Ahí, donde solíamos reunirnos IX

Capitulo 6: La historia que no tuvo voz

Decir que no llegue a aquella playa con toda la ilusión del mundo sería una mentira, tenía todas mis esperanzas puestas en que ella llegaría  las tuve en el momento en que me senté en las mismas rocas en que la vi por segunda vez en el mundo real, las tuve en los siguiente cinco minutos y en la medida prudente en los próximos diez, pero cuando pasaba media hora y no la vía por ningún lado aquellas esperanzas se iban convirtiendo en ansiedad y la ilusión quedaba por completo de lado, mire insistentemente a todos lados y por más que la busque incesantemente no la vi, no lo hice en una hora, ni menos en dos, ya solo me quedaba resignación  llore tanto como las olas golpeaban con fuerza las rocas, con tal intensidad que ni la más fría de las personas hubiese podido resistirse a sentir pena por mi, "no más" fue aquella frase la que cortó mi dolor, como cuando un niño llora hasta que se suena la nariz y ya no puede volver a llorar.


Camine por lo largo de la playa, pensé en ella y en su ausencia, pensé en mi hermano y en la falta que me hacia su abrazo en este momento, pero por más que lo pensé no se hizo presente, mire mi celular esperando un mensaje que justificara su exagerado atraso, pero nada, me senté en la arena esperando a esta altura absolutamente "nada" y nada fue lo que llego, eran aproximadamente las una de la madrugada y el sonido de las olas me estaba dando paz, mi cabeza se ilumino y pensé que quizás estaba en otro lugar esperándome  tal vez estaba pidiéndole demasiado a la vida, me pare rápido y fui hasta mi casa, mil ideas pasaron por mi cabeza; su celular se había apagado y ahí estaba desesperada intentando llamarme; su celular se había perdido y no sabía cómo ubicarme y probablemente estuviese esperándome en casa; no pudo llegar a la playa, porque le paso algo en el trayecto. Todas las ideas me daban esa esperanza que había perdido, llegue a casa desesperada esperando encontrarla, pero con mi llegada volvía aquel sentimiento de angustia, al subir y no encontrarla, al esperar en vano por alguien que no estaba, mi celular destello la luz azul del led un mensaje en el buzón de voz, de hacia dos horas atrás...

"Usted tiene un nuevo mensaje en su buzón de voz - decía una robótica voz - a las 22 horas con 15 minutos - un "pi" previo al mensaje - perdóname  esto es más fuerte de lo que quiero, pensé que podría, perdóname por favor - fin del mensaje, para borrar marque 1"

no fui capaz de borrarlo, sí de volver a escucharlo una y otra vez, estaba todo dicho, aquello había acabado, una vez más mi corazón quedaba por el suelo, pero esta vez ya no me quedaban ganas de intentarlo de nuevo, no iba a esperar toda mi vida por un amor que fue solo un simple sueño.

Desperté a la mañana siguiente con dolor de espalda, me había dormido en el sofá  me costó abrir los ojos, quedarte dormida llorando era lo peor, aun quedaban residuos de lagrimas en mis pestañas. El silencio del hogar me recordaba que ya estaba sola, no me gustaba esta sensación de soledad y aquello combinado con los recientes acontecimientos era una patada en la boca de mi estomago. La vida se pondría dura de ahora en adelante.

- No quiero.

- "No quiero, no quiero, no quiero" estoy cansada de oírte decir "no quiero".

- Pau, estoy trabajando, porque no sales con tu polola y me dejai de joder!

- Porque esa depresión en la que te estás sumergiendo me tiene cansada, llevas dos meses   igual, dos meses Amanda, Lucia ya se fue.

- Y no necesito que tú me lo repitas constantemente, ya lo supere Pau, pero no tengo       
  ánimos de salir, quiero terminar el turno e irme a mi casa a descansar, nada más

- Me canse de oír lo mismo, si quieres terminar vieja y sola cosa tuya, Ricardo te manda saludos y Susana dice que los visites, yo me largo

- No te vayas enojada, tienes que entenderme

- No me voy enojada, me voy sin ánimos de seguir luchando por ti.

Paulina se alejo, continué con mis labores, insistí en mi cabeza que estaba bien, que Paulina exageraba, que tenía todo superado y que la vida continuaba, pero el sonido de su nombre seguía en mi cabeza, ni siquiera el trabajo me hacia olvidarle, dos meses no eran nada para un sueño de toda una vida y la rutina en la que estaba sumergida no me ayudaba.

Junior me llamo cuando salí del hospital, me esperaría en casa, tener que enfrentar las mismas conversaciones de siempre me exasperaba, di mil vueltas antes de llegar, retrasar aquella conversación fue mi misión, pero tarde o temprano tenía que parar, y sin más entre.

- Te voy a quitar la llave

- No te la voy a entregar - dijo mi hermano sentado en el sofá - yo no se si un día te encontrare tirada en el piso, prefiero prevenir.

- Estúpido

- Ese insulto es nuevo hermanita

- A que vienes? la vida matrimonial te tiene aburrido. Hermanito.

- La vida en matrimonio es grandiosa, es un Bum bum Pow! diario - moviendo sus caderas mientras lo hacia

- No quería una respuesta tan explícita.

- Lo sé, pero ya poniéndonos serios, hay que tengo que contarte

- Si es de quien tu sabes no me interesa

- No, es de otra persona

- Quien?

- Recuerdas el sueño que tuve con Tomás?

- Vagamente

- Es sobre Diana

- Que pasa con ella

- Esta en la ciudad

- Como sabes?

- Me la encontré hace unos días, Susana me golpeo cuando me quede viéndola boquiabierto 

- Le hablaste?

- Si, pero se hizo la desentendida y se me escapo

- Y esa era tu noticia?

- Es que estoy investigándola

- Porqué?

- Es que cuando sepa te digo

- Estas loco Ricardo

- Amando - hizo una pausa - iba con una niña 

- y?

- no tenía más de dos años

- y?

- y si fuese de Tomás, si eso era lo que el quería que supiéramos

- Junior que me estás diciendo!

- Quizás somos tíos y no lo sabemos.

- No, Diana no me haría esto, no se habría guardado algo así.

- Tenia el mismo pelo y los ojos de Tomás Amanda! por algo lo estoy investigando!

- No Junior! no puede ser, quizás era alguna sobrina.

- cree lo que quieras creer, yo mientras descubriré donde vive y se lo voy a preguntar.

Se paro del sofá y se fue sin dejarme procesar lo que acababa de decirme, no era posible, no con la cercanía que ella y yo teníamos  como podía ser posible algo así  irse sin decir nada, probablemente Ricardo estaba delirando.

Por tres meses más intente no hacerme la ilusión de que un pedacito de Tomás vivía no muy lejos de nosotros, pero cada conversación con mi hermano pequeño aportaba nueva información, cada vez estábamos más cerca, aún seguía sin creerlo, pero la duda aporta siempre un cincuenta por ciento de probabilidades de que así fuera. 

- Amanda...

- Paulina... - imitando su tono de voz

- Estas bien?

- Si cariño, por qué? me ves mal? - pregunte dándome una vuelta

- Estas como quieres - contesto riendo 

- Te escucha tu polola y te mata!

- No me andes provocando entonces!

- Yo no te provoco, te gustaría si!

- Eres tema superado en mi vida

- Ah Sí?

- Si! pero deja de mirarme con esa cara que me pones nerviosa

- Te voy a acusar Paulina

- Con quien?

- Con tu pololita pu

- Tan mal te cae?

- No me cae y punto

- Bueno, la mujer está conmigo, a mi me tiene que gustar

- Tss.. es la quinta que te conozco desde que terminaste conmigo

- Que patuda, te recuerdo como fueron las cosas?

- No gracias!

- Hablando de la innombrable, llamo a Susana hace unos días

- Como está?

- No sé, según Susi, la llama solo para reportarse, no le dice mucho de ella, pero vendió el sitio del campo y el departamento para irse al sur, más allá no se

- ah.

- Te afecta aun? - pregunto con miedo de la respuesta.

- Me afecta más el no saber de ella, es como un tema en estado de superación, la vida continúa, ya lo sé, ya pase por todos los estados posible, solo quiero que sea feliz

- Quizás su felicidad está contigo

- O simplemente fuimos una de esas fallas que tiene la vida y lo que no fue no va a ser nunca

- En cualquiera de los casos me alegra que estés bien con eso

- El hecho de tener otras cosas en que ocupar mi mente ayuda bastante.

- Como van con el tema de la cuñada fugitiva

- Mañana la cazo

- Te vas de cacería?

- Esto ya párese persecución

- Y estás preparada si tienes una sobrinita?

- Es raro - dije sonriendo - me da más nervio volverla a ver que enfrentar el hecho de ser tía

- Mmm...

- Qué Mmm...

- Nada, ya sabré yo

- No estés insinuando cosas Paulina!

- No me grites Amanda!

Lucia, Lucia... Me repetía su nombre en mi cabeza una y otra vez, a diario, como si mente creara un anticuerpo de tanto repetir su nombre para que en algún punto dejara de doler, porque a pesar de todo seguía doliendo, menos, pero aun dolía.

- Amando estás listo?

- Junior dejarás de decirme así algún día?

- Solo si dejas de decirme Junior y me dices Ricardo

- Bueno

- Emm... no, te seguiré diciendo Amando

- Vamos por favor - dije haciéndolo salir de casa disgustada

- Nerviosa?

- Quiero llegar luego.

Manejamos por más de dos horas, llegamos a una casa que cuando la vi sonreí  siempre había dicho que quería vivir en una casa amarilla con chimenea y una ventana redonda en el segundo piso, me baje nerviosa, ansiosa y con la esperanza de que no cerrara la puerta en nuestras caras, con el miedo de que pensara que estábamos locos por estar buscándola sin haber motivos, me pare antes de entrar a la casa, el nervio me paralizo y supe que Ricardo tenía razón, de al lado de la casa por un pequeño portón salía una niña pequeña, en un pequeño triciclo empujado por Diana, la pequeña sonreía y la sonrisa de Tomás era evidente en su rostro, su pelo, sus ojos, lo veía como una fotografía  era tan claro como nosotros frente a ellas, la niña insistía diciendo "mamá" mientras Diana estaba como estatua de pie frente a nosotros.

Estaba hermosa, como siempre, como la última imagen que tenia de ella, pero con el pelo más largo, con su misma figura pero más señora, sonreí mientras ella aún nos veía con asombro, y cuando pensé que tomaría a la niña para arrancar, la tomó para correr a abrazarme, con una mano tenia a la pequeña en brazos y la otra rodeaba mi cuello, esta era la Diana que yo conocía, no la Diana que arranca.

- Di... - murmure en su oído y soltó a la pequeña

- Amanda no corras! - le grito a la pequeña mientras yo no podía creer lo que oía.

- Amanda? – pregunto Ricardo y ella solo sonrió

- Entremos – dijo dándonos el paso para avanzar.

Me quede atrás, la mire una vez más mientras se acercaba a su madre, cuando iba a pasar me puse a su altura y tome su mano, era increíble el parecido con mi hermano, ni siquiera tenía que preguntárselo, sabía que mi sangre corría por sus venas, la niña me miraba y mi sorpresa fue tan grande cuando sentí su mano pasar por mi ojo limpiando lo que derramaba y en su voz de niña que aún ni siquiera modula bien me dice – a poque lloda – mi sonrisa fue tan grande como el sonido de su voz haciendo eco en mi cabeza, ningún acontecimiento en mi vida podía competir con la alegría que sentía en este momento.

- Hola Amanda - dije aun sonriente

- Hola - respondió ella dándome un beso en la mejilla

- Sabes yo también me llamo Amanda

- Mamá! se llama Amada! - Diana la miraba sonriendo con ella

- Ya lo se mi vida

- Cuantos años tienes Amanda? - levanto sus deditos intentando poner tres

- Tres? - le pregunte a Diana

- Cumplirá tres en un mes

- Ah... Amanda te puedo tomar en brazos

No tuve que suplicar, la pequeña se subió en mis brazos y entre con ella a la casa, estaba todo decorado como lo imagine, Diana tenía un hogar, mire intrusamente por los rincones y pude ver fotos de Amanda bebe, en todas las fotos Diana salía con un tipo, nunca lo había visto en mi vida, pero me daba exactamente lo mismo, Amanda era mi sobrina y nadie lo podía negar.

Entre con la niña en brazos, la mire por un instante en el que el sentimiento de nostalgia me invadió por completo, pronto cumpliría tres años, los mismos tres años que me había perdido de su vida...

Pasamos la tarde jugando, Diana nos contemplaba desde una esquina mientras nosotros nos volvíamos unos niños jugando con Amanda no sé por cuanto tiempo, nos olvidamos de hacer preguntas, de buscarle explicación al tiempo perdido, pero habían interrogantes que necesitaban tener respuestas, deje a Ricardo jugando con la pequeña y me acerque a Diana

- Necesitamos hablar

- Vamos al patio – dijo haciendo que le siguiera los pasos

Salimos atrás de su casa, el jardín era hermoso, tenía lo que siempre había soñado, era inevitable no recordar las veces que soñó tenerlo todo con mi hermano, la casa, el jardín, los niños, el perro, todo.

- Pensé que nunca vendrías – dijo cruzándose de brazos en tanto se sentaba

- Diana, porque no me lo dijiste antes

- Que cosa?

- Que estabas embarazada de mi hermano

- Yo lo hice, te lo dije

- Yo creo que si hubieses hecho aquello lo sabría

- Es complicado explicarlo a esta altura – dijo perdiendo su mirada en la nada

- Siempre he tenido capacidad para entender lo inentendible – dije imitando su posición mientras ella la cambiaba para mirarme.

- Cuando estabas en coma repetí una y otra vez, “vas a ser madrina, tu hermano dejo un pedazo de el con nosotros” entre muchas otras cosas.

- Estaba en coma Diana

- Me dejas continuar?

- Sí.

- Una de esas veces tu madre me escucho y…

- Mi madre sabe de Amanda!

- Amanda – dijo frunciendo el ceño para que la dejara continuar – tu madre me escucho decirte tantas cosas, que lo que me dijo en un punto le daba la razón.

- Porque?

-Si hace tres años, yo te hubiese dicho “Amanda estoy embarazada di cuatro meses de tu hermano” y tu hermano… - pauso pasando sus manos en su rostro – tu hermano ya no estaba, ¿Qué hubieses hecho? ¿Qué me habrías dicho?

- Yo… te hubiese pedido que lo intentáramos

- Lo sé, lo tengo más que claro

- Entonces porque no me lo dijiste

- Tu mamá me escucho imaginar un mundo juntas, había perdido a tu hermano y tú siempre supiste que sentía algo por ti, no sé, me deje llevar por la única esperanza que me quedaba, tú.

- Sigo sin entender - note de inmediato como se comenzó a enojar, no basto mucho para que el recuerdo la hiciera alzar la voz

- Tu madre me dijo que era una falsa, que estaba con Tomas para tener un hijo, que era una lesbiana sin vergüenza que estaba ilusamente enamorada de ti, que como se me podía ocurrir que iba a tener una vida contigo y que si algo de respeto te tenia, te dejaría seguir con tu vida sin hacerte responsable de algo que no te pertenecía.

La oía hablarme, intentaba entender lo que me decía  pero todo era tan confuso, mi madre, otra vez mi madre. 

- Espérame

Se levanto no se a que, mientras mi cabeza intentaba creerle, pero me parecia una broma de muy mal gusto, como iba a ser capaz mi madre de dejar sola en el mundo a alguien de su propia sangre! bueno, me dejo a mi, incapaz no era.

- Que es esto? - pregunte recibiendo la caja que me entregaba

- Para que se lo devuelvas a tu mamá

Abrí la caja y en ella habían tantos cheques que no sabia como contarlos

- A veces era uno por mes otras dos, nunca necesite su dinero.

Si tenia alguna duda de lo que me había contado, ahora no tenia ninguna, todos los cheques eran de mamá, no poda creerlo, era demasiado para mi.

- Di... lo siento mucho, yo no sabia, pero porque no acudiste a mi en todo este tiempo, no sabes lo que hubiese dado por haber estado ahí, para ti, para ella.

- Se siente tan bien volver a verte

- Tengo rabia Diana

- Porqué?

- Si no le hubieses hecho caso a mi mamá todo habría sido distinto

- Que ha sido de tu vida, ha pasado tanto tiempo, terminaste de estudiar? estas con alguien?

- Mi vida es muy similar a un caos, estoy terminando mi residencia, pero no quiero hablar de mi, cuéntame de ella.

 Pasamos la tarde hablando de Amanda, Ricardo no tardo en salir a jugar a fuera con ella, la risa de la niña era encantadora, todo en ella lo era, era la mezcla perfecta entre Diana y Tomas. Mi vida estaba a punto de cambiar y me gustaba este cambio.

- Puedo venir mañana? - le pregunte a Diana cuando me estaba despidiendo

- Si tu quieres manejar tres horas ida y vuelta no tengo problema en recibirte

Le sonreí y me despedí  los días fueron pasando y con ellos la alegría que solía tener en mi interior se recuperaba poco a poco, fui cada día libre a verlas a ambas, pasamos tanto tiempo juntas que me olvide de mi casa, me pasaba directo aunque hubiese trabajado de noche, Amanda iluminaba mi vida y hacia tanto tiempo que necesitaba de esa luz.

- Amanda! - oí la voz de mi hermano pero no lo podía ver

- Tomas?

- Amanda!!! - nuevamente su grito pero por más que mire a mi al rededor no lo vi

- Amanda abre los ojos!!! - sentí su mano golpear mi cara y mis ojos se abrieron como dos platos en medio de la carretera, reaccione de inmediato y sujete el volante antes de estrellarme, no fueron más de dos segundos que cerré los ojos y casi me voy directo a un poste, mi corazón se acelero y la adrenalina hizo tambalear hasta mis pies, me detuve lo más rápido posible y tuve que salir del auto un momento, recuperar el aire fue lo más difícil.

- Que te paso qué!! - Grito Diana mientras le contaba

- No paso nada, estoy bien!

- Ahora no paso nada y si hubiese pasado?

- Ya tranquila, estoy bien

- Esto tiene que parar Amanda

- Que cosa?

- Tu manejando tanto, en especial después de trabajar

- No quieres que venga más?

- No quiero que te pase nade en tus viajes, que es distinto

- Bueno si te fueras a vivir conmigo no tendríamos que discutir por esto

- Ya hablamos sobre eso Amanda

- Lo hablamos una vez más entonces.

- No, ya te lo explique, tu tienes tu vida, tu trabajo, no te harás cargo de nosotras, yo acá estoy bien.

- Sabes qué? me canse - me acerque a la pequeña y le di un beso y una abrazo - te aviso cuando venga a ver a la niña.

Abrí la puerta decidida a marcharme, sentía rabia, pena, porque no podía dar su brazo a torcer he irse conmigo, estaba cansada de estar sola, de vivir sola, pero ella no pensaba lo mismo.

- Amanda, si te quieres ir hazlo, pero ve a dormir un poco antes de hacerlo - grito desde la puerta, pero no me importo, subí al auto y solo maneje, me preocupe solo de la pista delantera, el viento me mantenía despierta, en ningún momento sentí sueño, la rabia no me lo permitía.

Llegue a casa y la sorpresa que me esperaba a la entrada jamás pensé volverla a ver, había pasado tanto desde la ultima vez que pensé en ella, se levanto a penas me vio estacionar el auto, dudosa con miedo, esperando que bajara, que estaba haciendo aquí  porque volvía, no podía simplemente mantenerse a distancia de mi vida?

Baje del auto después de cinco minutos de mirarla sin querer actuar, estoy cerrando la puerta cuando un auto frena de golpe al lado del mio, solo para hacerme la vida un poco más fácil Diana baja del auto como si la llevara el diablo!

- Tu realmente estas loca! Amanda que mierda tienes en la cabeza!

- Diana que haces aquí  - mi mirada oscilaba entre la cara de furia de Diana  la confusión indiscutible en los ojos de la mujer que se mantenía de pie a cinco metros de mi.

- Que hago aquí? tu crees que me iba a quedar tranquila sabiendo lo que paso? y si te pasaba de nuevo! Amanda por la cresta sigues siendo la misma pendeja que actúa sin pensar.

- Diana...

- Que hubiese hecho yo si te paso algo? tu crees que seria fácil perderte ahora que te recupere?

Aquellas palabras me mantenían en un hilo, de todas las cosas que había pensado, esa no estaba ni en el ultimo lugar de la lista.

- Tranquila Diana, tranquila - dije abrazándola, mientras la pequeña me miraba con miedo desde el auto 

- Creo que te buscare en otro momento - Su voz... pase tanto tiempo intentando reproducir su voz en mi cabeza que ahora aparecía una ilusión  aunque no lo era. Amanda se separo de mi abrazo y se quedo viéndola sin decir nada

- Espérame un poco y te atiendo - le dije fríamente

- No tranquila, yo me voy, después hablamos - Dijo Diana alejándose de mi 

- No, espérame adentro, toma - le dije pasando mis llaves - subo en seguida - Diana me miro dudosa de aceptar lo que le decía

- Esta bien - dijo quitándome las llaves y abriendo el auto para sacar a Amanda

- Mady! Mandy! puedo juga en tu peza? - preguntaba Amanda mientras saltaba a mi alrededor mientras unos más confusos que nunca ojos me miraban.

- Amanda, entremos! - gritaba Diana seriamente

- Déjala que juegue en la pieza - intente mirarla conciliadoramente pero evito mi mirada.

Espere a que ambas entraran, mientras sin siquiera verla podía sentir sus ojos clavados en mi, tenia una necesidad de perderme en su mirada, pero evite a toda costa aquel encuentro, por qué tenia que aparecer justo ahora.

- Siento que no sea el mejor momento para buscarte - dijo sin quitarme los ojos de encima

- no se cuando hubiese sido ese buen momento

- Amanda...

- Lucia que haces aquí?

- Necesito hablar contigo

- Ahora? cuando han pasado tantos meses? 

- Perdóname por eso

- Cual de todas las cosas debo perdonar? el hecho de que te fueras o que me dejaras plantada esperándote por horas o tal vez el que solo hayas dejado una nota, aunque quizás quieres disculparte por el contenido de la nota.

- se que estas herida

- No, te equivocas, estuve herida, muy herida, ahora solo tengo rabia de que estés aquí.

- Amanda - sus ojos se nublaron de inmediato - te extraño demasiado

- No se que es lo que extrañas Lucia, porque nunca vivimos algo de lo  que se pudiese extrañar, no puedes decirme que extrañas despertar a mi lado o los cientos de cenas ni mucho menos las incontables vece que hicimos el amor, ni siquiera puedes decirme que me extrañas en tus sueños porque incluso de ahí me hiciste desaparecer.

- Guau... - dijo dándose una vuelta para limpiar su cara

- No se que pretendías con esta visita Lucia, de verdad que no lo se.

- Tan rápido dejaste de sentir por mi? 

- Tal vez nunca hubo un sentir. - su mirada a mi respuesta fue de dolor, tanto que casi dejo todo de lado y la abrazo de inmediato, pero por más que me doliera tanto como a ella, no iba a dejar que volviera a herirme.

- Gracias por hacérmelo saber - dijo caminando para alejarse de mi, por más que quería que no me importara, su partida me hacia sentir que volvería a verla, que me arrepentiría de dejarla ir, entonces mire hacia donde habían entrado aquellos dos ángeles y todo se volvía confuso en mi vida.

Respire y conté hasta diez antes de entrar, busque a Diana en mi pieza, estaba sentada sobre la cama viendo un cuadro que tenia en mi velador, mientras Amanda jugaba con mi maquillaje; Diana me miró y sonrió, note una pequeña lágrima escabullirse por su mejilla, la que limpio rápidamente.

- La encontraste 

- A quien?

- A tu Lucy

- Como sabe...

- La dibujabas con Tomas, hablabas siempre de ella,  tienes un dibujo en tu velador... - dijo mostrándome el cuadro.

- La encontré - dije sentándome a su lado sin mirarla - la perdí y la volví a encontrar, solo para volverla a perder

- Pero ahora está aquí, es lo que vale no?

- no se si es lo que quiero

- Lo que quieres es ser feliz

- Y si ella no es mi felicidad? - cuestione mirando a la pequeña Amanda.

- No Amanda... tu estás confundida

- No lo estoy Di, esto que tenia dentro por ti sigue intacto, a diario crece aún más

- Y ella?

- Que pasa con ella?

- Serías capaz de decirme que no sientes nada por ella?

La mire y no fui capaz de darle respuesta a su pregunta.

- No puedes, porque la amas y esto que sientes por mi es solo amor a la idea de tener una familia.

- No es así Di! no soy tonta, me doy cuenta de lo que siento

- Lo se, pero también se lo que es sentirse enamorada de dos personas.

- Ay Diana! - dije parándome enojada

- Es la verdad, y tu sabes con quien decidí quedarme

- pero yo ahora quiero estar contigo.

- tu quieres elegir lo seguro, lo estable, lo que sabes que estará firme a tu lado y no te dejara caer

- eso fue lo que tu elegiste

- si, elegí la estabilidad antes que el amor.

-  Y si yo estoy eligiendo el amor y la estabilidad?

- No, no lo haces

- Tu no puedes saber lo que siento Diana! - Grite y Amanda se para a abrazar a su madre

- Cariño perdón, no quería gritar - dije acariciando su cabello.

- Amanda sigue jugando yo iré a hablar con tu Mandy afuera.

- Lo siento... 

- Esta bien, debes controlarte Amanda, con un niño todo cambia

- Lo se Di, se me paso, pero no se repetirá lo prometo

- Amanda, estas confundiendo el amor que sientes por mi hija, con la ilusión de un amor por mi

- Diana eso no es así.

- Que sentiste cuando la viste?

- A que te refieres

- Apuesto mi vida por que tu corazón se detuvo,  por un instante tu cabeza recorrió las imágenes de ella a tu lado, los besos, las caricias, las ganas de querer abrazarla y volver a sentir todo aquello que tenias guardado.

- Diana, por favor...

- No Amanda, yo perdí mi oportunidad contigo, lo se, ahora es la oportunidad de ella de hacerte feliz

- Porqué quieres decidir por mi 

- Por que se que estas decidiendo con la cabeza, te prometo que todo va a estar bien, tu seguirás viendo a la niña como siempre, pero tienes que prometerme que descansaras antes de viajar

- Diana No!

- Amanda...

- No, yo se que no te puedo negar lo que siento por ella, pero ya fue, la vida sigue y tu te apareciste en mi camino, me trajiste luz y un pequeño destello que me trajo de vuelta a vivir, jamás pensé en volver a encontrarte, ni mucho menos que lo harías con aquel regalo.

- Pero nosotras seguiremos aquí  yo prometo que no te dejare, ni mucho menos dejare que te alejes de tu sobrina.

- Pero por qué no puede ser como yo quiero, juntas, como siempre debió ser.

- Yo siempre pensé que ella no existía  que era una ilusión  aún así sentía rabia cada vez que te oía nombrarla, pero era inútil  yo no estaba contigo, pero ahora que existe, tengo claro que es el amor de tu vida, no hay otra, cualquier cosa que estés sintiendo ahora es solo por la idea de formar una familia y tu tienes derecho a formar una familia con ella

- Ella me hizo tanto daño Diana, tanto que no creo que pueda volver a estar a su lado

- Pero un pedazo de ti lo desea - sus ojos se volvieron opacos luego de aquella frase

- Yo... no se nada

- Tranquila, yo lo sé, así como sé que no se dará por vencida hasta que te recupere, no te cierres a su amor

- Tu ya no sientes nada por mi cierto? - una sonrisa irónica se dibujo en su cara, tomó mi mano y la acaricio, sentía tanto en aquel contacto, quise besarla, la necesidad de volver a besar sus labios una vez más era enorme

- Si me besas sabrás que lo que siento por ti nunca se fue, pero también me dejaras vacía por dentro, porque se que la amas a ella y yo no me puedo permitir quedar destruida por dentro

- No quedaras destruida Di...

Mi boca estuvo tan cerca de la suya que incluso pude sentir el aroma del labial que llevaba, sonreí por tenerla así de cerca, necesitaba demostrarle que lo que sentía no era una ilusión  no era mi cabeza la que lo ordenaba, era mi alma entera, pero cuando estuve a punto de saborear sus perfectos labios Amanda salio corriendo del cuarto interrumpiéndonos  Diana se separo rápidamente de mi y se largo a reír nerviosamente por el rostro pintado de Amanda, pasamos la tarde obviando nuestra previa conversación  pero mi esperanza porque desistiera de su idea estuvo presente en cada momento.

- Creo que es hora de que nos vayamos.

- No Di, no te vayas - dije como una niña mimada

- Es tarde, Amanda tiene que descansar y tu igual, mañana trabajas

- No, no trabajo, me cambiaron el turno, pasen la noche aquí  mañana podemos salir a comer a algún lado

- Mamá! Mamá! pijamada!! - gritaba Amanda

- Pijamada Mamá? - le dije con mi más tierna voz, ella movió su cabeza intentado no sonreír  pero le fue inútil.

- Esta bien, nos quedaremos 

Amanda saltaba por todos lados, mientras mi sonrisa era inigualable, después de una hora la pequeña cayo rendida, se acostó en la cama que solía ser de Ricardo y por fin tenia un poco de Paz para estar con Diana.

- Una copa de vino? - le pregunte sacando la botella

- Eso es un poco riesgoso contigo

- Me comportare, lo prometo - sonreí por aquella pequeña mentira.

Nos sentamos en el sofá  serví ambas copas mientras ella se acomodaba en la esquina sentada a lo indio y tomándose el pelo para hacerse una cola, me trajo tantos recuerdos que me quede embobada por unos minutos.

- Me darás la copa o seguirás mirándome - dijo haciéndome sonrojar.

- Te imaginas pasar la vida así?

- Así como?

- Siendo felices

- Yo soy feliz, muy feliz

- Yo también lo soy, hasta que tengo que volver de tu casa para llegar a esta sola casa

- Amanda, deja de insistir

- Pero dime que no seria lindo, hacer dormir a la pequeña juntas, descansar y conversar todas las noches, claro un poco más cerca de lo que estas ahora, no muerdo eh 

- Si lo haces

- A veces - dije con una picara sonrisa - sería tan feliz despertando a tu lado a diario

- Aunque me despierte horrible por las mañanas? 

- Incluso cuando despiertas con lagañas en tus ojos y el pelo como el hombre manos de tijera

- Tu no despiertas muy linda que digamos

- Oye!

- Mucho menos cuando tienes el rastro de babas en tu boca!

- En todo caso! parezco caracol

- Pero un caracol hermoso - quiso retractarse de sus propias palabras pero ya era tarde

- Ah si?

- Es el vino hablando 

- Bendito seas vino - dije levantándome

- A donde vas?

- Al baño, sigamos agradeciendo al vino

- Meona

- Pesada 

Me perdí en mi reflejo mientras estaba en el baño, estaba aquí  con ella, todo lo demás era una simple fantasía, me costaba creer que esto fuese realidad, aun cuando estaba tan cerca

- Amanda, alguien golpea - dijo del otro lado de la puerta

- no abras, ya salgo

Definitivamente no era hora para que alguien me buscara, salí del baño y Amanda me esperaba en el extremo del sofá donde yo había estado sentada, volvieron a golpear insistentemente, abrí la puerta y desee haber tenido de aquellos ojos mágicos para no haberla abierto. 

Comentarios

  1. D: D: D: D: D: D: D: D: TU NOS QUIERES MATAR DE INTRIGA... como puedes cortarla ahí D: quiero seguir leyendo y leyendo y leyendo, a pesar de que mañana tengo dos pruebas que me costaran el semestre jajaja, muy bueno, como siempre, espero con ansías la continuación de tus otras historias! FELICIDADES, saludos desde Chillan.

    ResponderEliminar
  2. Que larga espera por esta historia mujer, espero la continuacion pronto, que gran debate entre las dos mujeres, Diana en el sofa y Lucia en la puerta??, no tardes

    ResponderEliminar
  3. Qué mala!!! Me encanta esta historia, lo único que no me gusta es tu obsesión por mortificar a tus lectores.

    ResponderEliminar
  4. - O simplemente fuimos una de esas fallas que tiene la vida y lo que no fue no va a ser nunca

    Que frase tan particular y fuerte, pero tan cierta en algunos casos. Lo leí desde muy temprano pero mi conexión se empeñó en aislarme del mundo durante la mitad del día, así que más vale tarde que nunca.
    Kam

    ResponderEliminar
  5. Amo tus historias, muchas gracias por compartirla :) me quedaré con la iintriga nuevamente >-<.

    ResponderEliminar
  6. no habia tenido tiempo de comentar,pero que buena eres para dejarnos con el jesus en la boca, ahora que va a ser la pobre, aunque no sabemos a que regreso lucia y porque ahora, en fin espero que no tardes con la conti. besos

    ResponderEliminar
  7. Aparte de la intriga horrible en la que nos dejaste, éste relato me dejó con una frase en la cabeza y es: Lucía porque no te desapareces para SIEMPRE.

    ResponderEliminar
  8. Hola como siempre es un lujo leerte, se te extraña en los otros relatos pero es genial que tengas tu propia pagina, excelente volver a leer tus historias gracias por seguir este deporte de la escritura.

    atte. Alexmvu

    ResponderEliminar
  9. por favor la continuacion.....

    ResponderEliminar
  10. Sí la continuación te encanta torturarnos please

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

De vuelta

Anabrielle 3