Desde Cero III
La tome de la mano y la obligue a
salirse de aquella cama, me miro con
rabia, con rencor, pero su mirada estaba tan perdida que podía haberse estado
viendo a ella misma en este momento.
-
No quiero tu lastima, vete por favor – dijo
volviéndose a sentar
-
Toma, báñate, vístete, nos vamos ahora mismo de
acá.
-
No me voy a ir a ningún lado
-
Y que pretendes, morirte en este lugar
-
Es una buena idea
-
Lena, para por favor - dije tomando mi cabeza – no puedes seguir
aquí, así, de esta forma.
-
Que te hace pensar que quiero tu ayuda
-
Me da lo mismo lo que quieras o no quieras y si
no te vas de aquí me quedo aquí contigo, pero esto se acaba
-
Que pretendes Hayal, no quiero que me veas así,
no quiero que me acompañes, me dejaste claro que lo nuestro acabó, porque me
atormentas. – sollozo entre líneas.
-
Mira… - me acerque para tomar sus manos –
volvamos a casa y olvidemos que todo esto paso, no es razonable que ambas
suframos así, yo te amo Helena, por favor, empecemos de nuevo – dije sin quitar
mis ojos de los suyos
-
No es posible bonita – dijo tomando mi rostro –
porque ya no puedo ver ese amor en tu mirada, veo solo lastima y no es justo,
mi amor esta aquí intacto, pero el tuyo lo perdí en algún rincón de mis
confusiones.
-
Helena, prométeme que saldrás de aquí.
-
Prometí tantas cosas que no cumplí Hayal
-
Prométemelo!
-
No puedo. – y volvió a sentarse en aquella cama
-
Helena, si no sales ahora mismo de acá, me
comunico con tu madre
-
Y que te hace pensar que mamá te contestara
-
Ya la llame – dijo Daniela interrumpiéndonos –
llega mañana
-
Cuando dejaras de entrometerte en mi vida
Daniela, te dije hace mucho tiempo que desaparecieras! – grito Helena y quede
atónita con sus palabras
-
Te dije cincuenta mil veces Helena, no me voy a
ir de tu lado y si tengo que llamar a Hayal, a tu mamá o a la policía para que
te saque de aquí, lo voy a hacer.
Helena la miro con odio en sus
ojos, detestaba esa mirada, siempre se la da a su madre y si en este momento se
estaba parando de la cama en dirección al baño era solo por ella, si su madre
la ve en ese estado, es capaz de internarla probablemente en contra de su
voluntad.
-
Que se vaya – me dijo asomando su cabeza por la
puerta del baño
Mire a Daniela y por primera vez
sentí compasión por ella, pude ver el afecto que le tenía a Helena y lo mucho
que su actitud debía dolerle, me miro de vuelta – cuídala – me rogó y salió de
la habitación.
Mientras Helena se bañaba tome mi
celular y tenia dieciséis llamadas perdidas de Abril, pensé que algo le podía
haber pasado y la llame.
-
Abril?
-
Por fin!
Donde estas! Salgo quince minutos y desapareces!
-
Lo siento, fue una emergencia
-
Donde
estas?
-
Con Helena
-
De verdad?
-
Si, es una larga historia, después te cuento.
-
Está bien,
tranquila, luego hablamos.
Corte el teléfono y Helena salió
envuelta en una toalla de la ducha, no me miraba, no me hablaba, espere
paciente desde la que hasta hoy había sido su cama, se quito la toalla y
comenzó a secarse de espaldas a mí, me dolía ver su cuerpo, no era real, no
podía serlo, su delgadez asustaría a cualquiera que ni siquiera la conociese,
las ganas de ir y abrazarla llegaron de improvisto, me levante sin darle
vueltas a lo que pensaba y la tome por la espalda, mis brazos la rodearon y mis
manos se posicionaron es su vientre, boto la toalla que aun seguía en sus manos
y las puso hacia atrás en mis caderas como siempre lo hacía cuando la tomaba
por la espalda – por qué tuviste que venir por mi – murmuro dejando caer su
cabeza en mi hombro – tu me habrías dejado aquí? Así, prefiriendo la muerte
antes que la vida? – concluí mi pregunta y se dio vuelta para quedar frente a
mi – nunca! Me oyes? Nunca! – repitió me abrazo con toda la fuerza que tenia, así
se mantuvo por una cantidad de tiempo que no asimile, desnuda entre mis brazos
como en los tiempos buenos, los de antaño.
Salimos de aquella casa y tomo mi
mano, sentí tanta tranquilidad al tener su mano entrelazada a la mía, sería
imposible describirlo de otra forma – donde vamos? – pregunto ya sentada en el
auto – a casa – le respondí sin mirarla y arranque el auto, decir que en aquel
momento no tenía dudas seria mentir, porque dudas pudo haber sido mi primer
apellido – Hayal – dijo mirándome fijamente – Dime – respondí esperando lo que
tenía por decir – tenemos que hablar en casa – y aquello me asustaba, fue lo
único que se mantuvo en mi cabeza durante el trayecto, en realidad no era lo
único, pero aquello no se lo podría admitir ni a mi yo interior.
Llegamos a casa, estaba todo tal
cual como ella lo había dejado, pero con una lamina protectora de polvo y un
olor casi desagradable por tanta ausencia, me miro y sabia lo que venía, pero
si no la hubiese visto en aquel cuarto no me descolocaría su actitud, era
increíble se capacidad de cambiar, abrió todas las ventanas, las puertas, y
comenzó como un general a dar ordenas y a limpiar todo, nos pasamos el día en
despejar para dejar la casa impecable, cuando llego la noche mi estomago pedía
a gritos comida, el que ella ni siquiera hubiese dicho “tengo hambre” me
llevaba a imaginar los días previos, comiendo lo que la mantenía en pie.
-
China? – pregunte tomando el teléfono
-
Ah?
-
Comida china – dije riendo
-
No tengo hambre – la mire con el ceño fruncido y
preferí no ponerme a retarla en ese momento.
Continúe mi llamada y pedí todo
lo que sabía le encantaba comer, la sentí regañar a mis espaldas y la deje que
reclamara todo lo que quisiera, corte la llamada y le dije que me iría a bañar
– estoy hedionda – concluí y cambio su cara de enojo por una carcajada – puedo?
– pregunto mirándome con cara de niña buena, le guiñe un ojo e hice el gesto
con mi dedo indicándole que me siguiera, su hermosa sonrisa apareció de
inmediato y me siguió mientras entraba al baño, tomo mis manos para que no
quitara mi ropa y fue ella quien hizo ese trabajo – amor, de verdad estoy toda
transpirada – dije evitando que me besara – te he hecho el amor con el cuerpo
lleno de tierra y crees que eso me va a detener – agrego un “ja” con su
malévola sonrisa y se lanzo a mis labios, cuantas noches no soñé con sus
labios, con sentir su lengua en mi boca, con que se apoderara incluso con sus
dientes de mi, besarla después de tanto tiempo me hacía sentir casi lo mismo
que la primera vez, y ese “casi” era derivado por la confianza con que me
tomaba, por la distancia que había tenido de mi por tanto tiempo. La traje
conmigo y el agua comenzó a caer tibia por nuestros cuerpos y no entendí como
pude pensar que podía vivir sin su boca, sin sus manos recorriendo cada espacio
de mi ser y ahí de pie con el agua cayendo por toda nuestra humanidad, nos
conectamos, nos unimos y fuimos un solo cuerpo una vez más, en aquel virtuoso
movimiento que hacia acelerar nuestros corazones, dejando libres tantas
sensaciones que no existiría límite para enumerarlas, poco a poco la velocidad
comenzó a descender y me aferre a su cuerpo incluso con mis uñas – Te amo, te
amo, te amo – repetí una y otra vez en su oído y las lagrimas que salían de mis
ojos se mezclaron con el agua; busco mi rostro, mi boca, mis labios y me mordió
hasta hacerme gemir del gusto, una vez más, como dos amantes que se buscaban
intermitentemente la hice mía en aquella ducha y ella me hizo suya.
Desperté a las ocho de la mañana,
me pellizqué para asegurarme que no era un sueño, que ella de verdad dormía
placentera a mi lado y el dolor me reconforto, me levante cuidadosamente para
no alterar su dormir, cubrí mi desnudo cuerpo y salí de la habitación, lo primero
que vino a mi mente fue el desayuno, pero cuando fui a sacar ropa para vestirme
e ir a la tienda recordé que no tena nada, la única ropa que tenia estaba
sudorosa y sucia en el suelo, llamar a Gustavo y pedir auxilio significaba dar
explicaciones, evitar aquello por ahora incluso era una misión considerando la
cantidad de llamadas perdidas que tenía mi celular, vi el bolso de Helena y
tome su ropa, dado que era un poco más alta que yo me quedo un poco grande,
pero prefería salir así a dar explicaciones.
De regreso de las compras mi
celular no dejaba de sonar, todas llamadas de Gustavo, cansada de seguir
desviando el celular me estacione afuera de la casa y conteste su llamada
-
Por fin te
dignas a contestar inconsciente de mierda, donde cresta estas! – dijo
Gustavo al otro lado de la línea dejándome sin palabras – Hayal! Donde estas?
-
En casa – fue lo único que salió de mi boca
-
Estas
bien?
-
Sí, estoy bien
-
Que paso?
-
Te calmaste?
-
Si
-
Estoy con Helena
-
Volvieron?
– pregunto incrédulo
-
Eso creo.
-
Hayal, no
te diré nada – suspiro – tu sabes lo
que haces, pero piensa bien las cosas por favor.
-
Si Gus. – dije aquello y corto.
Puse mi cabeza sobre el volante y
mire hacia adentro, mi cabeza era una balanza, por un lado estaba lo bien que
me sentía a su lado, lo maravillosos de su amor y en el otro dos meses en los
que nacieron dudas y en ella certezas, dos meses que a la larga sabia que nos
pesarían, sacudí mi cabeza y quite todo lo que había en ella, para entrar a
casa y esperarla con el desayuno.
-
Y esto? – dijo entrando a la cocina mientras se
refregaba los ojos y sonreía, se había cubierto con solo con una transparente
polera
-
Esto es alimento, se llama desayuno – dije
molestándola mientras me acercaba a su cuerpo – yo se que hace tiempo que no lo
comes, pero yo te lo presentare
-
Tonta – dijo abrazándome
-
Tonta tú – le dije y le di una palmada en su
trasero
-
Ay! – dijo sobándose
-
Uy! Le dolió – dije riendo y pasando mi mano
donde antes había dado un golpe
-
Para – me dijo
-
Porque?
-
Bueno, quieres tomar desayuno o no?
-
Sí, sí, sí, dije quitando mi mano y
levantándolas cual ladrón apuntado por un arma.
Desayunamos ese y los días que
vinieron, faltaba un día para mi cumpleaños y sentía que Helena ya estaba
mejor, aun no recuperaba su figura, pero poco a poco su mente volvía a sentirse
sana.
Gustavo paso un día entero con
ella, según hablando de todo, “me regañaron, la vida” fue lo único que dijo
cuando volvió a casa pero más nada, Gustavo siempre cuidando mis espaldas, me
alegraba que no tomara otra actitud con Helena, tenía claro que no podría
soportarlo.
Helena por su lado se disculpo
infinitas veces con Daniela cuando esta insistía en que no tenía nada que
perdonar; Daniela cambio del cielo a la tierra conmigo, sus actitudes fueron
distintas, claramente no era la misma de antes.
Lo único que me perturbaba
durante el tiempo que había pasado era la distancia de Abril, para lo único que
me había buscado fue para pedirme trabajo en alguna de las tiendas, con sus
antecedentes la hice gerente de las
sucursales de inmediato, siempre había manejado yo todo y era hora de dejar las
cosas en manos de alguien más, pero solo
se dirigía a mi por temas laborales y nada más, su actitud me descolocaba y
aquello no me gustaba para nada.
-
A donde me llevaran mañana?
-
A que te importa – dijo Gustavo recorriendo mi
oficina
-
Claro que me importa si yo soy la festejada
-
Ya te dije que es sorpresa, así que para de
preguntar, pasando a otro tema, que pasa entre tú y mi hermana
-
Buena pregunta, pero no tengo idea
-
Esta rara últimamente
-
Gustavo si no sabes tú que vives con ella
-
Siempre ha sido así, se encierra en su mundo
cuando algo le pasa
-
De que le pasa algo estamos de acuerdo, me llama
solo para cosas laborales, ahora mismo, sabía que venía y se fue a una
sucursal, nunca está aquí cuando vengo a la oficina
-
Entonces la cosa es contigo – dijo pensativo
-
Tú sabes algo?
-
Puede ser, pero tampoco te hablare sobre eso –
dijo dándome un beso y marchándose rápidamente.
Helena comenzó a celebrar mi
cumpleaños desde temprano, desde el día anterior en realidad. Llegue a casa y
estaba todo armonioso, las velas iluminaban en totalidad dada la cantidad que
había puesto por los alrededores, me sentí feliz, aun no la veía y ya me sentía
completa, nada había pasado entre ella y yo, nunca existieron conversaciones ni
términos mucho menos rupturas, me sentía en otra época, esperando su regaloneo
típico previo a mi cumpleaños. Camine buscándola, su aroma me busco como en los
típicos dibujos animado cuando el aroma te lleva a un lugar determinado, mi
olfato me guiaba a través de la casa hasta que la encontré, hermosa, radiante,
con la enorme sonrisa que siempre me entregaba – hola – me costó reaccionar al
sonido de su voz, cuando lo que veía aun me tenia de pie a la entrada del
cuarto – Feliz cumpleaños – repitió aun con su sonrisa, mi cara debe ser un
espectáculo en este momento.
Me acerque a ella temerosa, en
cinco años logras conocer tanto a una persona, que podrías determinar con
coordenadas donde se ubican uno y cada unos de sus lunares, pero nunca dese que
estábamos juntas me había esperado así, con su sexualidad y sensualidad a la
vista, solo una delgada bata la protegía, no necesitaba protección ante mí,
quizás para el aire que osaba rozar sus desnudas piernas, tal vez para que mi
vista no viera todo lo que podía ofrecerme…
-
Estas hermosa, eres hermosa – corregí
-
Demoraste tanto en llegar – susurro de la manera
más sensual que tenia.
Tarde aún más en responder, al
menos con palabras, pero después de oír su voz el contacto con su boca era
inminente, devore sus labios aunque devorar no define la forma en que la bese,
con ansias, con deseo, de la forma que desee haberla besado por última vez en
algún momento, como si no hubiese mañana y todo acabase luego de terminar lo
que estábamos a punto de hacer, de entregar, de enloquecer, porque el amor
nunca viene sin locura y esta noche la locura reinaba en nuestra cama.
La intensidad fue tan grande que
no me di cuenta como se deshizo de mi ropa, de un momento a otro tenía menos
ropa que ella y entonces se paro y me dejo ahí, expuesta, deseosa de que
volviera a la cama y no me dejara jamás.
-
Vuelve – suplique
-
No
-
Vuelve – insistí
-
Shhh… -
sus labios hicieron el sonido del silencio y su dedo fue a parar en vertical en
ellos.
La música comenzó a sonar y ante
mi presencia el mejor espectáculo que mis ojos jamás habían visto, no sabía
cómo posicionarme para ver tal presentación, su cuerpo comenzó a moverse y mi
fascinación por ella expandía su límite, mi boca se sentía como cuando partes
un limón y solo con verlo tu boca reacciona al sabor, una vez más me sentía
presa de ella, enjaulada en una celda donde solo ella tenía la llave para
liberarme, porque tener entre mis manos su cuerpo en aquel momento era tan
ansiado como para un reo su libertad. Comenzó a desprenderse de lo poco que la
cubría, casi en cámara lenta, una a una la ropa fue saliendo, hasta que quedo
la ultima, la más preciada, la que guardaba mi más preciado tesoro, aquel que
solo era mío y de nadie más, lo lanzo hasta mi, lo tome, lo sentí y su mirada
se clavo en mis ojos como preparándome para lo que venía.
La música se detuvo y el Show
llegaba a su fin, su sonrisa en jadeante por todo el movimiento previo ilumino
mi alma en un instante, camino hasta el final de la cama y así, sin ropa como
había quedado gateo desde el principio hasta llegar a mí y muy distinto al primer encuentro de nuestros
labios, ahora era lento, dulce, sus labios susurraban un te amo en los míos y
me hacia enloquecer una vez más, las almohadas, las sabanas, todo lo que sobraba
excepto ella y yo fueron víctimas de la coreografía que vivíamos sobre aquel
colchón desnudo de ropas, incesante,
imparable, casi imperdonable a la vista de cualquier intruso, pero no había
nadie, éramos solo ella y yo, nada más alcanzaba en nuestro espacio. La fuerza
de nuestras respiraciones se encerraba en las cuatro paredes que nos protegían,
junto con cada sonido que salió de nuestras bocas, a punto de terminar, a punto
de explotar en un sin fin de sensaciones que eran solo nuestras, una vez más su
cuerpo se detuvo el mio sintió un corriente recorrer cada espacio, casi
revitalizante, la abrace, la bese una vez más y aquel beso ignoro el cansancio
de nuestros cuerpos, fue autónomo y poco a poco volvíamos entre risas a repetir
el acto que nos había hecho alcanzar lo inalcanzable humanamente posible.
-
Hola – dijo refregando sus ojos ignorando el
tiempo que llevaba viéndola
-
Eres tan hermosa en las mañanas
-
Mentira, soy horrible – dijo con su aún
adormecida voz escondiendo su rostro en mi cuerpo
-
Gracias por el mejor regalo de cumpleaños que
nadie jamás va a recibir
-
Te amo preciosa, Feliz cumpleaños – dijo
levantando su cabeza para besarme – para, para – dijo quitándome el placer de
su boca
-
Porqué? – reclame como una malcriada
-
Por qué yo sé donde va a parar esto y mi cuerpo
no da más mi amor – se sonrojo ante sus palabras
-
Y a caso un beso no puede ser simplemente un
beso – le dije entre risas
-
Un beso si, tus besos nunca lo son.
-
Quiero mi beso – dije cruzándome de manos
-
Mal criada
-
Quiero mi beso – insistí con descaro y por más
que su cabeza se resistió termino ella pidiendo que no parara y una vez más ahí
estábamos como si de una coreografía se tratara cuyo ensayo jamás me cansaría
de repetir.
La mañana se paso entre risas y
coqueteos interminables, llamadas telefónicas de personas que jamás espere que
llamaran, pero al fin y al cabo gratas llamadas, pero me faltaban dos llamadas
importantes y mi Helena pudo ver en mi cara que algo intervenía la plena
felicidad que sentía.
-
Que paso?
-
Nada amor, que va a pasar?
-
Te llamo Gustavo?
-
No
-
Y Abril?
-
Tampoco
-
Quizás algo paso, tranquila
-
Estoy bien mi amor
-
Si claro
Como si de un llamado telepático
se tratara, basto nombrarlo para llegase, golpeo la puerta incesantemente y se
escondió tras una caja enorme que tenía una cinta en su tapa…
-
Feliz cumpleaños!! – grito dejando ver su cara
Lo abrace agradeciendo su
presencia, una y otra vez lo hice aún en el umbral de la puerta.
-
Mi vida me ahogas – intentando respirar entre mi
abrazo y la caja que se encontraba entre los dos
-
Ya lloraba porque pensaba que te habías olvidado
de ella – intervino Helena burlándose de mí.
-
Me he olvidado alguna vez de tu cumpleaños? –
mirándome con reproche
-
Ya si se, dame mi regalo!
-
Feliz cumpleaños Hayi
-
Gracias
El contenido de mi regalo fue una
sorpresa, nunca pensé que lo haría, ni como lo había conseguido, pero era una
réplica idéntica de un Oscar Dela Renta del cual me había enamorado a penas lo
vi en la pasarela.
-
Es idéntico al de la pasarela Gus! Te pasaste!
-
Mi amor, no es idéntico, mírale la etiqueta
-
Gustavo! Esto es demasiado!
-
Se dice gracias y pobre de ti que no lo uses
esta noche
Lo mire detenidamente y o hice
más que sonreír, aquel regalo era más, mucho más de lo que yo alguna vez le
había dado.
-
Te queda una cajita adentro – dijo Gustavo
golpeando mi espalda para que lo soltara
-
Más regalo Gustavo! – dije regañándolo
-
Ábrelo tranquila – dijo levantándose y
llevándose a Helena
-
Te la robare unos minutos – grito mientras salía
de la casa
Abrí la pequeña caja azul que
traía una cinta blanca en su tapa, mire en su interior y mi mundo entero cambio
sus sentido en menos de un segundo, entonces mi memoria hizo un recorrido al
pasado y entendí que ya nada sería lo mismo…
Algún Día en Algún Mes de un Incierto Pasado…
-
Ves esa
piedra que está ahí
-
No es una
piedra, es un ámbar
-
Lo sé
sabelotodo, es un ámbar y de los más raros
-
Y que pasa
con eso?
-
Mi madre tenía
uno, con forma de corazón
-
Si?
-
Si, lo
llevaba desde el día en que se caso con mi padre, el mismo día en que se
fugaron de su país, mi padre era palestino y mi madre Israelí y ambas familias jamás
hubiesen aceptado una unión, entonces mi papá rapto a la mujer que amaba y gracias
a unos amigos escaparon en un buque industrial su primera parada fue
Inglaterra, mamá me conto que mi padre había encontrado una roca preciosa a
orillas del mar, como si la hubiese estado esperando y papa no demoro en venderla
pero se quedo con un pedazo, un pequeño trozo con el que mando a confeccionar
un colgante en forma de corazón, en medio tenía dos burbujas de aire “Tu
suspiro y el mío siempre estarán unidos en este corazón” fue lo que le dijo
cuando lo entrego y siguieron su travesía, hasta que llegaron al último rincón del
mundo.
-
Aquel fue
el símbolo de su amor
-
Si, papá decía
que aquel corazón era un sueño que nunca deberían haber vivido pero que la vida
les regalo, por eso me pusieron Hayal, papá quería ponerme Ámbar
-
Y Hayal
que significa?
-
“Sueño”
El ámbar que sacaba de la cajita
era distinto al de mi madre, este era de un azul casi transparente, sobre una Libélula
de plata, en su transparencia una burbuja grande de aire, que se podía contemplar
a la distancia. Me basto abrir la tapa para saber que era de ella, pero porqué
no estaba aquí, porqué no era ella quien me lo entregaba, mire por la ventana y
pude ver a Gustavo entreteniendo a Helena, aprisione el collar entre mis manos
y volví a mirar la caja, en el fondo un papel que al sacarlo tenia tantos
dobleces como contenido, mi corazón dio un impulso, sentí miedo de leer lo que decía,
era como si mi cuerpo supiera algo que yo desconocía, tome todo el aire que
pude y leí.
“Todo lo que representa este colgante se puede derivar en una palabra,
pero a penas lo vi supe que era para ti, tiene una burbuja de aire, lo notaste?
Es un suspiro, un gran suspiro seguramente de algún amor no correspondido, un
suspiro que representa más de lo que nunca te podre regalar… Mi sueño nunca tendrá
un principio, mi sueño siempre será desconocido y mi sueño siempre serás tú,
pero no te asustes, lo he sabido siempre, que tu eres el sueño de alguien más y
este es el símbolo de un amor que nunca cruzo adversidades, un amor que jamás se
hará realidad, porque los sueños siempre son mucho mejor que la vida real. Toma
este colgante como mi despedida, la despedida de algo que nunca tuvo la
oportunidad de decir “Hola”.
la espera valio la pena, como siempre magnifico capitulo,me gustaria que se quedara con Abril, aunque quiera a Helena siento que ya no va a ser lo mismo, Hayal merece a alguien que la ame sin dudas. espero el siguiente capitulo, que bueno que estas bien ,besos
ResponderEliminarWoooooow, que magnifico capitulo, te felicito :) la espera valio totaaalmente la espera, aunque me cae bien abril soy helenalover jajdkfjdjaajdi pero vamoos si casi se deja.morir por no estas con su amor... Ojala abril encuentre a alguien quevla quiera... Eso seeia esro la continiacion de tus otras novelas con ansias :) besos desde talca ;)
ResponderEliminarQue hermoso y triste :(. A mi también me gustaría que se quedara con Abril, a ver como sigue la relación entre Helena y Hayal, al parecer no todo será igual que antes entre ellas. Gracias por el capítulo :).
ResponderEliminarYyyyyy aquí vamos otra vez. Te gusta hacernos sufrir eh? :-/ Por el retraso deberías publicar 2 capítulos esta semana :-P jajajaja
ResponderEliminarSaludos, Kam
Como haces? Es maravilloso y a la vez necesariamente triste...yo voto por helena....
ResponderEliminarJoooo que demora pero que bueno, al parecer aqui nos tienes divididas entre Abril y Helena y yo obvio diré Helena, la verdad por mas que haya habido confusión se demuestran el amor, en un amor real las cosas no fluyen tan fácil como entre ellas y es malo y feo meterse en una relación, muy buen capi, esperando la conti de las 3 historias, que si tu imaginación da pa una cuarta seré feliz de leerla, saludos y que estés bien
ResponderEliminaryo voto por abril me cae mejor, aparte ya la relación tiene una fractura, una vez que un vaso se rompe por mas que intentes pegarlo siempre se le nota la grieta, no tardes en publicar, cualquiera de tus historias!!
ResponderEliminarsaludos espero la continuación pronto
Excelente! Muy emotivo.
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