Segunda Piel 7

Capítulo 8: DESPERTAR


El sol golpeó fuertemente la ventana durante toda la mañana, cúlpese al trasnoche, al alcohol o simplemente a dormir tan cómodamente en aquella cama como hacía tanto tiempo lo habían deseado, pero ninguna de las dos atendió al sol que insistentemente les dio en plena cara, el reloj marcaba las una de la tarde y no había intención alguna de abrir los ojos. 
Julieta abrazó de la misma manera toda la mañana a Bárbara, sus pies inmóviles al tacto siguieron cómodamente en las piernas de la persona que amaba, eso había salido de sus labios en plena madrugada “Te amo” dos palabras que para algunos son muy difíciles de decir y otros las dicen con tanta facilidad que pierden su significado, pero cuando Julieta lo dijo, lo sintió y fue aquel sentimiento que la hizo despertar de golpe y sin anestesia, abrazada a ella pensando que todo había sido un sueño, incluso cuando sintió con su mano su vientre pensó “Sigo soñando” y en aquella ilusa idea se acomodó más a su cuerpo, con la esperanza de nunca despertar. Bárbara no pretendía levantarse, no tenía que trabajar, ni tenía que ir a clases y sin despertar casi por inercia tomó la mano de Julieta entre su mano, sus dedos calzaban tan bien que Julieta supo que no era un sueño y antes de sentir vergüenza por la noche anterior se perdió en el aroma que salía de su cuello, un minuto duró su acción hasta que recordó los pucheros de niña, el sobre nombre nuevo de Bárbara “Reni”,  la forma en que se quitó la ropa en frente de ella y aquel fatídico “te amo” que dijo sin pensar, después de todo las palabras más sinceras se sueltan sin pensarlas.
Julieta no recordaba la última vez que había perdido la noción del tiempo, lo que si sabía era cuantos lunares tenia Bárbara en el cuello y la curiosa forma que hacían si se juntaban, ya no le importaba lo que iba a pasar cuando Bárbara despertara, ni como le pediría disculpas por su comportamiento, lo único que a Julieta le importaba en ese momento era que Bárbara tuviese suficiente sueño para pasar horas pegada a su espalda , pero lo que Julieta no sabía era que Bárbara ya había despertado y al igual que ella estaba disfrutando el tacto de su piel tras ella, contando los segundos en que podía disfrutar de ella de esa forma, ya no queriendo, sino necesitando de su piel, de su tacto, de su alma si era posible.

Los negros ojos de Bárbara se ocultaban tras sus párpados, como si aún fuese de noche para ella se negaba a abrirlos, ni siquiera el sentir la respiración agitada de Julieta en su cuello le molestaba, respiración que aumentaba cada vez más, como si estuviese a punto de hacer algo que le aterraba o deseaba, quizás lo deseaba tanto que le aterraba la respuesta de la dueña de aquel largo cuello que estaba ante sus ojos y  así sin más lo besó, no importo lo suave que lo hizo, el húmedo contacto de sus labios con el cuello de Bárbara la hizo abrir sus negros ojos como un personaje de anime, enormes, brillantes, estremecidos como su cuerpo por el segundo beso que Julieta le dio, ahora más largo, más húmedo que el anterior, logrando que en Bárbara una corriente desconocida la invadiera desde el cuello hasta el final de su vientre. Julieta continúo besándola reconociendo la respuesta de su cuerpo, no hicieron falta palabras aquella mañana, Bárbara apretó la mano que seguía entrelazada a sus dedos y la subió hasta sus labios para darle un pequeño beso, un beso que significaba mucho más que el simple contacto de su boca con su mano, un beso que decía “Sí, quiero” “sigue” “no te detengas” y Julieta supo interpretarlo como tal, sin planear sus actos y con completa inexperiencia sincronizaron sus cuerpos, Bárbara ya no estaba de espaldas sino de frente, sobre ella, levantando sus brazos para que Julieta pudiese quitar la ropa que la distanciaba de ella y su piel, por primera vez sus verdes ojos se encontraron con lunares nuevos, con cicatrices jamás vistas y con una sonrisa en sus labios alzo su cuerpo para sentarse a su altura, para cruzar sus ojos oscuros y claros, para perderse en el beso que no demoro en llegar, un beso que por primera vez supo distinto, ya no era café con leche y canela, aquel beso supo a amor y ese sabor no se describe, se siente.

El beso continúo mientras Julieta paseaba sus manos por su espalda, mientras más se agitaba su respiración más el cuerpo de Bárbara se estremecía en sus manos, sin causar dolor, sino placer y aquel placer llevo la boca de Julieta a su cuello y las manos de Bárbara a quitar la molesta pieza de ropa que seguía en lo superior de su cuerpo, que le impedía el limpio contacto con su piel, que deseo por un momento que se desvaneciera mágicamente, que casi fue lo que sucedió cuando la quito lanzándola lo más lejos posible, dejando su piel como siempre la había imaginado, pero lo que recibían sus ojos superaba su imaginación. Bárbara era ahora quien besaba su cuello, quien recorría libremente su espalda y quien estaba a punto de hacer que la cabeza de Julieta cayera a su espalda, sin tener dominio de su cuerpo al preciso momento en que sus labios arrasaron de golpe con la voluptuosa piel que sobresalía de su pecho, cada beso, cada tacto que acompaño con su mano en ellas, cada succión y soplo que varió con su lengua en los rosados botones de su cuerpo hicieron que Julieta sintiera el éxtasis mismo, haciéndola volver en su recorrido con su respiración agitada y una sonrisa en sus labios, cuando estuvo al frente de sus ojos su sonrisa se volvió risa y al oído de Bárbara se reconoció como el sonido que más amaba de Julieta; entre risas y besos desquiciados se deshicieron de la ropa que aún molestaba sobre sus cuerpos, el caluroso juego de estar la una sobre la otra en aquella pequeña cama sin querer las llevo al suelo, el frío piso se apodero de la espalda de Bárbara y el brillo en su mirada le borro la sonrisa a Julieta, Bárbara hubiese podido jurar que sus ojos habían cambiado de color y en medio de todo su verde se perdió en un dorado tan fuerte como la necesidad de ser la una de la otra.

El frío en su espalda dejó de ser frío cuando su cuerpo emanaba tal calor que era capaz de derretir un trozo de hielo si hubiese sido puesto en cualquier parte de él, el sol que invadía constantemente la ventana llenaba sus cuerpo de tonalidades que con cada beso de la una con la otra grababan un mapa en sus ojos para nunca olvidar lo que acababan de recorrer. El silencio a punto de romperse colapso en sonidos que la gente denomina “Gemidos”, tan fuertes, tan agudos, que se volvieron gritos de locura y placer golpeando todas las paredes a su paso, impregnándose en ellas como ambas mujeres de sus cuerpos hasta que el tacto mutuo, la humedad impulsada por dos cuerpos volviéndose uno en aquel tibio piso de un gran cuarto sin paredes ni divisiones las volvió un geiser recién descubierto, donde el calor de sus cuerpos emanaba el vapor capaz de quemar al tacto y la densidad de sus cuerpos se escurría entre sus piernas en un sonido a dúo sin nombre alguno que escapaba de sus bocas al unísono, tan fuerte, tan desconocido, que el éxtasis mismo perdía su significado. Julieta se desplomo como un paño de seda sobre Bárbara, besó sus labios en cuanto fue capaz de acomodarse en su boca y sonrió sobre ellos mientras bárbara rodeaba su cuerpo aferrándose en un abrazo, perdiéndose a través de sus ojos en su alma una vez más.

~ O ~

El sonido feroz del estómago hambriento de Julieta las sacó del silencio en el que se habían refugiado cuando volvieron a la cama, Bárbara se sentó con los pies fuera de la cama luego de reírse por el curioso  ruido – Buenos días – dijo volviendo su cuerpo para besar los labios de Julieta. – Creo que buenas tardes sería más propio – murmuro Julieta luego de separar sus labios. El reloj en la pared marcaba las seis de la tarde y de continuar así lo que iban a decir era “buenas noches”, sin embargo Bárbara se puso de pie y se movió descalza por el lugar, descalza y desnuda ante los ojos de Julieta que a cada minuto de aquel día que pasaba con ella descubría algo nuevo. A Bárbara no le incomodaba lucir su cuerpo a la luz el día, solo si los únicos ojos sobre ella eran verdes y pertenecían a Julieta, no se avergonzaba de las cicatrices en su cuerpo, por las que Julieta sentía curiosidad, aunque no tanta si hablar de ellas le traía dolor a Bárbara.

- ¿Seguirás paseándote así? – Pregunto Julieta con una sábana sobre ella hasta su pecho

- No. – Contesto Bárbara con una sonrisa de maldad en sus labios – No tengo nada para cocinar, ¿te tinca salir a comprar algo para preparar?

- ¡Nooo! – Dijo Julieta de infantil manera – por qué no pides algo a domicilio y mientras llega nos damos un baño, llama de mi celular.

- ¡Ja, ja, ja, ja! Un baño juntas – dijo aun riendo Bárbara

- Si no quieres me baño sola y punto

- No se trata de querer o no querer, pero estoy segura de que si entro contigo a esa ducha probablemente nos salga la luna – dijo Bárbara mientras Julieta se levantó de la cama

- Bueno entonces yo me baño sola mientras tú pides la comida y a lo que salga te bañas tu – dijo Julieta caminando hasta el baño

- ¡Tú sabes dónde están las toallas! – Grito Bárbara riendo mientras Julieta se perdía dentro del baño

- ¿De verdad no vas a venir?

- Ju… Bañate luego – dijo Bárbara mientras marcaba desde su celular, esperando a cortar la llamada para meterse con ella bajo el agua.

Cuarenta y cinco minutos se debía demorar la comida en llegar, pero tardo cincuenta, los mismos que la ducha de ambas. Julieta salió con la toalla envuelta en su cuerpo y sin abrir demasiado la puerta recibió las bolsas y pago regalándole el cambio al joven curioso por saber cómo se veía el resto de su cuerpo tras la puerta, Julieta le sonrió con lastima y cerró la puerta para dejar las bolsas sobre la mesa y mirar como Bárbara secaba su cuerpo para vestirlo por primera vez en el día.

- Me encantan estos “Wraps” del “Subway” – dijo Julieta mordiendo con ansias su comida

- Lo sé – dijo Bárbara bajando el wrap que tenía en su mano – Ju… aún tenemos que hablar

- Yo pensé que me escaparía de esta platica – dijo Julieta riendo mientras se acercaba para darle un beso

- No, creo que ahora más que nunca tenemos que hablar

- Igual ya no me interesa saber porque no quisiste estar conmigo antes – dijo Julieta en su tono de voz más pícaro. Luego vio el rostro de Bárbara y un nuevo miedo apareció en ella – Reni no me digas ahora que después de todo lo que paso no quieres estar conmigo, yo sé por todo lo que pasaste y la verdad ahora quien tiene que prometer que no hará sufrir a la otra eres tú, no yo. 

- No… - dijo Bárbara con un tono irónico – no te diré eso, y ahí tienes tu respuesta del porqué esto no paso antes, pero por favor ¡deja de decirme Reni!

- Júrame que no me vas a hacer sufrir

- Júrame que esto es real – dijo Bárbara cerca de sus labios - ¡Auch! – grito cuando sintió dolor en su brazo

- Si te duele es real – contesto Julieta riendo

- Ah, gracias por la demostración – dijo Bárbara alejándose de sus labios.

Julieta rio por su cara de disgusto y aprisiono su mentón entre su mano para atraer su rostro frente al de ella – Júrame que no me harás sufrir – dijo sobre sus labios y mirando el centro de sus oscuros ojos

- Te lo juro – contesto Bárbara para luego besar su boca de tal manera que olvidaron que existía el hambre y que había comida sobre la mesa.

Después de perderse en sus labios por un periodo indeterminado, la realidad golpeo a su cara y ambas supieron que había mucho que hablar antes de continuar con la extraña relación sin nombre aún que mantenían entre las dos. El celular de Julieta sonó y mientras contestaba salió a fuera de la casa para hablar con tranquilidad o para que Bárbara no oyera posiblemente, cualquiera fuese el motivo ella estaba afuera mientras Bárbara terminaba de levantar todo lo que había sobre la mesa. Su conversación por celular duró tanto que Bárbara tenía todo lavado cuando Julieta entró nuevamente a la casa, sus miradas se cruzaron en silencio y ambas notaron en la otra el miedo reconocido de antes, Bárbara camino hasta el sofá y Julieta se sentó a su lado.

- ¿Hubo algo entre tú y Alejandra?

- ¿Por qué me preguntas eso?

- Porque lo insinuaste en la “U”

- Quería molestarte – dijo Bárbara sonriendo – no me mires con esa cara que te lo merecías

- Tarada

- Y tú, con tu amiga esa, nunca me hablaste de ella y de pronto aparece a tu lado cada vez que puede

- ¡Te pusiste celosa de Andrea!

- ¿Así se llama?

- Reni no te enojes, Andrea es una amiga de toda la vida, hace años se fue a estudiar afuera y ahora regreso a trabajar aquí, pero no hay nada entre nosotras

- ¿Y por qué anda contigo para todos lados? ¿No tiene vida acaso?

- Tiene vida, tiene trabajo y todo eso, pero se vino a vivir conmigo al departamento

- ¿Qué departamento?

- Mi mamá lo compro hace un tiempo y hace dos meses me cambie, después de lo de mi papá y lo que paso entre nosotras, no sé, quise un cambio y lo acepte – Bárbara oyó atenta sus palabras, pero su mente cambiaba sus viejas inseguridades por unas nuevas, cómo encajaba ella en el mundo de Julieta, aún no lo entendía.

- Ah… y vives con tu amiga

- Se llama Andrea y te va a caer bien, solo tienes que conocerla

- Ya la conocí

- ¿Cuándo?

- Ayer me fue a hablar, no quería fumar sola

- ¿Te dijo algo? – preguntó con temor Julieta

- Quería saber porque lo nuestro no había resultado

- ¿Y tú que le dijiste?

- ¿De verdad tienes que preguntar?

- Y pensar que fue tu antipatía lo que primero me gusto de ti – dijo Julieta acercándose a ella para cobijarse entre sus brazos, como antes, como siempre tuvo que ser.

- Te extrañe – dijo Bárbara y por primera vez en el día Julieta oyó sus sentimientos más allá de sentirlos

- Yo también – contestó Julieta y un corto beso amplifico sus palabras – Reni yo quiero estar contigo… a ver es primera vez que digo algo así y tengo claro que si yo no lo digo tu nunca lo vas a decir… así que… ¿Reni quieres pololear conmigo?

- Yo pensé que ya estábamos pololeando – dijo Bárbara riendo y borrando de golpe su sonrisa al ver la cara de Julieta – Quiero, pero tienes que hacer una promesa

- ¿Cual?

- No quiero dramas Ju, ni discusiones, ni peleas, prométeme que siempre hablaremos no importa lo que pase, yo quiero estar contigo porque lo que siento por ti es demasiado grande para soportar estar lejos de ti, pero necesito terminar por lo que he luchado toda mi vida, no quiero que nada se interponga en eso

- Lo sé hermosa, lo tengo más que claro y prometo que no voy a hacer nada para interceder en eso, lo nuestro va a ser suma y no resta… ahora volvamos a eso demasiado grande que sientes por mí

- Me harás que lo diga – dijo Julieta con los sentimientos a flor de piel

- No es tan difícil – contesto Julieta perdiéndose en sus oscuros ojos como adoraba hacerlo – pero no vale si te tengo que obligar – Bárbara se acercó a su boca sin decir nada, en un besó que Julieta sintió como el más importante, de todos los que le habían quitado la respiración, esté hizo incluso que su corazón dejase de latir por un instante, sus labios se pasearon en su boca en total plenitud, no había necesidad de decir las palabras, Bárbara lograba decirlas sin siquiera hablar, sin embargo las dijo igual, alejándose de sus labios por un instante, “Te amo”, dijo en un susurro sobre su boca y las palabras resonaron en los oídos de Julieta como una droga de las más duras, causando efectos favorables en sus labios al momento en que se lanzó a besarla sobre el suave sofá, un beso que duro hasta que Julieta se apartó de ella para mirarla con sus enormes ojos verdes en lo que Bárbara interpreto como espanto – eso significa que perdonaste mis estupideces y que ya no me odias ¿cierto? – dijo Julieta causando la risa interminable de ambas en un abrazo que iban a recordar por el resto de sus vidas.

~ O ~

La idea de salir había sido de Bárbara y como Julieta no quería separarse de ella tan pronto le rogó para que la acompañara a su departamento a buscar ropa para al menos un día, después ya verían lo que iba a pasar. Primero iban a tomar un taxi, luego recordaron lo bien que se sentía caminar con la otra de la mano, haciendo que nada a su alrededor les importara, las luces de los postes podían haber estado prendidas solo para ellas, los faroles de las plazas iluminaron con más fuerza cuando ambas caminaron abrazadas entre ellos, todo lucía distinto en un nuevo mundo solo de dos, de ellas dos.

- Creo que este día ha sido el segundo más feliz de mi vida – dijo Julieta tomando a Bárbara para hacer un paso de baile mientras caminaban. Bárbara no lograba dejar de sonreír a su lado

- ¿Cuál es el primero?  - Pregunto propiamente luego de oír la anterior declaración

- El día que choque mi cabeza con una antipática mujer

- ¿Era pesada?

- ¡Buuu! Pesada, arrogante, antipática, mal educada, puedo seguir

- Mal comprendida diría yo. Antes de conocerte el día más feliz de mi vida fue cuando pude tener un lugar mío para vivir, yo creo que fue el único feliz de mi vida – dijo bárbara con total sinceridad. Julieta sintió que por fin la conocía de verdad – Ahora debo asumir muy a mi pesar que no sé cómo vivía antes de conocerte, Ju… - dijo deteniendo su paso para que estuviese frente a ella – yo no sirvo para las cosas cursis de películas, tu sabes lo que pensaba yo del amor antes de conocerte, pero contigo siento que eres más necesaria para mí que el aire…

- Algún día vas a dejar de tener miedo

- No lo sé, a veces es bueno sentirlo

- Lo sé, pero no pretendo alejarme de ti en mi vida, ni en esta ni en las que vendrán.  – Bárbara le regalo media sonrisa y continúo caminando a su lado

- No te acostumbres a estos momentos cursis – dijo mientras tomaba su mano buscando su calidez

- No lo iba a hacer, creo que algo poco te conozco.

Cuando caminas al lado de la persona que amas, el trayecto se vuelve corto, el frío no existe y el tiempo comienza a ser relativo. Bárbara entro al edificio de Julieta y sintió un escalofrío que la hizo quitar su mano de la comodidad en la que estaba, Julieta ignoro su rostro lleno de miedos y volvió a tomar su mano, pensó en subir por el ascensor, pero era más entretenida la escalera, después de todo el caminar por dos horas no tenía efecto en su cuerpo, pero quizás cinco pisos si lo hacían.

- Última vez que me haces subir escaleras – dijo Bárbara mientras Julieta la tiraba para que subiera

- No seas niñita, si queda solo un piso – dijo un escalón sobre ella, estirando sus labios para que Bárbara los besara, pero cuando Bárbara se acercó ella los retiro subiendo otro escalón

- Ju… si quieres jugar yo igual puedo – dijo Bárbara con una voz que dejo inmóvil a Julieta, Miró hacia arriba y abajo y probablemente nadie ocupaba las escaleras en ese edificio, tomo sus manos y las volvió prisioneras bajo las de ella  sobre la baranda de la escalera, acomodo su cuerpo sobre el de Julieta y respiro cerca de su cuello causando un leve sonido de la boca de Julieta, el que quiso callar de inmediato cerrando sus labios, su pierna izquierda se cruzó justo en medio de las de Julieta y cuando estuvo a un milímetro de besarla se detuvo – No. Creo que si no es la barra de un bar esto no resulta – y riendo subió en un instante el último piso que quedaba, mientras Julieta intentaba recuperar la respiración y planeaba la forma de vengarse por tal insulto.

- No te voy a decir absolutamente nada – dijo Julieta cuando la alcanzo en la puerta para salir de las escaleras

- No me guardes rencor Ju – dijo bárbara sonriendo – el rencor es malo

- No te diré nada

Julieta salió delante de ella e introdujo su llave a la puerta que tenía un “28” en medio, entró al abrirla y Bárbara se quedó de pie en la puerta mirando el lugar, no sabía si esperar a que le dijera “pasa” o salir corriendo del lugar, solo desde la puerta Bárbara pudo contemplar un nivel de vida que ella estaba lejos de tener y no era envidia lo que sentía, ni tampoco miedo, por un momento se sintió feliz, ella no necesitaba nada de lo que ahí había para estar bien, ni un refrigerador de dos puertas, ni un sillón de cuero negro, ni mucho menos un enorme televisor en la sala, si algo sintió Bárbara en ese momento fue lastima, por la cantidad de dinero desperdiciado en un solo lugar, probablemente Bárbara era de otra época.

- Vas a pasar o te quedaras en la puerta – dijo Julieta mirándola con calma mientras observaba todo el lugar

- Es idea mía o de verdad te enojaste

- No estoy enojada, pasa y cierra la puerta

- Julieta, no te puedes enojar por eso

- No estoy enojada – repitió Julieta. Bárbara siguió de pie en la puerta

- ¿Quieres que me vaya? Si quieres nos vemos mañana

- Bárbara… no quiero que te vayas, no estoy enojada, vine por ropa la tomo y nos vamos, ¿vas a entrar sí o no?

- Me había acostumbrado a que me dijeras Reni – dijo Bárbara riendo desde la puerta. Julieta no pudo contener su seriedad por más segundos, su sonrisa ridiculizada por la situación exploto de inmediato haciendo que Bárbara entrara y cerrara la puerta tras ella.

- Tarada – Dijo Julieta justo antes que Bárbara la besara entre sonrisas y abrazos que llenaron de vida el deshabitado departamento

- ¿Y tu amiga no va a llegar?

- Iba a salir con Francisca

- Entonces no va a llegar – murmuro sobre sus labios entre beso y beso – podríamos continuar lo de la escalera – dijo riendo

- Señorita Bárbara esta algo atrevida en este momento – susurro Julieta entre palabras mientras Bárbara se apoderaba de ella con sus manos

- Es que creo que hoy me desperté enamorada

- Te amo – susurró Julieta en respuesta y las manos de Bárbara la tomaron de sus piernas hasta alzarla en brazos, Julieta se aferró a su cuerpo mientras la besaba una y otra vez

- No sé para donde voy – dijo Bárbara riendo mientras interrumpía la labor de Julieta, la que se bajó de ella para darle la mano y guiarla hasta su cuarto, deseándola con la mirada hasta que cerró la puerta. Tras ella el amor se hizo presente una vez más, “Te amos” susurrados viajaron una y otra vez mientras sus cuerpos se hacían de la otra, mientras sus bocas se apoderaban de su piel y marcaban su paso con todo lo que había en ellas. Julieta sintió que perdería la cordura de un momento a otro, la forma en que aquellas curiosas manos descubrían todo en ella haciéndola sentir cientos de sensaciones que nunca antes había conocido, no importaba con quien hubiese estado, mucho menos que otras manos la hubieran tocado, la forma en que Bárbara se hacía paso en ella… no existía forma alguna de que alguien más pudiese llevarla a sentir las estrellas, sin nunca haber viajado.

La cama de Julieta doblaba el tamaño de su cama, Bárbara pensó en que quizás podría sacar de sus ahorros y comprar una más grande, la comodidad de la de Julieta la estaba convenciendo de aquello. Julieta miraba el techo sintiéndose completa por primera vez en su vida, “Así se siente encontrar tu otra mitad” pensó, la mano de Bárbara descansaba tras su cuello y jugaba con su cabello haciéndola sentir amada, como si fuese posible sentirse aún más así. Se giró para descansar en su hombro izquierdo y con su mano derecha jugó con la piel de Bárbara, dibujando con sus dedos corazones y flores cubiertas de “te amo” invisibles que le causaban cosquillas, hasta que su dedo se paseó por una de sus cicatrices, estaba debajo de sus seno derecho y probablemente era una de las más difíciles de ubicar en su cuerpo. Bárbara se sintió estremecer al tacto casi insensible de su dedo, mientras Julieta deseaba que la magia existiera para poder borrarla, que desapareciera junto con el mal recuerdo que la había traído a la vida.

- Una vez quise hacerme tatuajes – dijo Bárbara – pero hubiese sido cambiar una cicatriz por otra

- No necesitas tatuajes – dijo Julieta con su más dulce voz – me encantas – susurro sin poder contenerse cuando vio a bárbara morder su labio, solo para besarla después de eso

- Mañana tengo que trabajar – reclamo Bárbara queriendo por primera vez desde que trabajaba que el “mañana” no llegara

- Hiciste un puchero de bebe

- No, mentira

- Si… estiraste la trompa así – dijo Julieta imitándola

- ¿Así? – preguntó bárbara repitiendo su acción

- Eres tan hermosa, pero una tarada a veces

- Si no supiera que ese “tarada” es con amor…

- ¿Qué harías?

- Te ignoraría probablemente

Las absurdas risas que llenaban la habitación mientras siguieron conversando impidieron que una de las dos escuchara cuando la puerta del departamento se abrió, o las nuevas risas que entraron antes de que la puerta volviera a cerrarse. Ambas estaban desnudas sobre la cama y entre ella no había necesidad de taparse, no había nada que quisieran ocultar de la otra, hasta que la puerta se abrió y de una forma casi imposible Julieta las tapo a ambas en un solo movimiento “¡Cierra la puerta!” grito Julieta y la puerta de inmediato volvió a cerrarse para luego oírse dos risas explosivas tras ella.

- Tus amigas, asumo

- Debimos volver a tu casa

- Aún es temprano

- Si, pero no me van a dejar irme – dijo Julieta sentándose en la cama sin ánimos de iniciar una batalla con sus amigas que sabía era perdida – de seguro que están ebrias

- Entonces me voy yo, mañana tengo que ir a trabajar temprano después de todo

- No. – Dijo Julieta parándose para vestirse – yo quiero quedarme contigo

- Oye… yo me voy, tú te quedas y mañana nos vemos – respondió Bárbara divertida por el comportamiento de Julieta

- Dije que no, tú te vas a quedar aquí y yo iré a calmar las bestias, sería bueno que durmiéramos aquí para variar

- Julieta Zúñiga Parra, ¿Me estás dando una orden?

- ¡Si! Ahora metete a esa cama y espérame aquí.

- Si te demoras me visto y me voy, y esa no es una amenaza

- Bueno – dijo Julieta acercándose para besarla – esto de las conversaciones… me gusta eh, lo vamos a hacer seguido.

Julieta salió del cuarto sintiéndose el centro de atención, mientras Bárbara se tomaba su tiempo para husmear, Andrea y Francisca intentaban no reírse cuando vieron venir a su amiga, peor la risa era algo inevitable en su situación y en su estado – Ustedes están ebrias – dijo Julieta buscando algo para llevarse al cuarto con bárbara, Francisca entre su risa la miraba con alegría sintiendo que al fin la veía completamente feliz, pero en el rostro de Andrea había algo más y ese algo más eran los celos propios de una amiga, querer que todo fuese como antes cuando eran solo las tres y tener que compartir a sus amigas con alguien más no era algo que le agradase, sin embargo ella no tenía voz ni voto en sus relaciones.

- ¿Se van a quedar aquí? – pregunto Francisca

- Nosotras si, ustedes no

- Se pega la pesadez – dijo Andrea

- No se pongan camotes, se suponía que te quedarías con Francisca hoy

- Se suponía, pero te extrañábamos

- Ya, mañana nos ponemos al día, ahora yo me iré a encerrar a esa pieza, si quieren prestar oídos adelante – dijo Julieta riendo mientras se perdía en el pasillo a su pieza.


Cuando entró, se encontró con Bárbara mirando sus fotografías en la pared, puso el pestillo a la puerta y perdió su mirada en la silueta de la mujer que amaba y en su pelo largo cayendo suelto en su espalda, dejó la bandeja con comida sobre la cama y se aferró a su cuerpo desde su espalda – Te va  a dar frío – Susurro en el oído de Bárbara que parecía enamorarse un poco más de ella al ver las expresiones en sus fotografías. – No siento frío si estás conmigo – respondió Bárbara en el mismo susurro descansando hacia atrás su cabeza en su hombro. Bárbara se giró para encontrar su boca y se adentró en ella en cuanto la tuvo en frente, ninguna de sus mentes guardaba pensamientos por primera vez en mucho tiempo, sus mentes se mantuvieron en blanco mientras la pasividad del beso las hizo sentir que flotaban en aquella habitación, ni siquiera importo el ruido de la pieza continua, aquello no las detuvo de sentirse en otro mundo, en uno propio solo de ambas y así lo sintieron hasta que una de las dos quito su boca de la otra, Bárbara apoyo su frente en la de Julieta y no tardo en quitar la polera que cubría su cuerpo, ni los pantalones que ocultaban sus piernas, cuando al fin la tuvo como quería Bárbara lo entendió, no había forma de que sintiera tanto por alguien, que ese alguien fuera mujer y que la hubiese encontrado siendo tan joven, entonces fue ese el momento en que hizo las palabras de Julieta propias – Te debo conocer de otra vida – dijo mientras besaba su cuello, al mismo momento en que se hacía de su alma, de su piel y no había posibilidad de que aquella piel le perteneciera a alguien más, no cuando era de ella, no si la sentía su segunda piel.

Nota: La próxima entrega me está dando trabajo, les pido paciencia. Si te gusto ésta, por favor comenta y si no te gusto también; comparte con tus seguidores de G+ o donde quieras, denme una mano.

Gracias a todos quienes leen y disculpen si hay algún error, siempre se me pasan.  

Comentarios

  1. Me encantó esta entrega, tal como me encantan todas tus historias, prestas mucha atención en detalles... Espero impaciente por la siguiente :) no las hagas sufrir separadas, se merecen felicidad

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    1. Se merecen toda la felicidad del mundo y en eso concordamos, :)

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  2. eres increible cada vez te superas mas , este capitulo esta buenisimo, ojala ya no me las hagas sufrir, si el siguiente te esta dando trabajo a de ser porque va estar excelente, lo espero con ansias como siempre,besos

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    1. eso es lo que yo quiero, que quede excelente, Gracias Josefina! Saludos

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  3. Cada vez que leo algo tuyo quedo fascinada y hasta un poco enamorada, se podría decir.
    Saludos desde Argentina. Espero con ansias la próxima entrega.

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    1. Muchas Gracias! yo espero terminarla pronto para que la disfruten

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  4. Zas como cuanto tardara ? jajajaa espero no se convierta en semanas la espera a mi me agrada mucho la historia *_* , quería preguntar por sus otras historias es que las busque aquí y no están .


    Un saludo desde Mexico

    Maria

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    1. María, dame un tiempo y reescribie mis historias antiguas para subirlas en pdf, no va a ser pronto, pero lo haré!

      Un saludo desde Chilito

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  5. Hola de nuevo tus historias me hacen soñar y enamorarme. Espero que la continuacion no sea muy tardada. Eres espectacular. Un abrazo desde el pais de la eterna primavera

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    1. No si esta bien encaminada, pero cuando la lean lo entenderan, necesito tiempo para que sea perfecto.

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  6. Me he enamorado aún más de esta historia y de los personajes!. Tomate tu tiempo, de seguro será perfecta la próxima entrega. Saludos y muchas gracias nuevamente :)!!!

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    1. ya está la nueva entrega y gracias a ti por siempre comentar!

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  7. ¡Qué preciosidad de capítulo!

    Me había quedado pensando en las "conversaciones que se dicen mejor sin palabras", pero, ya entendí. (a veces necesito que me expliquen con manzanitas).
    Excelente que compartamos apellido ¿prima? Jajaja, Fernández es un apellido de gente chévere. :D

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    1. A mi me gusta más explicar con dibujitos, pero creo que lo explique bien con palabras :D

      Saludos Prima! - Los Fernández somos la hostia (como diria un viejo amigo)

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  8. Wow simplemente genial, la lei tres veces, pues me facino, y estoy de acuerdo que no sufran mas jeje... Defintivamete admiro como plasmas cada sentimiento y escena, eres genial.. En pdf wow crees que tendriamos oportunidad de descargarlas? Eso seria genial, ojala se pudiera... Saludos desde Mexico... ANGEL DE MAR

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    1. esa es la idea, pero necesito tiempo porque quiero hacer una versión "2.0" algo de lo viejo con algo de lo nuevo :)

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  9. ¡Qué lindo capítulo! Me encantó!! me intriga pensar cómo sigue esta historia.
    Muy bueno!!
    Saludos,
    Sole

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  10. precioso como siempree...es un placer leer tus historias.

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    1. Gracais por comentar! es mi forma de saber que estoy siendo leida :D

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  11. Me parece que en diferencia al anterior capi, este estuvo mejor escrito, se dividio mejor los tiempos y personajes, muy buen capi, espero la continuacion pronto

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  12. hola tobilu todavía no lei esta historia porque por temas personales no estube entrando a tr ni aca pero te comento aca porque es lo ultimo que escribiste entonces es mas facil que veas el comentario creo

    no soy muy buena comentando siempre me enrredo solo queria felicitarte por lo bien que escribis tus relatos son muy bueno y decirte que hoy busque tu perfil en tr (para entrar aca desde el enlace) y vi que lo habias borrado es una pena que se pierdan tus otros relatos son muy buenos yo te leo desde otoño de olvido espero vuelvas a publicarlos aca realmente seria una pena que esos relatos se perdieran

    pd: me gustaria contactarte pero ya no se como

    desde ya muchas gracias por tu tiempo en leer mi comentario cordiales saludos

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