Anabrielle 9
Capítulo 9: Tierra
Hay amores que se pierden en el camino, tal vez
por un día, una semana o meses, a aquellos amores se le entierra a metros bajo
la superficie y como si fuese un ritual, cuando estas a punto de despedirlo, le
lanzas el ultimo puñado de tierra, para no verlo nunca más, para despedirte
para siempre, con la esperanza de que quizás en otra vida pueda resurgir.
Abrielle vio
como Anahí se giró de golpe y entró a la cocina, ni siquiera fueron los
recuerdos que aquel lugar le traían lo que la hizo sentir aquella angustia, fue
que en el instante en que vio su mirada supo que la había visto, “Anahí Gonzales, podría decir que es un
gusto”, Las palabras resonaron en sus oídos y las imágenes en su cabeza
como un flashback de una película, aquella mirada la conocía perfectamente
bien, odio era una palabra muy fuerte, tal vez repugnancia era lo que había en
ellos y Abrielle no supo que hacer.
Irse era una
opción clara, marcharse hubiera sido lo fácil, porque no quería ver aquella
mirada, no se quería retirar del lugar de esa forma, pero aquel beso no estaba
planeado, como nada de lo que aquella tarde había sucedido, Abrielle no
esperaba que Fernando fuese a abrirle la puerta, mucho menos que le diera aquel
beso, pero a pesar de todo, no esperaba que la morena lo viera.
- Laura, te
puedes encargar de la cocina por favor, después hablo contigo –dijo Anahí
saliendo de la cocina. Había evitado mirar a la pelirroja con éxito, su rostro
estaba notablemente lavado y en cuanto se giró a Abrielle, ésta pudo ver el
rojo de sus ojos, entonces se preguntó desde que hora la morena estaba
llorando, frente a ella como una estatua, su primera intención fue ir a
abrazarla, pero la frialdad con la que Anahí se movió la congelo de inmediato,
aquella era otra persona. - ¿Nos sentamos aquí? –preguntó Anahí indicando la
mesa desocupada a su izquierda. Abrielle solo asintió.
- Anahí yo…
- Creo que
tengo dos lugares donde podríamos hacer la fiesta, pero siempre podría cerrar
el club el sábado y hacer la fiesta exclusiva –Anahí la interrumpió de una
forma feroz, no quería oír lo que tenía para decir, no había una partícula de
ella que quisiera.
- ¿No te traerá
problemas cerrar el club?
- ¿Con quién?
¿Con la dueña? –pregunto irónicamente Anahí mirándola a los ojos y de inmediato
Abrielle sintió como se le clavaban en el alma, aquellos no eran sus ojos,
aquella mirada estaba lejos de ser la de Anahí, de su Anahí.
- El club me
parece una buena idea –dijo Abrielle imitando su postura, por un momento había
sentido culpa, pero luego se preguntó “¿Culpa de qué?”, acaso la morena frente
a ella no tenía novia, Abrielle no tenía por qué sentirse culpable de seguir
con su vida, después de todo no lo había querido hacer hasta ahora.
- Entonces yo
les regalo la fiesta, con todo lo que hay dentro, solo tenemos que preocuparnos
del catering y la decoración –dijo Anahí mirando la hora en su celular,
cualquier cosa para no verla directo a los ojos.
- Conozco un
servicio de catering bastante bueno que tuve que entrevistar una vez, tengo que
revisar entre mis tarjetas y puedo llamarlos esta tarde
- Perfecto – respondió
Anahí con una sonrisa que no alcanzo a notificar a sus ojos - ¿Quieres un café?
- Bueno – dijo Abrielle
mirando por la ventana
- Jaime, tráeme
dos cafés, uno negro con dos de azúcar y un latte con extra crema – Jaime
respondió con un “enseguida” y Abrielle se quedó maravillada con la forma en
que Anahí había pedido aquello, no había olvidado como le gustaba el café a la
pelirroja y aquello la hizo sonreír por dentro - ¿Quieres algo para comer?
- No gracias,
el café está bien – y es que Abrielle extrañaba tanto aquel café como extrañaba
a la morena frente a ella, si tan solo la morena se comportara con la misa
calidez que la taza de café que estaba llegando a sus manos.
- Había pensado
que podíamos hacer todo esto temático, blanco y negro sería genial – dijo Anahí
y por un segundo Abrielle vio emoción en sus ojos
- ¡Sí! me
gusta, el personal del club podría ir todo de blanco y el catering de negro y
los invitados igual
- ¿Cuántos son
del lado de Rocío?
- No he contado
aun, algunas de las chicas que no vinieron a la cena de compromiso que viajaran
esta semana, las amigas de la vida que no me agradan mucho pero hay que
invitarlas y a algunos de sus primos, creo que son unas veinte personas
- Si sumamos el
plus uno serian cuarenta, los invitados de Max son quince, en total serían
treinta
- Agreguemos
quince personas más porque siempre lega alguien más, por lo del catering – dijo
Abrielle, a pesar del elefante invisible que estaba sentado entre ambas, era
grato poder hablar así con Anahí, por momentos se sentía como si el tiempo no
hubiera pasado.
- Te envió el
modelo de las invitaciones para que las mandemos por correo y deberíamos dejar
a una persona en la puerta con una lista, para que no entre nadie más
- Sí, ¿Me la
mandaras ahora?
- Sí, déjame
enviar un correo masivo con los invitados de Max y te agrego para que lo
reenvíes a tus contactos –dijo Anahí con su celular en la mano. Abrielle
aprovechó el momento para mirarla de cerca, su pelo cayendo perfectamente tras
su oreja, su mano que de solo verla podía sentir su suavidad y cuando estaba a
punto de llegar a sus labios prefirió mirar a otra parte. Anahí podía sentir su
mirada sobre ella y sin embargo la dejo, le gustaba aquella presión que su
mirada le otorgaba, a pesar de todo, no podía negar que en su interior seguía
sintiendo, el dolor que se mantenía a flor de piel se lo seguía recordando.
Cuando Abrielle
volvió a mirarla había algo en su mirada, algo que Anahí no supo leer, quiso no
darle importancia, quiso que la actitud que le había costado trabajo encontrar
en la cocina antes de salir se mantuviera, sin embargo era difícil mantener su
papel, sobre todo cuando había algo más en su mirada que no estaba
comprendiendo.
- ¿Qué paso?
–preguntó Anahí con un tono de voz que solo denotaba cordialidad. Abrielle
abrió su boca levemente para hablar y en un segundo la cerró. Se arrepintió de
lo que iba a salir de sus labios
- Nada
- Abrielle,
puede que queramos pretender que no es así, pero te conozco, Qué te paso
- ¿Ahora
quieres que hablemos? –dijo Abrielle evadiendo la pregunta, sin embargo
desatando algo peor entre ambas
- ¿Me estás
hablando en serio? –preguntó Anahí con ironía, aquello le pasaba por intentar
tener una conversación decente. Por preocuparse.
- No voy a
hacer esto aquí, sigamos con lo que estábamos por favor
- Pensé que ya
habíamos pasado esta etapa, tú me pediste ser amigas
- Y tú no te
opusiste – Anahí la miró incrédula, como si la conversación que acababan de
empezar fuese una broma, a punto de pararse y preguntar “¿Dónde están las
cámaras? –En todo caso estamos lejos de ser amigas. Anahí, tu seguiste con tu
vida y yo seguí con la mía, en algún punto tenía que hacerlo –completo la
pelirroja sin remordimiento.
Anahí se quedó
en silencio buscando una explicación a lo que estaba pasando, aquel
enfrentamiento pasivo agresivo no era propio de Abrielle, al menos no de la
versión que ella conocía. Dos veces abrió su boca para hablar, ambas la cerró
de golpe, no iba a decir algo de lo que más tarde se iba a arrepentir, pero tampoco
se iba a quedar callada, quería decirle que media hora antes de que llegara,
Sara había terminado su relación, sin embargo la pelirroja no tenía por qué
saber eso, quería decirle todos los meses que la espero antes de aceptar salir
con Sara, nuevamente Abrielle no tenía porque oír eso, ya nada importaba, de
eso Anahí estaba segura.
- Terminemos
con esto de la fiesta para que podamos terminar con esta farsa –dijo Anahí
tomando un sorbo de su taza de café, retomando su postura inicial, volviéndose
un cuerpo de hielo sentado frente a Abrielle y la pelirroja quería seguir la
conversación, quería oírla pelear, discutir por lo que ella pensaba era lo
correcto, quería que Anahí luchara por una vez en su vida.
- Deberíamos
contratar un animador –aquello fue lo único que Abrielle dijo, como un actor
que lee una línea de su guion, Abrielle simplemente actuó.
**
“Necesitamos
hablar”, aquello era lo
único que decía el mensaje de Maximiliano cuando Anahí lo había leído una hora
antes y ahora estaba sonando el timbre de su departamento, vació departamento,
las pocas cosas que había de Sara habían sido retiradas por uno de sus amigos
la tarde anterior. Dos días habían pasado desde que Sara había terminado todo,
dos días en que no se había aparecido en el café ni en la reunión de club,
donde no le contestaba los mensajes a Max ni mucho menos las llamadas, si tan
solo hubiera sido que tenía el corazón roto por Sara hubiera sido fácil
responder una de las llamadas, sin embargo su corazón ya estaba roto de antes y
aunque había logrado reír por unos meses, donde la luz que Sara le traía a su
vida había intentado sanar todo lo de afuera, habían heridas mucho más
profundas que cierto beso se había encargado de abrir.
Anahí respiro
profundo y camino hasta la puerta, cuando vio el rostro de Max, solo basto que
intentara sonreír para que las lágrimas comenzaran a salir, una vez más, Max
veía a su amiga hecha un lio.
- Deberías
luchar por ella – dijo Max cuando Anahí termino de contarle todo lo que había
acontecido
- ¿Por Abrielle?
– preguntó Anahí alejándose de él mientras caminaba por el departamento
- Por Sara –
respondió Max mirándola con curiosidad, después de todo la morena había pasado
los últimos quince minutos diciéndole que no debió dejar ir a Sara del café, no
de esa forma
-No lo sé,
estoy tan confundida en este momento, si hubieras visto la forma en que me
miró, como si fuese otra persona Max, esa mirada no la quiero volver a ver en
mi vida
- ¿Sara te miró
así?
- Abrielle
–dijo la morena corrigiéndolo – Max en un momento estábamos a punto de discutir y pude ver todo este
fuego en su mirada y de pronto era como
si estaba frente a la muchacha que conocía en el colegio, esa que se burlaba de
mi por tener unos kilos de más, una que no tenía absolutamente nada en su corazón.
- Nai… -dijo
Max tomando aire – Abrielle le dio una oportunidad a Fernando –las palabras
dejaron su boca lentamente, sin embargo Anahí las oyó rápidamente, lo presumía,
aquello estaba claro, después de todo la pelirroja se lo había dicho, “tú seguiste
con tu vida y yo seguí con la mía”, pero muy distinto era oírlo de su mejor
amigo, confirmarlo, no quería oírlo – Te lo digo porque te enteraras tarde o
temprano.
- Max, el beso
que le dio afuera del café me lo dejo un poco claro –dijo Anahí intentado
mantenerse neutral
- Fernando es
un jugador, es la versión masculina de Abrielle antes de conocerte, Rocío tiene
la esperanza de con Abrielle se asiente, pero no lo sé, tal vez solo deberías
intentar recuperarla
- ¿A Sara?
- ¡A Abrielle
Nai! Estamos hablando de ella
- Ya es tarde
para eso Max –dijo Anahí dejando salir un par de lágrimas que rápidamente seco
con sus dedos – Yo le hice daño, directa e indirectamente, no luche por ella en
su momento y la deje ir, ahora ya no hay nada que hacer, intentar algo ahora
sería humillante
- ¿Y es tan
malo humillarse por amor?
- Ni siquiera
sé si aún siente algo por mí, tal vez Abrielle es como esas personas que ama y
olvida, para después repetir el ejercicio.
- ¿La conoces?
En todo el tiempo que estuvieron juntas, ¿la conociste?
- Sí –respondió
monosílabamente Anahí.
- ¿Y es de ese
tipo de personas?
- No.
Un abrazo sello
la conversación que acababa de tomar posición en el departamento de Anahí, un
abrazo un par de lágrimas y ciertas risas, tal vez su mejor amigo tenía razón y
era hora de que peleara, sin embargo Anahí prefirió dejar las cosas como
estaban, tomar su amor y ocultarlo en lo más profundo de su alma, como si
aquello fuese posible.
Las relaciones se acaban, a esta altura aquello era algo que Anahí tenía
bastante claro, no era normal seguir atada a algo que ya había partido,
mantenerse estancada en un amor que ya no había sido y Anahí deseo como en
tantas noches que la ruptura hubiera sido por incompatibilidad, por acciones
desmedidas, por falta de amor, sin
embargo había sido por un error, particularmente uno suyo y por aquel error
había perdido el amor de su vida, sin embargo tal vez, aquel amor nunca había
sido suyo y por eso ahora estaba así, llorando mientras repasaba un libro que
le traía más recuerdos que los que quería tener, pero era masoquista, le
gustaba el dolor, aquello le hacía sentir que seguía viva.
“…qué
hermoso era saber que estabas
Ahí como
un remanso,
Sola
conmigo al borde de la noche
Y que
durabas, eras más que el tiempo.”
La noche paso,
la mañana y también la tarde, de aquel día y del que le siguió, no estaba
deprimida ni llorando como el día en que Abrielle se fue de su vida, no. Anahí
simplemente no tenía ganas de ser ella por aquellos días, de lo que sí tenía
ganas era de cambiar de piel, de renovarse, de volver a ser la de antes la
versión “Anahí pre-Abrielle”, de eso no tenía dudas, quería con todas sus
fuerzas volver a ser Anahí Gonzales.
“Y al tercer
día se levantó”, no podía pasar toda la vida en aquel departamento, aunque no
era necesaria su presencia en el café o en el club pasaría por ambos lugares en
la tarde, aquel iba a ser un día para ella. A primera hora de la mañana se tomó
un café, luego se bañó y como siempre salió con el pelo mojado, camino por las
calles de su ciudad como antes lo hacía, buscando un pedazo de ella y solo ella
en cada rincón.
Cerca del café
había un restaurant nuevo que quería probar, hacía semanas que planeaba ir con
Sara y no lo habían hecho, por aquel segundo Sara se metió en su cabeza y la
sacudió de golpe, no quería pensar en nadie. Cuando llego al lugar pidió el
especial del día, el lugar era italiano y la lasaña que le sirvieron era la
mejor que había comido en su vida; parecía surreal, pero Anahí estaba
disfrutando su día y pretendía seguir así por el resto de la semana.
**
En el preciso
instante en que Anahí entró en el restaurant Abrielle puso sus ojos en ella,
aquello era surreal, la morena se había sentado cerca de la ventana en el
primer piso, donde la pelirroja podía verla perfectamente desde el segundo
nivel, fue entonces que Abrielle se alegró de haber ido a comer sola, nada
superaba la satisfacción de mirarla por cuarenta y cinco minutos seguidos,
desde el día que la había vuelto a ver había deseado mirarla de esa forma, pero
siempre había alguien más, siempre había una cercanía o una discusión o
cualquier cosa que la hacía mirar hacia otro lado.
Hoy no, hoy
Abrielle ni siquiera había tocado su plato, sin embargo había disfrutado la
forma en que Anahí se había llevado cada bocado a su boca, la sutil manera en
que tomaba la copa de vino en su mano, como extrañaba tomar una copa de vino a
su lado, aunque si se ponía a pensarlo extrañaba mucho más que eso, Abrielle
extrañaba todo de ella y como un virus que se implanta lentamente en el cerebro
la idea de que estaba cometiendo un error con Fernando se comenzó a propagar, se
extendió lentamente en cada parte de su cuerpo como algo letal, que poco a poco
apago toda la atracción que podía sentir por él. Aquel sentimiento de esperanza
de que algún día, tal vez con esfuerzo y consistencia esa atracción podía
llegar a ser amor o algún pariente relativo a él, lo que fuese ya no importaba,
la mujer que estaba sentada a unos metros de ella… al menos había estado
sentada la última vez que la había mirado, Abrielle estaba tan envuelta en lo
que estaba sintiendo o en lo que no estaba sintiendo, que no se dio cuenta en
que momento desapareció, aquello hasta que miro a su izquierda.
- Debemos dejar
de encontrarnos así –dijo Anahí sonriendo y por primera vez en meses Abrielle
vio una sonrisa real en sus labios - ¿No te gusto la comida? –Preguntó Anahí y
Abrielle se encontró sin palabras para responder, miró su plato y se sintió
tonta por tenerlo completo, pero como no, si había pasado minutos interminables
disfrutando de la mujer que ahora estaba frente a ella.
- Siéntate, tal
vez el postre si me guste –dijo Abrielle mirando a sus ojos, por un segundo
Anahí se sonrojo.
Anahí dudo
antes de sentarse, pero no mucho porque más temprano que tarde lo hizo, había
algo en la idea de estar cerca de ella una vez más, tal vez el que por una vez
no habría discusión alguna entre ambas.
- Lamento mi
actitud del otro día –dijo Anahí intentando retractarse de la dureza de sus
palabras
- ¿Cuál
actitud? –dijo Abrielle sonriendo –discúlpame tu a mí, a veces creo que ha
pasado suficiente tiempo y después comprendo que no es así.
- En realidad
sí, ya ha pasado suficiente tiempo –afirmó Anahí borrando la sonrisa que había
en sus labios. Anahí abrió su boca para complementar lo que había dicho, sin
embargo callo, pero hubo algo en la forma en que levanto levemente su ceja
izquierda… Abrielle seguía conociéndola y se preguntó si llegaría el día en que
la morena la sorprendería.
- Pregúntame –
Abrielle dijo rápidamente
- ¿Qué cosa?
- Lo que fuese
que querías preguntar y te callaste –Abrielle la miró esperando una respuesta
negando lo que ella estaba afirmando, sin embargo Anahí simplemente disparo las
palabras que tenía atoradas en su garganta.
- ¿Te hace
feliz? –Preguntó Anahí con cierto brillo en sus ojos, si Abrielle no la hubiese
conocido mejor hubiera jurado que aquellas eran lagrimas a punto de salir, sin
embargo nada salió de sus ojos, solo aquel brillo.
- ¿Fernando?
–preguntó Abrielle. El simple sonido de su nombre saliendo de sus labios le
genero un nudo en el estómago a Anahí.
- Sí él ¿O hay
alguien más?
- Nadie más
–respondió Abrielle casi sintiéndose ofendida –Sí, hasta ahora sí –respondió
Abrielle a su primera pregunta y aquello basto, tal vez fue la mirada que le
entrego o la poca honestidad que escucho en sus palabras, aquello no importaba,
en ese momento Anahí Gonzales supo que Abrielle Domínguez nunca iba a volver a
ser de ella, entonces todas las lágrimas que estaban a punto de salir se disolvieron,
como si de pronto aquel llanto hubiese corrido pero en su interior.
- Me alegro
–mintió Anahí intentando sonar creíble
- ¿Y tú?
–pregunto Abrielle
- ¿Yo qué?
- ¿Eres feliz?
¿Ella te hace feliz? –preguntó la pelirroja incapaz de decir su nombre
- Sara ya no es
parte de mi vida –respondió Anahí, cuando la idea de mentir era demasiado
tentadora, pero después de todo, qué necesidad tenía de mentir –término conmigo
hace unos días –completo la morena, dejando claro que no había sido su
decisión.
- ¿Porqué? –Preguntó
Abrielle de inmediato –disculpa, no tienes que responder eso –dijo la pelirroja
antes de que Anahí pudiese contestar, pero la morena tomo aire y le sonrió.
- Digamos que
ella cree que aún no supero esta exnovia que reapareció en mi vida –aquella fue
la respuesta de Anahí y Abrielle no supo que decir, la miro directamente a los
ojos intentando descubrir algo más allá de sus palabras en su mirada, pero no
se dio cuenta lo fácil que era perderse en sus ojos, lo rápido que transcurría
el tiempo cuando se centraba solo en ellos, a estas alturas ella debería
saberlo, no era fácil salir de aquella mirada, mucho menos cuando prefería
quedarse ahí por horas y así sin más, antes de sentirse prisionera de los ojos
frente a ella, hablo.
- ¿Es verdad?
Lo que ella cree, ¿es verdad? – preguntó Abrielle armándose de valor, uno que
no sabía si era bueno sacar a la superficie, tal vez hubiese sido mejor no
preguntar, pero ahí estaba esperando una respuesta, no bastaba con que sus ojos
se lo gritaran, no ella necesitaba palabras, las miradas no dicen nada cuando
mantienes tus ojos cerrados, Abrielle necesitaba oír una respuesta de sus
labios, pero tal vez ya era demasiado tarde para preguntar.
- ¿Tú qué
crees? –respondió Anahí con otra pregunta y cuando Abrielle estaba a punto de
pedirle a gritos unas respuesta coherente su celular sonó y el nombre que
apareció en la pantalla era visible incluso para Anahí. “Nando”, con una figura de corazón a su lado. – Contesta –dijo
Anahí poniéndose de pie –es mejor que me vaya.
Anahí se puso
de pie y Abrielle vaciló entre la pantalla parpadeante de su celular y la
figura de Anahí acomodando su cabello antes de marcharse – chao Abrielle –dijo
Anahí lista para marcharse, no sin antes depositar un pequeño beso en la
mejilla de la pelirroja, un beso que hizo que su piel recibiera un golpe de
corriente tan fuerte que la hizo despertar del pequeño trance en el que se
encontraba. Tanto que justo antes de que Anahí se pudiera ir, Abrielle tomo de
su mano fuertemente.
- Lo siento
–dijo la pelirroja buscando su mirada sin éxito alguno
- Yo lo siento
mucho más –replicó Anahí y aquella fue la sonrisa más vacía que alguna vez la
morena le regalo a su vista, tanto que fue incapaz de contestar la llamada, o
cualquiera de las tres que la siguieron, tanto que Abrielle dudo por un
segundo, si correr a buscar a la mujer que amaba o simplemente dejarla ir por
última vez…
- Hola Nando
–dijo contestando la cuarta llamada.
**
Cuando
comenzaron a planear la despedida de solteros de sus mejores amigos, jamás
pensaron que aquel día llegaría tan pronto, pero ahí estaban, Anahí saludando a
los invitados que no paraban de entrar en su club con una copa de un
burbujeante champagne con energizante, la combinación le estaba haciendo algo a
la morena, de pronto se veía más alegre, sin embargo cada vez que miraba a la
barra del lugar, veía con desagrado la figura de Fernando pegado a Abrielle,
una que otra vez sacudió su cabeza en desconcierto, la pelirroja nunca había
sido de estar pegada a alguien, tarde o temprano la necesidad de marcar su
territorio a Fernando le iba a pasar la cuenta y ella lo sabía, sin embargo,
aquello no podía importarle menos.
Anahí había
vaciado el segundo vaso que llegaba a su mano, más de la mitad de los invitados
ya estaban ahí, cuando faltaba media hora para que los aún solteros llegaran, Anahí
decidió pasar a algo más fuerte, si iba a soportar aquella noche, lo
necesitaba.
- Marco sírveme
un Ouzero por favor –dijo ignorando la mirada de cierta pelirroja sobre ella.
- Pero esos no
estaban en la lista jefa –respondió el joven apenado sin ver la botella del
licor bajo la barra
- No, esa está
en el estante de la esquina, no creo que nadie la pida de todas formas. –el
joven barman no tardo en encontrar la botella en cuestión y haciendo alarde de
destrezas con una sonrisa le entrego un verdoso vaso a su jefa. – Gracias Marco
–añadió Anahí y con eso volvió a caminar hacia el centro de la pista, donde
ahora habían mesas y sillas.
La gente estaba
toda en el lugar, Abrielle miraba a distancia como cada vez se le notaba más la
cantidad de alcohol en el cuerpo a Anahí, no estaba ebria, no, pero tampoco
estaba cien por ciento sobria y eso ya era mucho que decir para lo que se
esperaba en la noche. Abrielle hizo su mejor esfuerzo para dejarla, para que no
le importara que se tomaba el segundo Ouzero de la noche y la pelirroja sabía
que si pasaba a un tercero, probablemente tendría que irse antes de que
llegaran los festejados, cuando al fin logro sacarse a Fernando de sus hombros
fue en busca de la morena, la busco por todo el lugar y fue incapaz de
encontrarla, hasta que se dio por vencida y opto por salir un segundo a tomar
aire, después de todo Fernando la estaba ahogando desde que vio lo hermosa que
se veía Anahí con aquel vestido blanco con un pequeño detalle negro tapando
sutilmente su pecho, aquel vestido le ayudaba a lucir perfectamente bien sus
curvas, Abrielle lo noto y Fernando noto la forma en que Abrielle abrió
levemente sus labios en cuanto la vio.
- Diez mil
pesos por tus pensamientos – dijo Anahí dejándola estática sobre sus pasos.
- Estabas aquí
- ¿Me estabas
buscando? –preguntó la morena. Abrielle no supo que responder, después de todo
sus labios habían dejado salir lo que estaba pensando y había sido descubierta.
- Creo que sí, ¿Estas
bien?
- Sí, ¿Por qué
tendría que estar mal?
- No lo sé, tal
vez porque estas bebiendo más de lo normal
- Tal vez
deberíamos dejar de pretender que nos conocemos –respondió la morena de forma
defensiva
- Tal vez
tienes razón.
- Demasiados
“Tal vez” para mi gusto
- Tal vez
–respondió la pelirroja sonriendo, Anahí quiso no responder a su sonrisa, pero
era inútil y por menos de un minuto bajo sus defensas y sonrió.
- No puedo
seguir haciendo esto Abrielle –dijo Anahí rindiéndose, intentando ser sincera
una vez más o tal vez realmente sincera por primera vez desde que la había
vuelto a ver, la mezcla de nerviosismo, risas y alcohol desconcertó a Abrielle,
pero sabía lo que se venía, de hecho lo estaba esperando.
- No estamos
haciendo nada
- Sí, al menos
yo sí, no puedo decir que no me afecta verte con… él –dijo tragando algo
inexistente, incapaz de pronunciar su nombre – porque me afecta, o que me hace
feliz que seas feliz, porque me encantaría que tu felicidad fuese conmigo,
porque te espere por tanto tiempo pero nunca luche y ese fue mi peor error y créeme
que lo estoy pagando-
- No tienes que
pagar nada Anahí, las cosas ya pasaron, esto ya lo hablamos –dijo Abrielle interrumpiéndola,
intentando procesar todas las palabras previas y por más que quisiera saber si
era ella la que hablaba o el alcohol, también sabía que el lugar no era el
mejor para aquella conversación.
- Tienes razón,
pero te puedo pedir un favor –dijo la morena sin pensar demasiado
- El que
quieras
- No me vuelvas
a hablar, por favor –completo casi en modo de súplica. Abrielle abrió su boca
para responder sin embargo no pudo, se quedó así, inerte, asombrada, ahogada. Como si de pronto le faltase el
aire, como la primera semana que paso sin hablarle. “En que momento me enamore
tanto de ti”, se preguntó.
- No te puedo
prometer eso.
- Por favor
Abrielle, te lo estoy rogando, yo ya no puedo estar cerca de ti, oír tu voz y
hacer como que nada paso, e insisto yo sé que fue mi error, lo tengo claro, fui
yo la culpable de lo que teníamos acabara, y también fue la culpable de nunca
remediarlo, entonces ahora te estoy pidiendo que por favor ya no me hables, no
te dirijas a mí, no me busques como ahora.
- Podemos
hablar mañana todo esto, cuando no estés así –Abrielle dejo salir aquellas
palabras sin darse cuenta como los ojos se le comenzaban a aguar, no era la
primera vez que había una distancia entre ambas, no la había visto por tanto
tiempo y dentro de todo había estado bien, entonces porque le dolía tanto
ahora, porque no podía aceptar lo que Anahí le estaba pidiendo.
-No estoy
ebria, no creas que lo que te digo es por eso, te lo digo porque ya no puedo
más, porque pensé que alguien más te borraría de mí y no fue así, peor aún fue
ella quien lo noto, ni siquiera fui yo, tanto así se me nota, entonces por
favor, ya he pagado suficiente, ya no puedo seguir pagando más.
- Está bien, si
es eso lo que quieres realmente, así lo hare –dijo Abrielle dejando caer una o
dos lágrimas de sus ojos, como si destaparan algo mucho más grande a su paso – ¿Por
qué siento como si estuviésemos terminando?
- Porque así se
sienten las despedidas –respondió Anahí y con aquellas palabras le negó la
mirada pasando por su lado mientras se marchaba y ambas hubiesen podido afirmar
que en ese momento algo se rompió, tal vez fue el sonido de algo de cristal rompiéndose,
algo rojizo que ambas tenían latente en su pecho, de ahí en adelante, nada iba
a ser igual.
No paso mucho
tiempo antes de que Max y Rocío llegaran, ambas resultaron ser excelentes
actrices, sin embargo fue fácil para sus mejores amigos notar que algo pasaba,
tal vez lo que las delato fue la forma en que Abrielle rechazo a Fernando
durante toda la noche o la intensidad con la que Anahí la ignoro, como si la
pelirroja fuese un fantasma, incluso cuando la intentaba ver parecía que su
mirada la atravesaba, como si fuese transparente y aquello le dolía tanto a
Abrielle como Anahí.
Anahí Gonzales
no volvió a beber durante toda la noche, se mantuvo en pie como un roble
movible, intentando llenar todos los espacios posibles como una verdadera
anfitriona y para Abrielle era imposible no seguir su desplante, no había segundo
en que no mirara su figura deslizarse de un lado a otro, después de todo había prometido
no acercarse, no, no hablarle. De esa forma soportaron el resto de los días
hasta el matrimonio, de una u otra forma se encargaron de no verse en casi todas
las reuniones que tenían, si no faltaba una, faltaba la otra y en las pocas que
sí se cruzaron, Abrielle se dedicaba solo a mirarla en silencio y Anahí a
evitar su mirada, a ignorarla por completo, aprendió incluso a evitar oír su
voz, siempre había una canción sonando en su mente cuando la pelirroja hablaba
o un grito desesperado, todo era válido.
- ¿Estás
nervioso? – Anahí le preguntó a Maximiliano cuando estaban de pie en el altar,
los invitados estaban casi todos en sus puestos y el cura afinaba los últimos detalles,
después de tantos ensayos sabían que solo faltaban 5 minutos para que el piano
comenzara a sonar y la novia caminara al altar.
- No lo sé,
ansioso puede ser
- Por favor, no
llores cuando te diga que sí –dijo Anahí intentado hacerlo reír
- Yo debería
estar diciéndote eso a ti.
- Vah’ Sabes
que ambos vamos a llorar en un momento u otro.
- Lo sé. –afirmó
Max cerrando sus ojos mientras golpeaba con su hombro el hombro de Anahí, como
si le estuviese dando las gracias por estar ahí con él.
Rieron una o
dos veces antes de que la música comenzara a sonar, no era la típica canción de
la novia caminando al altar, no. Sonaba “You and me” de Lifehouse, al menos una
versión algo más lenta de ella, si es que aquello era posible. La voz de la
joven que interpretaba la canción comenzó a sonar y Max sintió como se le
erizaban los pelos de la piel, Anahí alcanzo su mano y le dio un pequeño apretón
que su mejor amigo agradeció, como si le asegurara que seguía de pie en la
tierra, fue entonces que entró Abrielle con un pequeño ramo en sus manos, con
un vestido crema que por los tres segundos que Anahí la miro, la conquisto una
vez más, hasta que estuvo a un metro de ella, frente a ella, de pie, esperando
a Rocío que comenzaba a caminar.
Un, dos, tres…
veinticinco pasos cortos dio Rocío antes de estar al lado de Max, el cura
frente a ellos inició la ceremonia y aquellos fueron los minutos más largos de
la vida de muchos de los presentes, menos para los novios, que sentían que todo
pasaba muy rápido frente a ellos, entonces fue el momento de decir sus votos,
Rocío fue la primera, prometiendo amarlo y respetarlo durante todos los días de
su vida, haciendo reír a los presentes con dos o tres puntos que prometió no intentar
cambiar del que iba a ser su marido y antes de que se diera cuenta ya estaba
poniendo un anillo en su dedo, sellando la mitad de una alianza.
Max no tardo en
comenzar a hablar, tembló como un niño mientras lo hacía y fue Anahí quien lo
ayudo a respirar, entonces antes de terminar cito a Benedetti, ““Todavía creo
que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas”, porque fue así que me
enamore de ti, sin decirte nada, sin que me dijeras nada, como si tus ojos me
gritaran que eras tú, que al fin habías llegado…” Anahí entendió aquellas
palabras mejor que nadie, y por primera vez en mucho tiempo, la miró a los
ojos, porque era en sus ojos que siempre encontraba la verdad y fue grato que
por primera vez en tanto tiempo Anahí la viera, la mirara sin hacer de cuenta
que no existía, lo ingrato fue la forma en que sus ojos le gritaron lo mucho
que le dolía verla, pero lo necesitaba, como si los votos de su mejor amigo
hubiesen sido también para ella, haciéndole ver que era ella, que ya había llegado,
pero nada de eso importaba, ya era tarde, siempre iba a ser tarde.
Cuando Anahí
esquivo su mirada cerrando sus ojos, las lágrimas que estaban contenidas se
dejaron caer, fue fácil mirar a su mejor amigo y hacer como si fuesen por él,
la actuación era algo que estaba mejorando y antes de que lo quisiera todo había
terminado, Rocío y Max caminaban para salir de la iglesia como tantas veces lo habían
ensayado, pero cuando ella debía hacer lo mismo una mano la detuvo. No tenía
que mirar su rostro para reconocer su tacto, aquel tacto que le dio un tanto de
oxígeno, como si de pronto hubiese una esperanza, no importaba que estuviese
rompiendo su promesa, aquel tacto era distinto, como si aquellas palabras le
hubiesen hecho eco a ambas con la misma intensidad, por un momento Anahí lo
sintió, tanto que miró a sus ojos por segunda vez en aquel día, mientras una
sonrisa confirmó lo que ambas estaban sintiendo, hasta que un masculino “Amor”
hizo que Abrielle girara su cabeza por medio segundo, ignorando a Fernando que
se acercaba a ella, mirando de inmediato a Anahí, pero ya no era lo mismo, la
morena ya no tenía el brillo especial en sus ojos, la esperanza se le había escabullido
en alguna milésima de aquel medio segundo y la oscuridad que descubrió en ellos
fue como la tierra sobre sus ojos, entonces la morena se soltó, sacudiendo su
cabeza y perdiéndose hacia la salida de la gran iglesia.
Fernando se
mantuvo a su lado diciendo algo que Abrielle no escucho, o no le interesó oír,
aquel tacto había sido el primer puñado de tierra y aquel “amor” el último, la
mirada de Anahí después de aquello se lo dejo claro, aquel amor ya estaba
enterrado, el verdadero amor, ese que un día había llegado para escabullírseles
entre los dedos y después de todas las despedidas que habían tenido, está supo
a una definitiva, dejándole una amargura tan densa en sus labios, como en su
alma.
Nota: Ayer 22 fue mi cumpleaños, así que este capitulo es como para festejarlo, no fue muy alegre, lo siento por eso, pero así tiene que ser. Solo por eso dejare un pequeño párrafo de lo que vendrá, para que vean que algo de buena tengo.
"Capitulo 10: Agua.
Dicen
que el cuerpo humano está formado por un setenta y cinco por ciento de agua
cuando nacemos, cuando somos adultos perdemos un diez por ciento de aquel total.
Dicen que por eso la luna tiene tanto poder en el ser humano, ya que tiene
aquella extraña conexión con el agua. Tal vez fue la luna, las lágrimas que
aquella noche estaba por traer, o simplemente fue el agua que caía afuera,
ninguna lo iba a saber, lo que si era cierto era que el agua a veces puede
remover lo más oculto de la tierra, sin importar su profundidad, trayéndole a
la superficie como si nunca hubiese sido enterrado."
Ahora, comente, comparta y disfrute. besos a todas las que me saludaron por diferentes medios :) Gracias.
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