Desde Cero IV

Mi cuerpo tuvo todo el intento de salir a buscarla, de buscar la confirmación de sus labios de lo que aquellas palabras significaban, tal fue el intento que tome mis llaves, y corrí de golpe hacia la entrada y ahí me encontré con Helena, de frente, interrogante, como si supiera lo que mi mente estaba planeando, pude haber sido capaz de inventar algo y simplemente correr por Abril, entender que significaba aquel “adiós”, pero la persona que tenía enfrente detenía cualquier impulso existente y ahí estaba yo, con la pregunta más grande de mi vida en mi corazón, que diablos pasaba conmigo?




-          Hayal estas bien? – Helena puso sus manos en mi estomago
-          Si, bien
-          Para dónde vas? – pregunto Gustavo
-          Gus, podemos hablar?
-          Segura que estas bien? – insistió Helena
-          Si amor – dije en feo tono – estoy bien
-          Ok, no pregunto más – claramente molesta se entró
-          Qué te pasa
-          Vamos – lo hice caminar delante mío para subirse a mi auto y poder hablar tranquilos.

Nos alejamos lo suficiente para que nadie pudiera oír lo que tenía que preguntar, pero antes de ordenar cualquier palabra en mi cabeza, el ya estaba contestando.

-          Si necesitas saber algo, háblalo con ella, yo aquí no tengo nada que ver
-          Gus, que onda!
-          Las respuestas las tienes Hayal, pero si hablar con ella no significa querer intentar estar con ella, te ruego que dejes las cosas como están y no hagas nada
-          Creo mi cabeza va a explotar, Gus, estoy con Helena
-          Lo sé, por eso te lo digo
-          Y porque me lo dice ahora?
-          Que se yo Hayal, ya te lo dije si quieres respuestas háblalo con ella, pero si esas respuestas le harán más daño a ella que a ti, mejor quédate con las dudas y qué todo siga como está.

Las ganas de buscarla no disminuían sino todo lo contrario, pero para qué? Busque un indicio que me hiciera buscarla, un solo indicio en mi cabeza o en mi corazón, pero mi corazón entero le pertenecía a Helena, no había espacio para dudas, aunque ese algo que me hacia querer buscarla, me molestara como un hormigueo constante por el resto del día.

-          Amor estas lista? – Helena gritaba impaciente desde la cocina
-          Ya casi!

Llevaba quince minutos intentando decidir si me ponía el collar o no, lo había traído todo el día conmigo, lo mire tantas veces buscando aquellas respuestas que mi cabeza quería seguir negando, hasta que ya lo decidí y me lo puse, un suspiro… mi cara dibujo una sonrisa de inmediato y todo en mi respondía lo que mi cabeza de algún modo bloqueaba, esto no era posible.

Gustavo paso por nosotras en un auto rentado, hermoso auto de otra época, de nada sirvieron mis insistencias por saber dónde íbamos, no quiso responder, miraba a los alrededores intentando descifrar nuestro destino pero fue en vano y las distracciones constantes del auto me traían mal, su mano sujetándola mía, que era este sentimiento, porque si no había pasado un día desde la noche más maravillosa de mi vida su mano ahora me parecía ajena, no lo entendía, no lo quería entender.

-          Llegamos!

Gustavo grito y no tenía idea de donde estaba, nos bajamos en lo que podía ser una fabrica, en medio de la nada, una alfombra cubría la bajada del auto hasta una escalera, la entrada estaba por un segundo piso, Gus paso primero, luego Helena, entre y todo estaba obscuro y en medio de la nada las luces comenzaron a salir y todo el mundo grito sorpresa, mi cuerpo demoro en reaccionar, tanta gente, tantas personas que nunca creí ver, personas que alguna vez fueron cercanas y porque la vida tiene diferentes caminos ya no lo eran, pero estaban ahí, mi gente, mis trabajadores, desde el más alto hasta el más bajo, pero no menos importante, tenía una gran familia y Gustavo me lo estaba demostrando, “Gracias” fue lo único que pude decir en medio de lagrimas, me sentía la mujer más afortunada del mundo.

-          Te gusto la sorpresa?
-          Mucho.

La fiesta se inicio y todo el mundo me saludaba, los abrazos fueron tantos que me sentí llena de dicha, incluso Daniela estaba para saludarme y su abrazo sincero corroboraba que todo entre ella y yo marchaba bien, Helena no se alejaba de mi mano y su sonrisa enorme me irradiaba luz, su sonrisa me hacia confirmar que a ella le pertenecía mi alma entera, pero basto un susurro para hacerme decaer… “Te gusto mi regalo”.
Me volteé buscando a la dueña de esas palabras y vi como se alejaba de mi, mi su espalda y por primera vez en mi vida contemple de distinta manera su silueta, por primera vez la contemple y punto.

-          Dónde vas? – pregunto Helena cuando me soltaba de su mano
-          A buscar a Gustavo – mentí y esa fue la primera mentira que le dije a Helena.
Su mano me dejo libre y sentí que sabía que le mentía, como si pudiera leer mi mente me miro de una forma completamente distinta, pero aun así me dejo ir. Camine por el mismo camino que vi salir a Abril, una salida distinta a por donde entramos, alce mi vista para ubicarla entre la gente que estaba afuera pero no la vi, avance un par de metros y parecía que me estaba esperando; mi cabeza quería entender porque mi cuerpo actuaba solo, yo no era responsable de mis actos.

-          No piensas saludarme – se dio la vuelta para verme y vi su cara tan distinta a siempre, deje de verla como una niña y comencé a verla por lo que era, una mujer.
-          Feliz Cumpleaños Hayal – se acerco para darme un abrazo, él que respondí con el mismo afecto.
-          Abril… - dije aún pegada a su cuerpo
-          No hayal, no me preguntes nada por favor
-          Necesito saber
-          Pero yo no puedo, estoy aquí, porque me perdí bastantes cumpleaños en tu vida y no me pareció correcto, pero todo lo que tenía que decir venia con eso – dijo indicando la pequeña libélula que colgaba de mi cuello
-          Esto vino con demasiadas interrogantes Abril
-          Y?
-          Como “y?”
-          Hará alguna diferencia en tu vida esas respuestas
-          Porque ahora?
-          Hayal, no, no me hagas más preguntas, por favor
-          No puedes venir, soltar una bomba y esperar que no traiga consecuencias, no puedes hacer eso.
-          Respóndeme solo una pregunta y si tu respuesta es “si” responderé todo lo que quieres
-          Bueno
-          A los veinte años hubiese pescado a la Abril pendeja de diecisiete?
Su pregunta me dejo sin respuesta alguna, a los veinte años conocí a Helena, a los veinte años era una pendeja y ella lo era aun más, Abril, por qué me haces esto ahora!
-          Feliz cumpleaños Hayal, tu silencio es todo lo que necesito.
-          Abril espera!
-          Ya para por favor!
-          No, por qué fuiste tú quien desato todo esto! Ahora estoy aquí intentando descifrar que mierda pasa conmigo, porque allá dentro tengo a la mujer de mi vida esperando por mi y sin embargo estoy aquí, contigo intentando darle sentido a esto que me pasa y que no entiendo!
-          Piensa que si nunca te hubiese dicho algo, tu nunca habrías tenido dudas
-          Y entonces por qué lo hiciste, porque lo dijiste
-          Hipotéticamente no te he dicho nada
-          Abril…
-          Si no me equivoco creo que es el amor de tu vida quien te está buscando.

Mire hacia donde me indicaba Abril y vi a Helena buscándome entre la gente, quise dejar ir a Abril, intente no hacer lo que todo en mi decía que hiciera, pero no pude, actué aunque mi instinto dijera lo contrario

-          Hayal para! – dijo mientras tome de su mano y la arrastre a mi lado
-          No, vamos a hablar bien
-          Hayal! Me duele! – dijo soltándose de mí, ya perdidas de la multitud
-          Vamos por favor, a cualquier parte a hablar
-          Hayal, Helena te está buscando, es tu cumpleaños no puedes desaparecer
-          Por la cresta Abril!

Y entonces todo se volvió claro, hizo lo mismo que hacia siempre, las insinuaciones constantes que evadía todo el tiempo, porque por supuesto, yo tenía diecinueve años y ella dieciséis, Gustavo nunca me lo hubiese perdonado y probablemente su madre me habría echado de su casa, porque Abril era una niña, pero una niña que buscaba siempre mi abrazo, que insistía en el contacto forzado con mis manos y fueron tantas las veces que se me paso por la cabeza besarla, abrazarla de improviso y hacer lo que más de alguna vez soñé, pero cada vez que ella daba un paso retrocedía tres y yo me quedaba con la duda de que si actuaba se asustaría y todo mi mundo se derrumbaría una vez más, no paso mucho tiempo y Helena llego para calmar mi angustia, ocupando su lugar, aquel que la estaba esperando siempre.
Mire a Abril y la deje ahí, las respuestas siempre fueron mías, solo que las estaba bloqueando, porque no hizo algo antes, porque no lo hizo a tiempo, tenía que venir ahora que estaba reorganizando mi vida a hacerme dudar de la mujer que amaba, no era justo ni siquiera yo lo era.

-          Ahora te vas así nada más
-          No importa nada, no voy a dejar a Helena por algo que ya no fue – mis palabras fueron tan hirientes que me dolió ver como se inundo su mirada y tan contradictoria como siempre, al mismo tiempo que las lagrimas caían una sonrisa se dibujo en su cara.
-          Vez que tuve razón desde un principio.

Y una vez más era yo la que me quedaba congelada mientras ella pasaba a mi lado regalándome su aroma, dejándome ver como se subía a un auto y se marchaba, entregándome nada.

Los días pasaron y de mi cumpleaños ya ni se hablaba, pudo haber sido el mejor cumpleaños de mi vida, claro si no hubiese sido por el monto de dudas que recibí de regalo aquel día, dudas que no solo afectaban mi estado de ánimo sino también mi relación y no estaba dispuesta a dejar que algo que no existía dañara lo que tanto me costó recuperar.

-          Helena, prepárate!
-          Porque?
-          Nos iremos de vacaciones
-          Hayal, estamos en pleno invierno
-          Y eso que tiene que ver, si el sur de mi país nunca es más bonito que en invierno – dije abrazándola mientras la movía al ritmo de un vals – las noches son más cálidas porque hay que dormir bien juntitas, si tenemos suerte veremos un pedacito del sol por la mañana haciendo que el verde del pasto se vea aún más verde y si andamos con mucha más suerte, podremos ver llover y salir el sol al mismo tiempo
-          Mmm… pero dormirás bien abrazadita a mi?
-          Mejor aún, intentare no dejarte dormir
-          Suena prometedor – susurro en un beso, un beso que ansiaba recibir, si en tantos días la única cercanía entre ella y yo había sido nuestra cama.
-          Tienes que volver a la oficina? – ni siquiera respondió, movió su cabeza de lado a lado y emitió un sonido que confirmaba su negativa

Los besos dieron lugar a las caricias y sentí como si fuese avanzando posiciones en mi cabeza, se subió a mis caderas y entrelazo sus piernas en mi cuerpo, puse mis manos en sus glúteos y  la subí encima de la mesa del comedor, quite su “lo que fuese” que cubría la parte superior de su cuerpo y la deje caer sobre la fría madera, su cuerpo se estremeció y me apretó con fuerza con sus piernas que seguían rodeando mis caderas, bese su vientre y me adentre en el fino espacio que lo separaba de aquel monte de Venus que tanto deseaba, ella alzo su cuerpo y de pronto no era ella a quien tenía entre mis manos, era un cuerpo totalmente distinto, unas manos que me tomaban con pertenencia, mire su cara y en ella encontré lo único que había rondado en mi cabeza los últimos días, cerré mis ojos para dejar de verla, no era posible, no era permitido, volví a abrir mis ojos y detuve cualquier acto que estuviese haciendo, su mirada me hacía sentir que perdía la cordura una vez más en mi vida – Hayal! – me dijo sentándose en la mesa – Hayal! – Volvió a repetir y por más que reconocía su voz el rostro no era el de ella - ¡Hayal!

-          Abril… -  respondí dando un salto de mi cama, la mirada de Helena le hubiese dado temor a cualquiera.
-          Hayal que mierda, que estabas soñando?
-          Nada – conteste inútilmente
-          Hace rato que te hablo y no despiertas
-          Creo que tuve una pesadilla
-          Me imagino por la forma en que te movías mientras dormías – fue lo último que dijo y se acomodo para volver a dormir, como lo hacia todas las noches desde hacía un tiempo, de espaldas a mí, lo más lejana posible.

Fui incapaz de conciliar el sueño, como hacerlo si tenía la imagen de Abril en mi cabeza, por más que lo intente no pude sacarla, me di cincuenta vueltas hasta que Helena tomo una almohada y salió de la pieza como si se la llevara el diablo. Me puse la bata y la seguí.

-          Que haces Helena?
-          No voy a seguir así Hayal
-          Así cómo?
-          Hace cuanto que me engañas con ella?
-          De que hablas!
-          Hayal por favor no me creas estúpida
-          De que mierda hablas?
-          No soy tonta – dijo con su mirar inundado – siempre hablas dormida Hayal, siempre lo has hecho
-          Lo sé, no es primera vez que me lo dices, ahora te molesta?
-          No me molestaba oír mi nombre en tus labios mientras dormías, pero ya basta!
-          Basta qué? No me digas que empezaras con tus dudas otra vez, por eso estas así?
-          Así cómo?
-          Distante, ni siquiera me quieres tocar por las noches Helena!
-          Tu lo haría si me oyeras decir el nombre de otra mientras duermo, es lo único que repites Hayal! “Abril, Abril, ¡Abril!” ya no puedo más – mi cara era de desconcierto total – y créeme que he intentado no hacer caso, porque sé que cometí un gran error y no tengo derecho a reclamarte nada, pero duele Hayal, duele demasiado
-          No… no… no te he engañado con ella mi amor – dije temblorosa poniéndome a su nivel y tu mando sus manos
-          De aquí – dijo poniendo sus mano en mis labios – pero y de aquí – puso su mano en mi corazón y las lagrimas ya descendían galopantes por sus mejillas.
-          Helena…
-          Yo te creo, te creo que no me hayas engañado, pero por favor, dímelo antes que lo hagas, si ya no me quieres, si ya no quieres estar conmigo solo dilo
-          Helena yo te amo, tú lo sabes!
-          Lo sé? Yo sé que te hice mucho daño y que si no me hubieses visto en el lugar en el que estaba no me habrías vuelto a hablar
-          No es cierto
-          Ah no? Y si me hubieses visto en un centro comercial, riendo, me habrías perdonado, hubieses querido hablar conmigo?
-          Helena yo te amo
-          No lo dudo, pero en el preciso momento del quiebre entre tu y yo todo cambio
-          No es así, eres lo más importante que tengo
-          Hay algo más importante para ti
-          No es verdad!
-          MI amor, entonces porque no me has vuelto a pedir que me case contigo?

Su pregunta me tomo por sorpresa, la amaba, es cierto, pero ni siquiera se me había pasado por la cabeza volver a hacerlo y cómo si lo único que tenía en la cabeza era Abril, me sentía podrida por dentro.

-          No tienes respuesta a eso, porque aunque me duela el alma admitirlo esa es una de las consecuencias de mis actos, en algún momento tenía que pagarlo
-          Helena aquí no ha pasado nada trágico, volvamos a la cama – dije parándome mientras le tomaba la mano
-          Esto se acabo Hayal
-          Helena no otra vez, te lo ruego, no otra vez
-          Solo asumo las consecuencias de mis actos, mientras yo estaba con mis estúpidas dudas, tú te volviste a enamorar
-          No Helena que dices, deja de decir disparates!
-          Shh… Tranquila
-          Helena no! Yo te amo, esto no se va a acabar

Me senté a su lado y la bese, una y otra vez la bese, entre lagrimas y dolor la hice mía, como hacia tanto tiempo no lo hacía, el sabor salado de sus besos era la evidencia de nuestras lagrimas, que no acabaron, que en cada tacto aumentaban, recorrí cada espacio de ella, cada rincón, sin cesar, una y otra vez la hice mía, aun no recuperaba el aliento y mis manos volví a hacer el mismo recorrido, sus uñas se enterraban en mi espalda y podía sentir como el ardor me  hacía perder la cordura, nadie más estuvo presente aquella noche, solo ella y yo.

Desperté a la mañana siguiente con un nudo en la garganta no quise abrir mis ojos y busque su cuerpo a mi lado  mas no estaba, me levante y la busque en el baño, en la cocina, en el dormitorio y nada, pudo haber ido a comprar pensé y con temor abrí su cómoda, pero la mitad de sus cosas no estaban, mi cuerpo perdía su equilibrio y la ley de gravedad me atraía como nunca al suelo, suelo que me abrazo en mi caída, todo se volvió negro una vez más en mi vida.
Abrí los ojos y no quise levantarme, desconocía el tiempo que había pasado, pero era inútil saberlo, otra vez se había ido, una vez más me dejaba y mi corazón ya no se permitía más quiebres. Así en el suelo, mirando el techo... me quede dormida.

-          Hayal!!

La voz de Gustavo llevaba repitiendo lo mismo por indeterminado tiempo, en un momento quise pararme, lo intente, al menos en mi imaginación mi cuerpo se levanto directo a la puerta, pude ver como movía la manilla, como Gustavo entraba y me paraba de mi posición, pero nada era real, yo seguía en el mimo lugar y Gustavo seguía gritando.

Paso un tiempo en el que no oí sus gritos, ni su intermitente golpeteo en mi puerta, al fin me sentía aliviada, pero no por mucho tiempo, porque un feroz golpe intervino mi tranquilidad

-          Hayal! Hayal, estas bien
-          Si – me miro confuso
-          Que haces aquí? Levántate
-          No quiero

No conforme con mi respuesta me levanto del suelo y me llevo a la cama, el dolor que sentí en mi cuerpo en aquel instante me recordó que seguía viva.

-          Cuantos días llevas así
-          Gustavo me puedes dejar sola?
-          No voy a vivir esto otra vez, te paras, te bañas, comemos y me cuentas todo, si quieres gritas, lloras, pataleas, destruye la casa si es necesario, pero en este estado no te voy a ver

Nunca fue mi idea hacerle caso, me quede en la misma posición que me había dejado hasta que desapareció de mi vista, me di vuelta y mire por la ventana, cuando siento lo helada del agua caer por mi cuerpo, me levante de golpe de la cama, el agua me había quitado hasta el aire, me pare mirándolo y fue como si me hubiesen dado un golpe de corriente y mi corazón volvía a respirar.

-          Reaccionaste?
-          Si – respondí tiritando del frio
-          Ve a ducharte

Como si de un títere se tratara hice todo lo que me dijo, me bañe, me puse la ropa que me había dejado y salí del cuarto.

-          Vamos a mi casa – me dijo tomando un bolso que había arreglado con mi ropa.
-          No quiero
-          Por qué?
-          No me quiero cruzar con tu hermana
-          Abril no esta
-          Ah no?
-          No, se fue hace una semana
-          Se volvió a ir?
-          O sea, no se fue del país, está viviendo en un departamento
-          Y porque se fue?
-          Hay respuestas que no quieres que te de ahora, vamos a casa mejor.


Mire la fecha en mi celular, tres días habían pasado desde que se fue y por primera vez llore por ella, por ambas, a pesar de todo lo que había pasado, de mis confusiones, de Abril… Realmente mi relación había acabado?

-          Tienes un mensaje en tu contestadora
-          Después lo escucho
-          Gus, porque tengo que pasar esto otra vez?
-          Quizás elegiste mal esta vez
-          Porque me dices eso?
-          Estas dispuesta a oír todo lo que te tengo que decir?
-          Habla Gustavo.
-          Nunca tuviste ojos para otra que no fuese Helena, desde un principio se te metió entre ceja y ceja, no notaste como había alguien que lo daba todo por ti.
-          Abril…
-          Si, Abril, la primera vez que me lo dijo lloro a mares, “La amo Gus” a mi cabeza le costaba entender como una pendeja se podía sentir enamorada, pero al final lo entendí, la vi llorar, sufrir porque por más que te insinuaba cosas nunca hiciste nada…
-          Gus, Ahora saber todo esto – dije moviendo mi cabeza
-          Sabes por qué se fue la primera vez? Por qué le costaba demasiado tener que soportar a Helena en tu vida, no pudo, no fue capaz, no hay nada peor que un amor no correspondido. Al principio me preguntaba por ti, luego intento hacerse la fuerte, que lo estaba superando y cuando volvió me dijo “Ya no la amo” pero basto una semana contigo para que volviera a sentirse igual que cuando se fue
-          Pero yo volví con Helena
-          Si, a pesar de todo lo que paso volviste con ella, entonces hizo un último intento
-          El collar… pero yo la encare y ella no quiso decir nada, ni siquiera lo intento
-          Hayal, le dijiste que el amor de tu vida estaba esperándote – lo mire con sorpresa – cincuenta mil veces lo repitió, “Ella es el amor de su vida y yo soy algo que ya no fue, nada más Gus”
-          Mi cabeza va a explotar Gustavo
-          Porque eres tan tonta Hayal
-          Helena es el amor de mi vida Gustavo, tu sabes todo que la amo
-          Helena es lo único que conoces, fue tu amor, tu gran primer amor, pero la vida sigue y si Abril esta en tu cabeza es por algo
-          Y como sabes que Abril está en mi cabeza?
-          Porque fue Helena quien me llamo, fue ella la que me conto lo que había pasado, me suplico que te ayudara a ser feliz y que ella solo quería eso para ti, tu felicidad.
-          Gustavo por qué mierda tiene que ser todo así, porque tiene que ser tan complicado!
-          Lo único que te digo es que tienes que poner en orden tu cabeza, si es Helena ok búscala, si es Abril ruega por una oportunidad, pero no te demores toda la vida, porque ahora sí que está decidida a olvidarte

Abril decidida a olvidarme, Helena buscando la felicidad para mi asumiendo que no es ella, de haber sido un dibujo animado probablemente mi cabeza hubiese explotado, intente seguir los consejos de Gustavo, me aleje del mundo, deje mi tienda a su cargo y partí, me fui lejos, tan lejos que ni yo misma me encontré, no llame, no envié correos, olvide mi celular en algún pueblo y elimine todos los calendarios, jamás pensé que en mi auto exilio encontraría la felicidad, un año después de mi partida, entonces, decidí regresar sintiéndome completa y decidida a recuperar el amor de mi vida.

Comentarios

  1. Exceptuando por el hecho de que se te repitió el capitulo y tuve mi momento de confusión, me gustó ... como siempre se dice, todo pasa en el momento que tiene que pasar, no antes, no después. Queda de cada quien decidir qué hacer con ello.
    kam

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  2. wow, espero con ansias el siguiente, no tardes ni con esta ni las otras historias, como siempre he dicho eres muy buena escribiendo

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