí poniéndose de pie –es mejor que me vaya.

Anahí se puso de pie y Abrielle vaciló entre la pantalla parpadeante de su celular y la figura de Anahí acomodando su cabello antes de marcharse – chao Abrielle –dijo Anahí lista para marcharse, no sin antes depositar un pequeño beso en la mejilla de la pelirroja, un beso que hizo que su piel recibiera un golpe de corriente tan fuerte que la hizo despertar del pequeño trance en el que se encontraba. Tanto que justo antes de que Anahí se pudiera ir, Abrielle tomo de su mano fuertemente.

- Lo siento –dijo la pelirroja buscando su mirada sin éxito alguno

- Yo lo siento mucho más –replicó Anahí y aquella fue la sonrisa más vacía que alguna vez la morena le regalo a su vista, tanto que fue incapaz de contestar la llamada, o cualquiera de las tres que la siguieron, tanto que Abrielle dudo por un segundo, si correr a buscar a la mujer que amaba o simplemente dejarla ir por última vez…

- Hola Nando –dijo contestando la cuarta llamada.

**

Cuando comenzaron a planear la despedida de solteros de sus mejores amigos, jamás pensaron que aquel día llegaría tan pronto, pero ahí estaban, Anahí saludando a los invitados que no paraban de entrar en su club con una copa de un burbujeante champagne con energizante, la combinación le estaba haciendo algo a la morena, de pronto se veía más alegre, sin embargo cada vez que miraba a la barra del lugar, veía con desagrado la figura de Fernando pegado a Abrielle, una que otra vez sacudió su cabeza en desconcierto, la pelirroja nunca había sido de estar pegada a alguien, tarde o temprano la necesidad de marcar su territorio a Fernando le iba a pasar la cuenta y ella lo sabía, sin embargo, aquello no podía importarle menos.

Anahí había vaciado el segundo vaso que llegaba a su mano, más de la mitad de los invitados ya estaban ahí, cuando faltaba media hora para que los aún solteros llegaran, Anahí decidió pasar a algo más fuerte, si iba a soportar aquella noche, lo necesitaba.

- Marco sírveme un Ouzero por favor –dijo ignorando la mirada de cierta pelirroja sobre ella.

- Pero esos no estaban en la lista jefa –respondió el joven apenado sin ver la botella del licor bajo la barra

- No, esa está en el estante de la esquina, no creo que nadie la pida de todas formas. –el joven barman no tardo en encontrar la botella en cuestión y haciendo alarde de destrezas con una sonrisa le entrego un verdoso vaso a su jefa. – Gracias Marco –añadió Anahí y con eso volvió a caminar hacia el centro de la pista, donde ahora habían mesas y sillas.

La gente estaba toda en el lugar, Abrielle miraba a distancia como cada vez se le notaba más la cantidad de alcohol en el cuerpo a Anahí, no estaba ebria, no, pero tampoco estaba cien por ciento sobria y eso ya era mucho que decir para lo que se esperaba en la noche. Abrielle hizo su mejor esfuerzo para dejarla, para que no le importara que se tomaba el segundo Ouzero de la noche y la pelirroja sabía que si pasaba a un tercero, probablemente tendría que irse antes de que llegaran los festejados, cuando al fin logro sacarse a Fernando de sus hombros fue en busca de la morena, la busco por todo el lugar y fue incapaz de encontrarla, hasta que se dio por vencida y opto por salir un segundo a tomar aire, después de todo Fernando la estaba ahogando desde que vio lo hermosa que se veía Anahí con aquel vestido blanco con un pequeño detalle negro tapando sutilmente su pecho, aquel vestido le ayudaba a lucir perfectamente bien sus curvas, Abrielle lo noto y Fernando noto la forma en que Abrielle abrió levemente sus labios en cuanto la vio.

- Diez mil pesos por tus pensamientos – dijo Anahí dejándola estática sobre sus pasos.

- Estabas aquí

- ¿Me estabas buscando? –preguntó la morena. Abrielle no supo que responder, después de todo sus labios habían dejado salir lo que estaba pensando y había sido descubierta.

- Creo que sí, ¿Estas bien?

- Sí, ¿Por qué tendría que estar mal?

- No lo sé, tal vez porque estas bebiendo más de lo normal

- Tal vez deberíamos dejar de pretender que nos conocemos –respondió la morena de forma defensiva

- Tal vez tienes razón.

- Demasiados “Tal vez” para mi gusto

- Tal vez –respondió la pelirroja sonriendo, Anahí quiso no responder a su sonrisa, pero era inútil y por menos de un minuto bajo sus defensas y sonrió.

- No puedo seguir haciendo esto Abrielle –dijo Anahí rindiéndose, intentando ser sincera una vez más o tal vez realmente sincera por primera vez desde que la había vuelto a ver, la mezcla de nerviosismo, risas y alcohol desconcertó a Abrielle, pero sabía lo que se venía, de hecho lo estaba esperando.

- No estamos haciendo nada

- Sí, al menos yo sí, no puedo decir que no me afecta verte con… él –dijo tragando algo inexistente, incapaz de pronunciar su nombre – porque me afecta, o que me hace feliz que seas feliz, porque me encantaría que tu felicidad fuese conmigo, porque te espere por tanto tiempo pero nunca luche y ese fue mi peor error y créeme que lo estoy pagando-

- No tienes que pagar nada Anahí, las cosas ya pasaron, esto ya lo hablamos –dijo Abrielle interrumpiéndola, intentando procesar todas las palabras previas y por más que quisiera saber si era ella la que hablaba o el alcohol, también sabía que el lugar no era el mejor para aquella conversación.

- Tienes razón, pero te puedo pedir un favor –dijo la morena sin pensar demasiado

- El que quieras

- No me vuelvas a hablar, por favor –completo casi en modo de súplica. Abrielle abrió su boca para responder sin embargo no pudo, se quedó así, inerte, asombrada, ahogada. Como si de pronto le faltase el aire, como la primera semana que paso sin hablarle. “En que momento me enamore tanto de ti”, se preguntó.

- No te puedo prometer eso.

- Por favor Abrielle, te lo estoy rogando, yo ya no puedo estar cerca de ti, oír tu voz y hacer como que nada paso, e insisto yo sé que fue mi error, lo tengo claro, fui yo la culpable de lo que teníamos acabara, y también fue la culpable de nunca remediarlo, entonces ahora te estoy pidiendo que por favor ya no me hables, no te dirijas a mí, no me busques como ahora.

- Podemos hablar mañana todo esto, cuando no estés así –Abrielle dejo salir aquellas palabras sin darse cuenta como los ojos se le comenzaban a aguar, no era la primera vez que había una distancia entre ambas, no la había visto por tanto tiempo y dentro de todo había estado bien, entonces porque le dolía tanto ahora, porque no podía aceptar lo que Anahí le estaba pidiendo.

-No estoy ebria, no creas que lo que te digo es por eso, te lo digo porque ya no puedo más, porque pensé que alguien más te borraría de mí y no fue así, peor aún fue ella quien lo noto, ni siquiera fui yo, tanto así se me nota, entonces por favor, ya he pagado suficiente, ya no puedo seguir pagando más.

- Está bien, si es eso lo que quieres realmente, así lo hare –dijo Abrielle dejando caer una o dos lágrimas de sus ojos, como si destaparan algo mucho más grande a su paso – ¿Por qué siento como si estuviésemos terminando?

- Porque así se sienten las despedidas –respondió Anahí y con aquellas palabras le negó la mirada pasando por su lado mientras se marchaba y ambas hubiesen podido afirmar que en ese momento algo se rompió, tal vez fue el sonido de algo de cristal rompiéndose, algo rojizo que ambas tenían latente en su pecho, de ahí en adelante, nada iba a ser igual.

No paso mucho tiempo antes de que Max y Rocío llegaran, ambas resultaron ser excelentes actrices, sin embargo fue fácil para sus mejores amigos notar que algo pasaba, tal vez lo que las delato fue la forma en que Abrielle rechazo a Fernando durante toda la noche o la intensidad con la que Anahí la ignoro, como si la pelirroja fuese un fantasma, incluso cuando la intentaba ver parecía que su mirada la atravesaba, como si fuese transparente y aquello le dolía tanto a Abrielle como Anahí.

Anahí Gonzales no volvió a beber durante toda la noche, se mantuvo en pie como un roble movible, intentando llenar todos los espacios posibles como una verdadera anfitriona y para Abrielle era imposible no seguir su desplante, no había segundo en que no mirara su figura deslizarse de un lado a otro, después de todo había prometido no acercarse, no, no hablarle. De esa forma soportaron el resto de los días hasta el matrimonio, de una u otra forma se encargaron de no verse en casi todas las reuniones que tenían, si no faltaba una, faltaba la otra y en las pocas que sí se cruzaron, Abrielle se dedicaba solo a mirarla en silencio y Anahí a evitar su mirada, a ignorarla por completo, aprendió incluso a evitar oír su voz, siempre había una canción sonando en su mente cuando la pelirroja hablaba o un grito desesperado, todo era válido.

- ¿Estás nervioso? – Anahí le preguntó a Maximiliano cuando estaban de pie en el altar, los invitados estaban casi todos en sus puestos y el cura afinaba los últimos detalles, después de tantos ensayos sabían que solo faltaban 5 minutos para que el piano comenzara a sonar y la novia caminara al altar.

- No lo sé, ansioso puede ser

- Por favor, no llores cuando te diga que sí –dijo Anahí intentado hacerlo reír

- Yo debería estar diciéndote eso a ti.

- Vah’ Sabes que ambos vamos a llorar en un momento u otro.

- Lo sé. –afirmó Max cerrando sus ojos mientras golpeaba con su hombro el hombro de Anahí, como si le estuviese dando las gracias por estar ahí con él.

Rieron una o dos veces antes de que la música comenzara a sonar, no era la típica canción de la novia caminando al altar, no. Sonaba “You and me” de Lifehouse, al menos una versión algo más lenta de ella, si es que aquello era posible. La voz de la joven que interpretaba la canción comenzó a sonar y Max sintió como se le erizaban los pelos de la piel, Anahí alcanzo su mano y le dio un pequeño apretón que su mejor amigo agradeció, como si le asegurara que seguía de pie en la tierra, fue entonces que entró Abrielle con un pequeño ramo en sus manos, con un vestido crema que por los tres segundos que Anahí la miro, la conquisto una vez más, hasta que estuvo a un metro de ella, frente a ella, de pie, esperando a Rocío que comenzaba a caminar.

Un, dos, tres… veinticinco pasos cortos dio Rocío antes de estar al lado de Max, el cura frente a ellos inició la ceremonia y aquellos fueron los minutos más largos de la vida de muchos de los presentes, menos para los novios, que sentían que todo pasaba muy rápido frente a ellos, entonces fue el momento de decir sus votos, Rocío fue la primera, prometiendo amarlo y respetarlo durante todos los días de su vida, haciendo reír a los presentes con dos o tres puntos que prometió no intentar cambiar del que iba a ser su marido y antes de que se diera cuenta ya estaba poniendo un anillo en su dedo, sellando la mitad de una alianza.

Max no tardo en comenzar a hablar, tembló como un niño mientras lo hacía y fue Anahí quien lo ayudo a respirar, entonces antes de terminar cito a Benedetti, ““Todavía creo que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas”, porque fue así que me enamore de ti, sin decirte nada, sin que me dijeras nada, como si tus ojos me gritaran que eras tú, que al fin habías llegado…” Anahí entendió aquellas palabras mejor que nadie, y por primera vez en mucho tiempo, la miró a los ojos, porque era en sus ojos que siempre encontraba la verdad y fue grato que por primera vez en tanto tiempo Anahí la viera, la mirara sin hacer de cuenta que no existía, lo ingrato fue la forma en que sus ojos le gritaron lo mucho que le dolía verla, pero lo necesitaba, como si los votos de su mejor amigo hubiesen sido también para ella, haciéndole ver que era ella, que ya había llegado, pero nada de eso importaba, ya era tarde, siempre iba a ser tarde.

Cuando Anahí esquivo su mirada cerrando sus ojos, las lágrimas que estaban contenidas se dejaron caer, fue fácil mirar a su mejor amigo y hacer como si fuesen por él, la actuación era algo que estaba mejorando y antes de que lo quisiera todo había terminado, Rocío y Max caminaban para salir de la iglesia como tantas veces lo habían ensayado, pero cuando ella debía hacer lo mismo una mano la detuvo. No tenía que mirar su rostro para reconocer su tacto, aquel tacto que le dio un tanto de oxígeno, como si de pronto hubiese una esperanza, no importaba que estuviese rompiendo su promesa, aquel tacto era distinto, como si aquellas palabras le hubiesen hecho eco a ambas con la misma intensidad, por un momento Anahí lo sintió, tanto que miró a sus ojos por segunda vez en aquel día, mientras una sonrisa confirmó lo que ambas estaban sintiendo, hasta que un masculino “Amor” hizo que Abrielle girara su cabeza por medio segundo, ignorando a Fernando que se acercaba a ella, mirando de inmediato a Anahí, pero ya no era lo mismo, la morena ya no tenía el brillo especial en sus ojos, la esperanza se le había escabullido en alguna milésima de aquel medio segundo y la oscuridad que descubrió en ellos fue como la tierra sobre sus ojos, entonces la morena se soltó, sacudiendo su cabeza y perdiéndose hacia la salida de la gran iglesia.


Fernando se mantuvo a su lado diciendo algo que Abrielle no escucho, o no le interesó oír, aquel tacto había sido el primer puñado de tierra y aquel “amor” el último, la mirada de Anahí después de aquello se lo dejo claro, aquel amor ya estaba enterrado, el verdadero amor, ese que un día había llegado para escabullírseles entre los dedos y después de todas las despedidas que habían tenido, está supo a una definitiva, dejándole una amargura tan densa en sus labios, como en su alma.

Nota: Ayer 22 fue mi cumpleaños, así que este capitulo es como para festejarlo, no fue muy alegre, lo siento por eso, pero así tiene que ser. Solo por eso dejare un pequeño párrafo de lo que vendrá, para que vean que algo de buena tengo.

"Capitulo 10: Agua.
Dicen que el cuerpo humano está formado por un setenta y cinco por ciento de agua cuando nacemos, cuando somos adultos perdemos un diez por ciento de aquel total. Dicen que por eso la luna tiene tanto poder en el ser humano, ya que tiene aquella extraña conexión con el agua. Tal vez fue la luna, las lágrimas que aquella noche estaba por traer, o simplemente fue el agua que caía afuera, ninguna lo iba a saber, lo que si era cierto era que el agua a veces puede remover lo más oculto de la tierra, sin importar su profundidad, trayéndole a la superficie como si nunca hubiese sido enterrado."

Ahora, comente, comparta y disfrute. besos a todas las que me saludaron por diferentes medios :) Gracias.


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