Un Principio Después de un Final VI (Final)

El tiempo no siempre nos acompaña acorde a lo que queremos, lo que ayer era el tiempo perfecto para amar y sentirte amada hoy es solo el reflejo de un antiguo pasaje en el libro de la vida. No importa cuánto repasemos en nuestra mente las decisiones que tomamos, rara vez éstas resultan bien, por ejemplo Rafa, decidió olvidar lo que en realidad siente y se aferró a la historia que un día tuvo y Andrea olvido que el amor no se apaga con los años, solo que el amor que ella esperaba no era el que en realidad seguía encendido. Todo por aquella antigua costumbre humana de aferrarnos a lo que ya no existe, no importan las señales a nuestro alrededor, ni lo claras o difusas que sean.


La mañana trajo con el sol distintas emociones entre ambas féminas, para Rafa la ilusión de un nuevo comienzo estaba a la vista, solo que no era un nuevo comienzo sino la continuación de un punto suspensivo sin final y mientras Rafa sonreía esperando que todo fuera mejor entre ambas de ahora en adelante, Andrea miraba lo vacía que lucía su cama por la mañana, se sintió confusa, era esto lo que en realidad quería o era solo un capricho de juventud que no se resignaba a perder así como así. Su cabeza tuvo horas para averiguar la respuesta, pero nada bueno salía de ella.

- ¿No iras a trabajar hoy? – la pregunta le caía tan mal a Rayen que prefirió el sorbo de café antes que dar una respuesta - ¿Estas bien?

-  Amanecí con calambres al estómago, la verdad no tengo fuerzas para ir a la oficina

- Pero te duele mucho, tomaste algo? – Rayen no sabía si alegrarse por su preocupación o sentirse patética por estar mintiendo

- Voy a estar bien, solo quiero irme a la cama un par de horas

- Bueno, avisare en la pega que no te sientes bien, pero llámame si necesitas cualquier cosa, por favor.

- Tú ve tranquila

Rayen camino hasta Rafa y fue imposible no admirar lo radiante que se veía, lo hermosa que lucía por las mañanas aun no era algo a lo que se acostumbraba, paso su dedo pulgar por la mejilla y su sonrisa diagonal se despidió de ella para volver a encerrarse en su cuarto, donde quería estar por días, claro si fuese posible.

- Buenos días – dijo Andrea como acostumbraba por las mañanas

- Hola, como estás – Contesto Rafa cerrando la puerta tras su espalda

- Donde estás?

- Voy saliendo a la oficina

- Ah, nos veremos al almuerzo?

- Sí, anda a buscarme al trabajo – Rafa medito sus palabras y se retractó de inmediato – No mejor encontrémonos en el restaurant – dijo rápidamente recordando lo mal que habían salido las cosas la última vez que Andrea se apareció en su trabajo.

- Bueno amor, nos vemos a la tarde

- Nos vemos.

Andrea corto y repitió “amor” una vez más sintiendo que la palabra no tenía peso alguno, pero de todas formas se sentía bien decirla, era tan familiar que lo que venía por delante la hacía sentirse feliz.

Un nuevo paso estaba delante de ellas, por más que lo resistió Rafa tardo una semana en volver a vivir con Andrea, algo no la dejaba salir del departamento de Rayen y sin embargo Rayen quería que saliera lo antes posible de ahí, no porque no la amara de la forma en que lo hacía, sino por el dolor que le causaba, por más que a diario se decía que el sentimiento iba a desaparecer. Podía engañar a cualquiera menos a ella.

- ¿Amor cuando vas a sacar lo que te queda en esas cajas? – Andrea sabía que no era mucho lo que pedía, llevaba tres días repitiendo lo mismo y la respuesta de Rafa seguía siendo la misma “Apenas tenga tiempo lo hago”, lo que no complacía a Andrea sino todo lo contrario, pero mientras Andrea insistía, Rafa se sentía una intrusa en la misma casa que una vez fue suya, no era el hecho de imaginarse a Andrea con alguien más en la misma cama en la que ella dormía, o en como cada espacio de la casa parecía gritar el nombre de alguien más. No. Era mucho más que eso, todo lo anterior ya lo tenía superado, era ella quien no encajaba en ese lugar.

Andrea llevaba días esperando que Rafa se sintiera cómoda, que sonriera sincera, que hablara sin tapujos como solía hacerlo, que tuviera ganas de tocarla con intenciones de algo mucho más satisfactorio que un par de besos, pero Rafa parecía fuera de su cuerpo por aquellos días, definitivamente nada era como solía ser y mientras luchaba con sus fantasmas que parecían habitar completamente su casa, Mel se le venía a la cabeza y no sabía dónde estaba parada.

- ¿Qué estás pensando?

- En lo mucho que extraño que me mires como si quisieras hacerme tuya con la mirada – la respuesta de Andrea salió sin querer de sus labios y sin embargo no se arrepintió de haberlas dicho, todo lo contrario se sintió aliviada en especial por la sonrisa que le regalo Rafa

- Pensé que ya no iba a ver a la Andrea atrevida que solía hacerme sentir vergüenza con sus palabras

- Ni yo pensé que me ibas a mirar con esos ojos hermosos… - Andrea se acercó peligrosamente a Rafa y las palabras quedaron de lado en cuanto se lanzó a sus labios como si quisiera comérselos, pero por más que quiso dejarse llevar, beso tras beso su cabeza se llenaba de dudas, mientras Andrea se apegaba a su piel desnuda como solía hacerlo, Rafa sintió recelo y durante todo el recorrido de Andrea por su piel lo único que quería era quitarla con todas sus fuerzas, pero no lo hizo, adversa a sus pensamientos Rafa continuo, esperando el momento en que sentiría el calor que Andrea solía provocarle, la humedad que podía lograr en ella con simples besos repartidos por su cuerpo, pero Rafa espero en vano, aquella fue la noche más triste de su vida y para Andrea la más fría.

La mente es capaz de olvidar tanto como de recordar, pero el corazón no olvida y eran esos los recuerdos que despertaron a Rafa en medio de la noche, miro a su lado y se encontró en una cama vacía, pero como podía culpar a Andrea de dejarla si la conocía tanto que sabía lo que había pasado en esa cama, el sexo más indiferente del mundo, casi por complacer la una a la otra, por lastima de una historia que ninguna de las dos se resignaba a perder.

Andrea salió de su casa a las tres de la madrugada, se sentía sucia, cobarde, traicionera incluso, pero no porque el cuerpo de Rafa hubiese estado frio entre sus brazos, sino porque ella imagino otro cuerpo mientras intentaba darle calor, aquella noche no había tenido sexo con Rafa, esa noche le hizo el amor a Mel una vez más y eso la hacía sentirse la peor de las lacras.

A la mañana siguiente ambas decidieron olvidar lo que había pasado, Rafa retomo un vistazo a su pasado y le dio un beso con tanto amor a Andrea que ni ella misma lo entendió. Había tomado una decisión y estaba lista para seguir adelante con ella, no importaba lo que le costara, ni cuánto tiempo se demorara en volver a sentir aquel fuego entre ambas, después de todo donde una vez hubo una llama siempre quedan las cenizas que nos lo recuerdan.

- Mi amor no hagas planes para ésta noche – dijo Andrea dándole un sorbo a su cálido café matutino

- ¿Donde me vas a llevar?

- A cenar – respondió sonriente

- ¿Dónde? – Rafa quería saber, se sentía entusiasmada

- Sorpresa

Rafa llego a su oficina distinta, hacía tiempo que no le era grato llegar a trabajar, quizás porque siempre llegaba sola, tal vez porque su trabajo ya no le aportaba nada, extrañaba los viajes de su antigua empresa, recorrer países y culturas distintas, pero lo que más extrañaba de todo eso era hacerlo con su mejor amiga, claro eso no lo asumía ni siquiera en su mente. Rafa entro a su oficina y espero paciente la llamada de su secretaria para la reunión de la mañana, miro su correo y respondió los de carácter urgente hasta que el teléfono sonó, no tardó en llegar a la sala de reuniones, ni mucho menos tardo en organizar sus papeles para comenzar su exposición, mientras las sillas se iban llenando espero paciente la última de ellas, pero ante la hora y su retraso comenzó.

Andrea tenía todo listo para la cena de la noche, salió tempano del trabajo y se fue a su casa, se tomó un tiempo para arreglar todo e incluso lavo ropa, después de dos horas de trabajo se metió en la tina y se dio un baño de una hora, cuando salió por ropa y hurgó entre sus cajones encontró algo que no le pertenecía, tampoco era de Rafa, era muy grande para ser de ella, dudo en botarlo, pero era mucha más atractiva la idea de devolverlo y sin siquiera pensarlo tomó su celular y sacó una fotografía, menos de dos minutos tardo en enviarla junto con el mensaje “Encontramos una prenda, si la quiere recuperar favor devolver mensaje”. Enviado.

Rafa salió de su oficina enojada, directo a la de Rayen esperando una explicación para su ausencia en la importante reunión que ambas habían preparado.

- Señorita Rafaela, la señorita Rayen no se encuentra – dijo la secretaria de esta antes de que entrara a su oficina

- ¿No ha llegado o salió?

- No vino, la he llamado toda la mañana pero no contesta

La probabilidad de que a Rayen le hubiese pasado algo era tan alta que no tardo en salir del edificio en dirección a su departamento, rogando de camino que estuviese bien, “Rayen si algo te pasa me muero” decía en su cabeza. Cuando llego el conserje la saludo con familiaridad, tocó el timbre y golpeó dos veces, pero cuando no abrieron del otro lado usó la llave que aún tenía en su poder y entró, lo primero que vio fueron dos botellas de vodka sobre la mesa de centro, dio dos pasos más y lo segundo que vio fue insuperable, ni siquiera sabía que significaba la opresión en el pecho, ni mucho menos la falta de aire que de pronto tuvo, no entendía por qué de pronto sintió que su mano derecha dolía con tanta fuerza, pero cuando salió de aquel departamento corriendo y cuando al fin huyo del edificio y el frío congelo su cara, supo que estaba llorando, miró su mano y vio que el dolor que sentía era el de las llaves que había presionado, aunque lo que más entendió Rafa era el porqué de todo y ya no sabía cómo hacer algo para cambiarlo.

- ¿Por qué me enviaste ese mensaje? – pregunto Mel cuando al fin tuvo enfrente a Andrea

- Quizás por la  misma razón que tú lo respondiste

- Ni siquiera sé por qué vine

- A recuperar esto – dijo mostrando el sostén de encaje que tenía en sus manos

- Pudiste haberlo tirado – dijo quitándoselo de las manos

- Se me pasó por la cabeza pero luego dije “No, no la puedo dejar sin su sostén favorito” – Andrea sintió una leve victoria al sacar una sonrisa del rostro de Mel

- Esto no es justo -  borró de inmediato su sonrisa – ni tampoco es correcto, yo no comenzare a venir por las tardes mientras ella se queda con tus noches y tus mañanas, no lo es ni para mí, ni mucho menos para ella

- Ya lo sé Mel, pero te juro que no sé lo que me está pasando

- Lo que te pasa es que lo quieres tener todo y eso es imposible, al menos yo no estoy dispuesta a ser tu segundo plato

- No lo digas así

- Y que quieres que diga, la amas a ella, me quieres a mi o al revés qué se yo

- Perdón

- Yo ya me canse de perdonar y de esperar, te espere por toda mi vida, lamentablemente llegue demasiado tarde a la tuya

Mel salió de la casa sintiendo que era la última vez que la veía y Andrea se quedó deseando no tener la vida que tenía, a ser valiente por una vez en su vida y alejarse de Rafa, porque la vida sin ella era posible; si se lo repetía suficientemente en su cabeza eso era posible, solo tenía que decirlo en voz alta y todo estaría bien.

Cuando Rafa se cansó de dar vueltas por la ciudad organizando sus ideas volvió a casa, sin saber que Andrea estaba en el cuarto se sentó en el sofá y se asustó cuando la sintió salir del cuarto.

- ¿Andrea?

- Si… - dijo Andrea con los ojos empapados de tanto pensar

- ¿Estas bien?

- Rafa tenemos que hablar – aquello era algo que ambas deseaban y Andrea fue la primera en decir las palabras, la valentía la tomó por sorpresa y se aferró a ella mientras comenzaba a decir las palabras. Rafa la escucho atenta, la acompaño en sus lágrimas y tomó sus manos mientras las decía, ya no había vuelta atrás.

- A pesar de todo… - pauso Rafa mientras limpiaba sus lágrimas – no me arrepiento de los años maravillosos que viví contigo, no fueron una pérdida de tiempo, tú me hiciste ser valiente, me enseñaste a creer en el amor y que estaba bien gritarlo al mundo, porque lo que sentíamos valía la pena.

- No sé en qué punto nos perdimos

- En el mismo en que nos encontramos.

Aquel era su fin, con abrazos de verdad y besos que se sintieron en el alma, la despedida que nunca antes se habían dado y la merecida charla del alma que tenían guardada. Como todos los quiebres, el dolor de ambas era inmenso, pero también lo eran las ganas de salir adelante y mientras Andrea quería limpiar su alma y dedicarse a ser alguien digna de Mel, Rafa no sabía a donde iba a partir.

- ¿Te iras donde Rayen? – la pregunta la hizo recordar por un instante la imagen del mediodía y por ese breve instante sintió más de lo debía.

- No, me iré a algún hotel por esta noche o hasta que encuentre un lugar para mí

- Quédate esta noche, mañana te puedes buscar hotel o un departamento, yo puedo dormir en el sofá 

- Con una sonrisa Rafa agradeció el gesto de Andrea y con un abrazo se despidió por última vez. Aquella noche Andrea no durmió en el sofá, sino abrazada a Rafa cuando las lágrimas las vencieron a ambas.

La mañana llego de golpe para Rafa, sintió sus ojos pesados y su cuerpo adolorido por dormirse con ropa, miro a su lado y Andrea ya no estaba, de hecho no estaba en ningún lugar del departamento, Andrea no necesitaba más despedidas, no quiso estar presente cuando Rafa se marchara para siempre, ni quiso decir adiós por última vez, para eso la valentía no era suficiente. Rafa llamo a la oficina y dio aviso que no iría a trabajar en dos días, llamó a un hotel y lloró por última vez mientras recogía sus cosas, se dio el tiempo de tomar lo más importante y metió en cajas lo que había sacado de ellas, las acumulo todas en un rincón de la casa y después de tres horas se marchó.

Hay amores que duran solo días, hasta que conocemos a la otra persona y el amor que creíamos sentir se apaga, los están los que duran toda la vida, pero aquellos no son para todos; están quienes tienen amores comunes y corrientes, tienen tantos en sus vidas que faltan dedos para enumerarlos y dentro de un gran grupo están los amores dormidos, esos que esperan un indicio, una señal divina para empezar, pero mientras que esperan la vida pasa y ese inicio nunca llega, no por falta de ganas sino por miedo.

Rafa no sabía de qué forma enfrentaría su vida de ahora en adelante, siempre había tenido a Rayen para ayudarla a levantarse, pero ahora estaba sola por primera vez en mucho tiempo y de solo pensar en llamarla para que la ayudase la imagen de ella abrazando a otra mujer desnuda en el suelo de su sala la hacía sentir rabia, no tenía nada que reprocharle, pero eso no quería decir que no le doliera, en especial porque basto esa imagen para entender que lo que sentía era mucho más que un querer, pero ya era tarde.

Tenía tantas llamadas perdidas en su celular, tanto de Rayen como de la secretaria de esta y mientras seguían llegando llamadas, seguían sumándose las perdidas. Paso la tarde entera buscando un departamento hasta que encontró el que era perfecto para ella, contrató un camión para que trasladara todo desde donde Andrea a su nuevo departamento, compro todo lo que le hacía falta y llegó por primera vez en su vida a un lugar propio, el contrato estaba firmado y su nombre estaba en él.

- Rafa por qué no me contestabas, estaba preocupada, no sabía nada de ti – Rayen entró de golpe a su oficina en cuanto se había sentado en su silla pro la mañana, la miró y vio rabia en sus ojos, estaba enojada eso era claro, pero por qué debía importarle, pensó.

- Estaba ocupada, avise acá que no iba a venir

- Lo sé, pero pudiste contestar siquiera uno de mis mensajes

- Disculpa no fue mi intención preocuparte – dijo Rafa bajando un tanto la guardia

- ¿Por qué no te fuiste a mi departamento? – preguntó Rayen sin querer mirarla a los ojos

- ¿Cómo?

- Rafa, yo llame a Andrea cuando no me contestaste, estaba demasiado preocupada, ella me dijo que lo mejor era que tú me contaras pero me dijo que estabas en un hotel

- Ah…

- ¿Por qué no me llamaste? – Rafa dudó si decir la verdad o simplemente guardar lo que estaba pensando

- Necesitaba hacer esto por mi cuenta, ya era hora de que empezara a valerme por mi misma. – Rayen no entendió por qué aquello la hacía sentirse así, no necesitada y aquello dolía.

- Igual pudiste llamarme, te podría haber ayudado

- Lo hice todo bien por mi cuenta

- ya veo. ¿Rafa?

- Dime

- Estás enojada conmigo o algo así, porque te noto extraña

- No para nada, estoy igual que siempre

- Pero la Rafa de siempre me hubiese llamado – murmuro

- No quiero hablar del tema Rayen – y la forma en que dijo su nombre le hizo sentir un corto circuito en su pecho – por eso no te llame, no es fácil esto

- Me imagino – dijo Rayen sintiéndose una extraña – porque no te vienes conmigo, te prometo que no preguntare nada

La extraña risa que soltó Rafa hizo que rayen se sintiera una tonta, pidiendo algo que no estaba permitido pedir.

- No te preocupes, ya compre un departamento, tardare unos años en terminar de pagarlo pero al menos es mío.

- Ya veo, bueno ya que no hay nada que pueda hacer por ti me retiro

- Nos vemos en la reunión de mañana – dijo Rafa intentando retractarse de todo lo antes dicho

- Si, nos vemos – completo Rayen saliendo de su oficina, no supo cómo llego a la de ella sin llorar por el camino, no entendía su trato, ni el tono con el que le hablo, “que mierda te hice para que me trataras así” dijo botando la lapicera de su escritorio, tenía rabia y pena, se sentía incapaz de reclamar, porque por ese breve momento que duro la conversación se sintió hablando con una desconocida, cuando sabía que no lo era.

La tarde entera Rafa sintió ganas de retractarse e ir a hablar con Rayen, miraba la hora avanzar y en cada nuevo minuto decía “ahora sí” pero el miedo a decir algo de más  la consumía por dentro. Cuando estaba por terminar el horario laboral, pensó que ya no había nada que perder, salió de su oficina y se anunció con su secretaria. Rayen dudo en dejarla pasar, pero ya era tarde, Rafa ya estaba adentro.

- Podemos hablar – dijo en tono conciliador

- Rafa, yo sé que estás pasando por un mal momento, pero de verdad ahora no estoy para recibir tus odiosas palabras – respondió realmente molesta

- Rayen no vengo a discutir contigo, vengo a pedirte disculpas, no tengo escusas para mi comportamiento de esta tarde es solo que…

- Es solo que estas demasiado mal porque las cosas no resultaron como querías, no sé qué habrá pasado entre ustedes, pero no me extrañaría nada que Andrea te fuera a rogar otra vez y terminaran volviendo, así que quizás no deberías tomar decisiones demasiado drásticas, después de todo ustedes no pueden pasar mucho tiempo sin la otra – aquellas palabras las tenía tan atoradas en su garganta que salieron sin darle tiempo a Rafa para responder o siquiera asimilar, incluso olvido todo lo que tenía para decir y cuando quiso abrir la boca ya era tarde.

- ¡Hola! – dijo una voz que no reconocía a sus espaldas hasta que vio su rostro y la peor de las imágenes se le vino a la cabeza.

- Manu me das unos segundos porfa – dijo Rayen esperando a oír algo de la boca de Rafa, pero Rafa ni siquiera la miró de vuelta, salió de golpe en dirección a la puerta y sin decir “permiso” aparto a manu de su salida y a paso firme lego a su oficina.

- ¿Qué fue eso? – preguntó desconcertada manu mientras saludaba a Rayen

- No sé, espérame aquí, vuelvo enseguida – las ganas que tenía Rayen de marcharse con Manu y olvidar su previa conversación eran grandes, pero aún más grande lo era averiguar el comportamiento de Rafa.

Rayen entró a su oficina y rafa la miró con tanta rabia que tuvo que apartar la mirada de sus ojos, en el preciso instante en que se arrepintió de haber entrado.

- Qué mierda fue eso Rafaela?

- No. – Dijo Rafa organizando sus ideas – Ahora no voy a hacer esto – tomó sus cosas y camino hasta ella – discúlpame por cómo te hable antes y  discúlpame por marcharme de esa forma de tu oficina.

Rayen quedó abrumada con todo lo que tenía en su cabeza, mientras Rafa tomaba el ascensor ella salía de su oficina y la veía perderse tras las puertas, seguía repitiéndose sin tener respuestas “qué mierda”.

La verdad era que Rafa no era capaz de ver a la persona que quería con otra, nunca lo había sido, ni con Andrea cuando la amaba fue capaz de perdonar, ni ahora cuando nada era de ella, no lo era Rayen, tampoco su amor, pero Rafa no tenía por qué saber que el amor de Rayen le pertenecía, ni tampoco lo grande que era, porque el amor de Rayen era tan grande que podía soportar saberla en otros brazos, en otros labios e incluso en otra cama, su amor era tan grande que incluso alguna vez paso por su cabeza compartirla, a todo estaba dispuesta Rayen, pero ahora estaba en la cama de otra mujer sintiéndose una mierda por dentro por haber tenido sexo por despecho, aunque hubiese sido el mejor de su vida.

Esa noche fue tan helada para Rafaela que dudo de su existencia en el mundo, en su cabeza habían tantas ideas para despedirlo que no sabía cuál de todas le causaba mayor placer, la sola idea de terminar con todo de una vez, en menos de una semana había acabado con los dos amores de su vida, con aquel que ya no tenía vuelta y con el que nunca había empezado, se sentía patética de solo pensarlo.

La mañana no trajo consuelo ni solución, está iba a ser su vida de ahora en adelante y tenía que empezar a resignarse, pero como hacerlo cuando el alma te pide a gritos que hagas un último esfuerzo, cien veces prefería ser alguien que lo intento a ser alguien que se conformó con su realidad.

- Podemos hablar – Rayen interrumpió en su oficina cuando aún ni se sentaba en su escritorio

- Creo que no es el lugar para hacerlo, no quiero discutir tan temprano

- Yo no vengo a discutir

- Rayen te conozco hace años, está ahí de pie con esa posición de atacar y estar a la defensiva a la vez, tus cejas están tan rígidas que podría jurar que en este momento e odias y el hecho de que sigas tocando tu cuello cada cinco segundos solo me confirma lo enfadada que estas.

- Porqué cresta me conoces tan bien! – dijo Rayen sentándose mientras Rafa murmuraba algo que le fue imposible oír – ¿cómo?

- Nada

- Dijiste algo

- No importa, dime que quieres hablar conmigo

- Pensé que no querías discutir

- Pero ya estamos en eso ¿o no?

Rafa levanto el auricular y le indico a su secretaria que no pasara llamadas, por la mañana no estaría disponible para nadie.

- ¿Qué nos pasó?- Rayen preguntó y se arrepintió en su cabeza por haber preguntado

- Qué querías hablar Rayen

- Quiero entenderte, tu actitud, tus acciones, por si no lo recuerdas nosotras somos amigas y las mejores, no enemigas.

- ya hablamos de lo que pasó, necesitaba estar sola…

- Si lo sé. Y hacer las cosas por tu cuenta, pero eso no justifica tu actitud. Yo sé que lo de Andrea te debe doler, después de todo lo que les costó llegar…

- Yo no te he contado lo que paso con Andrea

- Ves, antes me hubieses llamado de inmediato para que corriera a ti y ahora te escusas en lo dolida que estas para ignorarme y tratarme mal, que te hice yo para merecer este trato!

- Nada Rayen, no hiciste nada – Rafa bajo la guardia e incluso miro a Rayen con arrepentimiento, pero todo quedó en nada en cuanto el celular de Rayen sonó. – ¿No vas a contestar?

- No, esto es más importante ahora

- Contesta puede ser tu amiga – Rayen miró su celular y medito cinco segundos antes de responder

- Efectivamente es ella, pero puedo llamarla más tarde

- Así que están saliendo

- Si hay que ponerle un nombre entonces sí.

El silencio que las envolvió podía llevar en el aire la rabia contenida de Rafa y las ganas de Rayen de decir lo que nunca había dicho, de terminar con el absurdo juego de palabras y celos desmedidos para comenzar a hacerle frente a su realidad, pero era mucho más fácil seguir omitiendo.

- ¿Te molesta? – pregunto Rayen

- ¿Qué cosa?

- Que este saliendo con Manu

- Ni siquiera recordaba su nombre

- Ya, dado que esto no va a ninguna parte creo que me voy a retirar, ojala reflexionaras un poco, a ver si te das cuenta lo que estamos perdiendo ambas aquí, por qué del modo que yo lo veo nos falta una discusión más y esto se acaba.

- Qué se acaba… ¿Nuestra amistad?

- ¿Hay algo más entre tú y yo?

- No.

- Claro.

Rayen dejo la oficina peor de cómo había llegado y Rafa pretendió no haber tenido aquella discusión, al menos lo hizo por los diez minutos que transcurrieron después de que Rayen cerrara la puerta mientras salía, su cabeza comenzó a repetir internamente las líneas de su previa conversación una y otra vez aleatoriamente, sabía que el alejarse de Rayen no estaba dentro de sus probabilidades pero el saber que Rayen estaba con otra le alteraba toda capacidad humana, cuando se levantó del escritorio decidida a hacer algo para remediar su actual comportamiento Rayen se había ido. Sin importar lo que pasara, Rafa fue por ella.

- ¿Qué me estás diciendo? – pregunto Mel cuando al fin Andrea dijo las palabras

- Eso, que quiero estar contigo, no porque este sola, sino porque te necesito, y no te amo porque te necesito yo te necesito porque te amo.

- Y qué pasó con Rafaela

- Pasó que ambas estábamos cegadas por algo que no existía, mientras más me intentaba acercar a su lado más presente te hacías, no eras un fantasma en mi casa, te volviste un ser viviente caminando a diario a mi lado.

- Estás segura de esto, no vas a decirme después que me vaya de tu casa que lo vas a intentar y no sé qué más – Mel intento continuar hablando pero sintió como por fin las lágrimas que salían de sus ojos no eran de pena, sino todo lo contrario.

- Oye… - dijo limpiando sus ojos – te acuerdas cuando éramos don niñas en este mundo y te jure amor para toda la vida

- Si – dijo Mel recordando lo tonta que esa imagen se veía en su cabeza

- Lo dije en serio.

- Y todo el camino que hemos recorrido desde entonces, toda la historia que hay desde ese día hasta hoy, no puedes negar todo eso Andrea

- Nunca lo voy a negar, pero no me interesa vivir en el pasado, ni tampoco el futuro, yo quiero mi presente y ese lo tengo contigo.

Mel no tardo en sentirse refugiada en sus brazos, ni amada en sus besos, la cercanía de Andrea le entregaba todo lo que tanto deseo, lo que por años espero sin que hubiese un día en que no la recordara, lo que sintió en aquel momento fue único, no importaban las veces en que había estado en su cama, ahora era distinto, ya no existía el miedo de que la dejara, no estaba la duda constante de que el día de mañana todo acabaría, ahora era de ella y lo era para siempre.

Rafaela dio tres pasos antes de golpear la puerta que tenía al frente, o al menos antes de tener la intención de hacerlo. La idea de encontrarse con alguna imagen desagradable una vez más la asustaba tanto como la de decir lo que tenía ahogado en la garganta, “Ya no tengo nada que perder” murmuró, y al fin golpeó.

La puerta se abrió y de pie afirmándola estaba Rayen, si Rafa no la hubiese conocido, el hecho de que había estado llorando habría pasado desapercibido, tampoco hubiese notado el dolor con que la miraba y las ganas que tenia de no estar ahí, pero Rafaela si la conocía, más que a ella misma.

- ¿Puedo pasar? – Rayen no contesto y se alejó de la puerta dejándola abierta, Rafa no tardo en entrar sintiéndose extraña, miro por un instante el piso de la sala y como un pequeño flash vio la imagen de Rayen y Manu desnudas en la alfombra, sacudió su cabeza y rogo por borrar definitivamente la imagen, como si eso fuese posible.

- ¿Y ahora qué? – Preguntó rayen sentándose en el sofá

- Podemos olvidar las últimas semanas, por favor

- ¿Esa es tu forma de decir que lo sientes?

- No esa es mi forma de decir que quiero que olvidemos todo lo que ha pasado en este tiempo

- Ojala fuese todo así de fácil

- Rayen, lo siento, siento haberme portado como una estúpida, siento el haberte dejado de lado, yo no quiero que nuestra amistad acabe, yo solo quiero que me disculpes y que olvides todo lo que pasó.

- Y qué fue lo que paso, dime, que hice para merecer todo este trato por el que te estas disculpando

- Nada, no hiciste absolutamente nada! – Respondió con rabia – es que ese día yo llegue pensando que estabas mal, no quise hacerlo… pero ya estaba adentro y fue tarde… me dio tanta rabia… ah! Lo siento de verdad! – grito tomando su cabeza  queriendo arrancar su cabello.

- Rafa, no entendí nada de lo que me dijiste – dijo Rayen calmada y casi a punto de reír.

- Te vi Rayen, te vi con esa mina aquí y me dio tanta rabia, tenía celos, tenía pena, yo no soy nadie para sentirme así en tu vida, mucho menos después de todo lo que había pasado, después de sentirme confundida tanto tiempo me basto eso para entender…

- Entender qué – dijo Rayen interrumpiéndola, queriendo sacarle las palabras con las manos, aun absorta con lo que acababa de oír, quería saber más, aunque no supiera si aquella confesión era real o solo un invento de su cabeza.

- No sé lo que estoy diciendo

- Sí sabes, sabes lo que estás hablando. Rafa qué fue lo que entendiste – dijo sentándose a su lado, esperando impaciente que Rafaela hablara y comenzara a decir lo que tanto quería, lo que se dijeron durante meses con la mirada y que se gritaron con rabia las últimas semanas, pero con tal cercanía era imposible que Rafaela hablara y mientras Rayen miraba a su boca esperando que de ella salieran palabras, Rafa se perdía en la sola idea de tocar sus labios, de sentir el sabor que tantas noches imprudentes había soñado y mientras más se atraían la una a la otra menos dudas quedaban entre ellas, la distancia entre sus bocas se hizo casi nula, un leve roce, un diminuto tacto actuó como botón de encendido en lo que ambas estaban esperando, Rafa sonrió por un segundo y Rayen se abalanzó a su boca deseando que todo fuese real, aunque ella no lo creyera, lo era.

Una y otra vez se besaron, en aquel acto no hubo fuegos artificiales de festejo, ni se sintieron las princesas del cuento al fin besadas, no hubo música romántica de fondo, ni mucho menos  levantaron una de sus piernas como en las clásicas películas románticas, lo que hubo en aquel momento fue realidad y se sintió como al fin estar en casa, llenas de amor y familiaridad, como si siempre hubiesen pertenecido la una a la otra.

Rayen sonrió y volvió a besarla, “Podría besarte toda la vida” dijo entre labios y toda la vida era lo que Rafaela tenía planeado. El calor que emanaba de sus bocas se esparció por el resto del cuerpo, no había pudor ni recato, como si de antiguas amantes se tratara Rafa metió su mano derecha por debajo de la blusa de Rayen, estuvo a punto de pasar al siguiente nivel cuando golpearon su puerta, Rafa descanso su frente en la de Rayen mirándola directo a sus ojos y casi en un murmuro – No abras – dijo para volver a besar sus labios, Rayen estaba a punto de continuar cuando recordó quien tocaba – Sabe que estoy aquí – murmuro resignada apartándose de ella - ¡Voy! – grito. Rafa tomo su chaqueta y logrando una sonrisa nerviosa en Rayen se paró al cuarto de la mujer que acababa de besar con su avasalladora forma de caminar, diciéndole en cada paso que no demorará.

Rafaela se sentó sobre la cama y cerró sus ojos recordando lo que acababa de pasar, rio por un instante contemplando lo absurdo que era, intentando recordar el preciso momento en que rayen se había convertido en algo más para ella, no había sido mucho tiempo atrás, ni mucho menos cuando se declaraba amar a otra, tal vez fue en el momento en que se dio cuenta lo bien que se sentía estar en sus brazos o lo mucho que su sonrisa le daba un placer tan extraño que aún no lo entendía. No. No era capaz de llegar al momento en sí, sabía que era un conjunto de cosas las que en ella provocaba eso que estaba sintiendo y cuando al fin Rayen cruzo la puerta pudo sentir como sus mejillas se enrojecían por la bienvenida a la realidad, aquello realmente estaba pasando.

Rafa no pregunto qué le había dicho o si se había ido para siempre y Rayen omitió toda intriga que pudiese tener respecto al futuro, nada más importaba, solo los dos pasos que las separaban para volver a besarse con tanta pasión que inclusive la más lasciva de las personas se hubiese sonrojado al ver. La ropa no tardo en caer por cualquier rincón de la habitación y las manos se volvieron diez por cada una al recorrer el cuerpo de la otra, llenas de ansiedad por descubrir lo que nunca habían pensado, lo que siempre habían deseado. Con prisa Rayen llevo a cabo lo que muchas noches había imaginado, haciendo cómplice a cuatro paredes de los gemidos que rebotaban una y otra vez con más fuerza que la anterior, pero sin dejar que Rayen llevara a cabo su tarea, Rafaela se giró sobre ella tomando sus manos sobre su cabeza, dejándola inmóvil a cualquier acto que quisiera concluir y con la necesidad latente de explotar de pasión por todo lo que Rayen había logrado, se acomodó en su cuerpo logrando que fuesen mínimos los lugares en que no estuviese en contacto su piel; sin pedir permiso arremetió con todo el amor que tenía, besando sus labios solo con el contacto que se permitía en tal acto, “Te amo”, gimió Rayen ocultando su rostro en el cuello de Rafa, evitando sus ojos y presionándola con fuerza en el preciso momento en que sus cuerpos dijeron BASTA.

Durante veinte minutos estuvo Rafa sobre Rayen, jadeando sobre su oreja, besando sus labios y su cuello, sintiéndose cada vez más la una de la otra, propias, poseídas, pertenecientes.

- Buenos días – dijo Rayen cuando Rafa al fin abrió sus ojos luego de contemplarla por horas

- “Buenos” sería una forma de describirlo – contestó besando su cuello – llevas tiempo despierta

- No, acabo de despertar

- Mentira, podría jurar que llevas maquillaje en la cara

- Falso, pero si me la lave

- Te ves hermosa, eres hermosa – dijo ocultando su rostro en su cuello

Rafa se abrazó al cuerpo desnudo de Rayen bajo las sabanas y se sonrió por la simple y sencilla razón de sentirse en paz y con miedo a la vez

- Qué va a pasar ahora – cuestiono Rayen mientras pasaba sus dedos por el brazo desnudo de Rafa

- Ahora… no sé tú, pero yo quiero estar contigo – respondió sacando una nerviosa risa de Rayen

- Ya, pero y tu pasado, no quiero vivir con el miedo de que te vengan a pedir perdón y me dejes una vez más – dijo Rayen separándose mientras se sentaba en la cama

- No tienes que vivir con ningún miedo, pensé que eso había quedado claro anoche

- No hablamos anoche – respondió Rayen sonriente

- Ah No?

- No

- Bueno yo no quería repetir la conversación, pero si insistes… - dijo besándola

- Estoy hablando en serio.

- Yo también

Aquella mirada que Rayen le dio a Rafa en vez de causarle miedo, le había causado más amor, si eso era posible.

- Cariño, tenemos toda una vida para hablar todos estos temas, lo único seguro aquí es que si me dices que sí, hoy 25 de Abril comienza nuestra historia, el principio de este libro depende de ti

- Si – contesto Rayen llena de alegría – pero y si no resulta, si perdemos lo que ya teníamos

- ¿La amistad?

- Si, la amistad, si después de un tiempo esto no resulta
- ¿Y si mañana nos caemos por las escaleras y perdemos juntas la vida? ¿Y si mi vida no dependiera de ti?  ¿Y si? No podemos vivir de esos “¿Y SI?”. Además la amistad no existe hace mucho, yo no quiero ser tu amiga, yo quiero ser tu amante, tu par, tu otra y tu ninguna a la vez, el futuro que se aguante.

- Así de simple

- Si y esa que vino ayer por la noche que ni se atreva a venir otra vez

- No creo que me vuelva a hablar en la vida

Entre risas y desnudas sobre la cama Rayen le contó la forma en que Manu se fue de su departamento, las mismas paredes que estaban rebosando de gemidos y gritos ahora se colmaban de risas, se hubiese visto dos personas más perfectas la una para la otra en la vida, probablemente no. Después de perder en un duelo de cosquillas y bajo su cuerpo Rafa guardo silencio a los ojos de Rayen, acerco sus labios y sobre ellos pronuncio lo que jamás pensó decir a otra mujer “Te amo”.

Fin.


Comentarios

  1. Un final digno para un personaje tan especial como el de Rafaela..hermoso final....gracias por compartirlo :)

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  2. Hermoso!! gracias por escribir!! un abrazo desde el país de la eterna primavera

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    Respuestas
    1. Gracias a ti por siempre comentar!! Saludos desde mi paraiso tropical :)

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  3. AL FIN SE DIERON CUENTA QUE YA NO HABIA EL MISMO AMOR DE ANTES, QUE BUENO QUE SE DIERON OTRA OPRTUNIDAD CON OTRAS PERSONAS, COMO SIEMPRE TE DIGO LA ESPERA SIEMPRE VALE LA PENA, BESOS

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