Desde Cero I

Nota: Nueva Historia, todos los viernes a la misma hora por el mismo canal... Bueno quizás no a la misma hora pero si todos los viernes publicare un nuevo capitulo, ojala les guste.

-          Necesito un tiempo – dijo timando mi mano
-          Un tiempo? – pregunte confundida por sus palabras – un tiempo para qué?
-          Estoy confundida, necesito un poco de espacio.

Ninguna historia debería comenzar con el final, excepto la mía, es mi karma, mi historia siempre empieza cuando esta por acabar, no debería ser así, aunque estoy comenzando a pensar  que yo le quiero dar comienzo a algo que ya llego a su fin.
Aquí me encuentro en el mejor restaurant de la ciudad, faltaban veinte minutos para que trajeran el postre y con el mi propuesta de matrimonio, aquel lazo que  nos uniría para siempre, suerte la mía, se le ocurre pedirme un tiempo justo antes y con aquellas palabras siento que el corazón me pesa una tonelada y está a punto de caerse por el suelo.
-          Dime algo por favor – ahora se aferraba a mí con ambas manos
-          No sé qué puedo decirte – mientras sacaba mis manos de su cálido refugio
-          grítame si quieres – dijo avergonzada
-          tienes claro que los tiempos no existen, siempre te lo dije
-          yo no quiero que esto se acabe, yo te amo, es solo que hay muchas cosas en mi cabeza ahora, necesito aclararme
-          Pedir tiempo es extender una agonía Helena, prolongar lo que al final será un "lo siento pero ya no puedo estar contigo” lo peor de todo es, que no lo vi venir.
Hacia tanto tiempo en que no la llamaba por su nombre, pude ver su rostro al oírme decirlo, o quizás fueron todas mis palabras, no era difícil ver su amor por mí en sus ojos, los tenía enfrente, para mí siempre estuvo claro, como el día en que me di cuenta que se había enamorado y es que siempre la pude leer como si fuera un libro, cada acción que cometería, cada palabra que saldría de su boca, pero esto, esto jamás pensé que pasaría.
-          Hayal, esto no es un final, no me hables como si lo fuera! – dijo alzando la voz mientras sus ojos se colmaban de lágrimas
-          Y qué es? Un punto suspensivo en nuestra historia? Mientras tu resuelves todas tus dudas yo estaré con todas mis convicciones, sabiendo que te amo con locura y que tu probablemente me estas olvidando.
Y es que hace cinco años y cuatro meses que estamos juntas, la conocí un mes antes de su cumpleaños,  su figura se cruzo ante mi mirada por unos dos segundos, hacia un par de semanas que trabajaba en una tienda comercial y ella estaba probándose los jeans de temporada, creo que eran cinco que llevaba para probarse, cuando se acerco para entrar al probador la pare en seco – tienes que dejar dos prendas acá – le dije pidiendo los jeans, sus ojos eran de un negro profundo, tanto que me quede mirándola por un par de segundos y como si Cupido hubiese estado tras nosotras me fleche de inmediato – si te dejo los jeans, me los puedes llevar para probármelos después? Y yo te paso los que ya me haya probado – no se como recuerdo lo que dijo, si aun en ese momento lo único que me preocupaba era su mirada – si, puedo – respondí corta de palabras, pude ver su sonrisa por el lado de su cara, se metió en el primer probador y yo espere a que terminara de probarse los jeans, pero antes de lo que pensaba estaba afuera con el primero de ellos puesto – una nota del uno a la siete – me dijo esperando mi aprobación, yo le habría dado un diez, como no le iban a quedar perfectos los jeans – un cinco – dije causando su molestia, los jeans se le veían espectaculares, se entro y a los minutos salió con otro – un tres – dije, pero ahora ella me respondía – si, estos no me gustan se me ven raros de acá – mostrándome el lado izquierdo de su cintura, me quede embobada viendo su figura y otra cliente me saco de mi vergüenza pidiéndome entrar para probarse su ropa, aquellos ojos negros volvieron a entrar muertos de risa al probador y yo empezaba a creer que me estaba coqueteando con todo el descaro del mundo, cuando salió con el tercer pantalón hice mi mejor esfuerzo en no mirarla, hasta que hizo un ronco sonido con su garganta para llamar mi atención – que nota? – le pregunte desinteresada – se me ven mal? – pregunto ella refregándome su redondeada silueta ante mis ojos – no podría decir que se ven mal, creo que un siete sería justo con estos – dije cuando un pálido color rojo se adueño de mi rostro – con estos me quedo entonces -  concluyo dándome la mejor de las sonrisas, si hubiese podido la hubiese dejado ahí todo el día probándose pantalones, pero probablemente al final del día hubiese querido que se hiciera una semana – gracias… - Hayal – respondí de inmediato – ah! No – dijo ella dándose media vuelta y yo sin entender – disculpa? – Pregunte por su actitud – ya me gustabas tu por si sola y ahora que se tu nombre que hago? – pregunto sin una pizca de rubor en sus mejillas al contrario de las mías, al contrario la sonrisa picara me dejaba en completo jaque – Muchas gracias por tu ayuda, Hayal – se despidió remarcando mi nombre mientras yo seguía ahí, sin saber cómo actuar, toda la personalidad que tenia, que era bastante, se había ido por el suelo.
Mi cabeza volvía a la realidad una vez más y el silencio estaba presente en nuestra mesa, habían retirado los platos y traían el postre, él que me recordaba lo que tenía planeado hacer antes de que saliera con el tema del tiempo, pensé en decirle lo que tenía planeado, para retenerla, para aferrarla a mí, pero al instante me sentía aliviada por no haber hecho algo que a la larga hubiese sido el fracaso de mi vida.
-           No vas a comer? – pregunto mirándome mientras yo evadía corresponderla.
-          No, no tengo ganas, pero termina tranquila para irnos a casa, sacare algo de ropa para que te quedes tranquila
-          Hayal, es tu casa, no me quedare ahí
-          Y a donde se supone que iras?
-          A dónde vas a irte tu? – responder con una pregunta, realmente odio aquello
-          Llamare a Gustavo, no creo que se niegue a recibirme
-          No, yo me voy, es tu casa no corresponde
-          No te voy a volver a preguntar Helena, donde pretendes irte?
-          Con Dani, me está esperando.
No sabía que me molestaba más, si se quedaría con la estúpida de Daniela o que ella ya sabía que en este momento me estaban dando la patada de mi vida o el tiempo como ella lo llamaba.
-          Gracias – le dije a la persona que me traía la cuenta mientras paraba – tu ves lo que haces, si te quieres ir donde “Dani” hazlo, de todas maneras yo no me quedare en casa ahogándome en tu sombra por cada rincón de la casa mientras tu resuelves tus dudas en compañía – dije tomando mis cosas notando de reojo que claramente ella no estaba bien, sus lágrimas no indicaban felicidad.
-          Que haces? – pregunto con la voz delgada
-          Te espero en el auto – le dije saliendo sin siquiera mirarla.
-          Hayal… - oí mientras salía pero para que mirar atrás, ya nada importaba.

Llegue al auto y prendí mi primer cigarro desde hacia exactamente cinco años y casi cinco meses, es que después de la primera vez que la vi, se apareció todos los días por la tienda, que a comprar poleras, pantalones, shorts y todo lo que pudo encontrar a diario, se paseaba por toda la tienda y me miraba buscándome a cada minuto que pasaba, se probaba su ropa y yo la calificaba, sabia su nombre, su apellido y la edad que tenia, dieciocho pronto a ser diecinueve y cuando lo dijo por primera vez vi ese encantador color rojo que en su clara piel se acentuaba maravillosamente, “no corro peligro de cárcel entonces” comente lo más despacio posible por mis veinte años, en ese momento sin titubear me pregunto a qué hora salía y al dar mi respuesta prometió esperarme a la salida, nuestra primera cita vino acompañada de la primera vez que sentí su tacto me sentía en las nubes con solo sentir su mano entrelazada a la mía, pero todo se acabo cuando hice el ademán de prender un cigarro – no hace bien el cigarro – dijo poniendo una cara de desagrado – lo sé – respondí – nunca he podido besar a alguien que fume – dijo y no me dejo otra opción, de inmediato lo bote y su sonrisa apareció para alegrarme la vida – entonces dejo de fumar ahora – termine de hablar y sus labios se acercaron peligrosamente a mí y con aquel beso mi mundo se inundo de colores, eran los labios perfectos, besaba como jamás pensé que se podía besar, sutil, delicada, me embriague en aquel beso y ella también lo hizo, se alejo un centímetro de mi y dejo su frente pegada a la mía, ambas sonreímos – lo siento – le dije haciendo que se alejara de mi y preguntara el porqué de mi disculpa – cambie un vicio por otro, pero este creo que no lo podre dejar nunca – su cara volvía a tener una sonrisa en ella y esta vez me agarraba con fuerza la cara para poder volver a besarme.

Mi cigarro aun no se acaba y mis recuerdos eran mi peor enemigo en estos momentos, sentí un sabor raro en un cigarro que ni siguiera disfrutaba, estaba mojado y recién ahí me di cuenta de que lloraba, ni siquiera sentí las lagrimas, las retuve por tanto rato que de pronto solo tuvieron que salir; Apague lo poco que me quedaba y me subí al auto, intente disimular las huellas que habían quedado en mi rostro, pero sabía que se daría cuenta, nunca me gusto llorar, mucho menos que alguien me viera, pero ella siempre sabia cuando lo había hecho.

Se subió al auto de pronto y no había previsto su llegada, me quedo mirando fijamente y casi por inercia la vi de vuelta, ya ni siquiera podía leer su mirada, en un par de horas se había alejado tanto de mi o era que eran tantos los sentimientos que veía que no sabía cual era cual, hasta que solo vi rabia.
-          No hemos terminado – dijo mirando al frente
-          Ok, dije pretendiendo que le había entendido
-          Volverás a todos los vicios que tenias antes de estar juntas! – pregunto con un tono que parecía más regaño que pregunta
-          Tu tendrás tu tiempo para pensar y yo para retomar viejos hábitos
-          Todos?
-          No se Helena, pero no esperes que siga siendo la misma después de esta noche
-          Hayal por qué me dices eso, entiéndeme por favor, si quisiera que esto acabara te lo diría sin rodeos, pero no lo quiero, solo quiero…
-          Un tiempo, distancia, pensar – dije interrumpiéndola – lo que tú quieres es la seguridad de que si no puedes tener una vida sin mí, me tendrás ahí segura esperándote, pero no Helena, porque lo más probables es que descubras que si puedes vivir sin mí, que la vida sigue, que en ese tiempo conocerás a alguien que te entregue quizás lo mismo que yo y en tanto yo tendré que escuchar lo que sabía desde un principio que lo nuestro ya se había acabado y no, no pienso esperar meses a que tus confusiones se resuelvan.
-          Hayal, no, por favor – interrumpió diciendo lo que sonó casi como una súplica.
-          Esto… se acabó – dije intentando no llorar
-          No, mi amor por favor no! Olvida todo lo que dije, olvidemos esta noche – grito abrazándome entre sollozos y lágrimas – por favor, olvida que te pedí el maldito tiempo, yo no quiero que esto acabe.
-          Shh… - dije intentando calmarla – solo tomo la decisión que tú no puedes tomar, concluyo lo que dejaste a medias bebe – intente hablar lo más dulce posible mientras mis lágrimas se enredaban con las de ella y ella seguía repitiendo un “no” – todo va a estar bien, tu aclararas tus dudas y yo, yo intentare recuperarme
-          Pero se acabo, de verdad se acabó?
-          Si.
Encendí el motor del auto y todo se volvió gris, mi salida a la calle, maneje por inercia, por la costumbre de manejar a diario por esas calles; mi cabeza no dejaba de pensar, porque tenía que complicarse todo, ambas estábamos mal, a las dos nos dolía, pero entonces porque llegar a esto? Ah claro, sus dudas, dudas de qué, si fui su primera y única relación seria, entonces que significaba eso, que lo que quería era conocer gente nueva? No lo entiendo, explícamelo Elena te lo ruego, pero mientras no se lo ruegue a ella jamás lo sabré, al contrario, un semáforo me da rojo y aprovecho para mirarla, me mira con su carita empapada mientras sus lagrimas corren y corren, cierra sus ojos y siento que me apagan la luz, mi vida se vuelve obscura cuando no puedo ver sus grandes ojos negros, entonces desde hoy en adelante andaré a ciegas por el mundo. Siento como las bocinas de los autos tocan y tocan, pero no puedo avanzar, tomo su cara con ambas manos y le pregunto – tu amor seguirá intacto si te doy ese tiempo? – entonces sus ojos se abren y vuelvo a la vida, vuelvo a ver a través de sus ojos, pero no entiendo porque insisto en hacerme daño, cuando se perfectamente cuál será el resultado – siempre estará intacto mi amor por ti – me dice tomando mis manos que seguían en su cara y entonces me pregunto cuánto durara mi amor por ti, eternamente me respondo si te volviste mi vida sin siquiera imaginarlo. – te doy tu tiempo, te lo regalo, yo estaré aquí para oír lo que sea que tengas que decir cuando acabe, solo prométeme una cosa – me miro y yo pensé detenidamente lo que iba a decir – en el momento en que te intereses por alguien más, tus dudas se aclararan, por favor, dímelo de inmediato – Hayal… – hayal nada, solo dímelo – volví a mirar hacia el frente y reaccione cuando vi a dos personas golpeándome el vidrio para que partiera, sin darles importancia, lo hice.
La llegada a casa fue tan fría como dolorosa, fui hasta mi pieza, nuestra pieza y saque lo más importante, lo necesario, no hubo más llanto, ni un beso, ni siquiera un abrazo, solo sentí como su mirada lleno el espacio que había entre ella y yo, mientras me seguía sin apartarse de mí, ni por un segundo lo hizo, termine de llenar el bolso y camine hacia la puerta, la vi de vuelta y le regale mi mejor sonrisa, luego de aquello solo salí, pude sentir su llanto desesperado al salir de la casa, pero si tanto le dolía porque mierda lo hacía, en ese momento tuve la esperanza de que su arrepentimiento fuese de corazón, de que aquel tiempo en el que camine desde la puerta a mi auto hubiese sido suficiente para saber que sin mí no podría vivir, que si no era a mi lado nunca sería feliz, pero esa en realidad era yo, como diablos viviría sin ella si en cinco minutos quería correr y amarrarme a su cuerpo, coser mi alma a la suya, pero probablemente eso ya estaba hecho.
Llegue a casa de Gustavo y estaba esperándome afuera, no pregunto nada, solo me abrazo por un tiempo que realmente no calcule, porque el puto tiempo en estés momento era mi peor enemigo.
-          Leí tu mensaje y parece que me hubiese dado una cachetada, que le pasa a Helena? – pregunto cuando ya me había calmado
-          Quería un tiempo, confusiones, dudas, no se.
-          Y se lo diste? – busco la confirmación en mi cara – Hayi tu sabes que los tiempo nunca son realmente tiempo.
-          Y qué podía hacer? Si intente terminarlo todo y sentí que se me iba la vida con ello.
-          Y ahora te sientes mejor?
-          No, pero al menos una esperanza hay.
Gustavo, mi mejor amigo, la única familia que me quedaba, si desde los 15 que pedaleaba en este mundo sin mi familia, yo Hayal Majlis, la única descendiente de Faik Majlis, no podía ser una “desviada” como dijo él, el mismo día en que una profesora llamo a casa luego de ver cómo me besaba con una compañera en el baño, la que según yo era el amor de mi vida y por la que lucharía contra viento y marea, no sabía yo en eses entonces que esa llegaría más tarde a revolver mi existencia; “Vete, que para mí y tu madre desde hoy estas muerta!” grito el hombre al que solía llamar padre y mi madre aunque lloro, no pudo decir nada, que habría podido decir ante aquel personaje; a mi padre no se le cuestionaba, no se le alzaba la voz y jamás se le desobedecía, así lo habían criado a él y así me crió a mí, yo era de esas niñas que dicen nacen en cuna de oro, de aquellas que nunca se había acercado a la cocina ni por un vaso de agua y así de un día para otro me encontraba sin techo, sin ropa y mucho menos comida y entonces ahí estuvo conmigo Gustavo, me saco de un hoy y me dio hogar, termine la escuela, trabaje y estudie en la universidad y antes de lo que correspondía tenía una carrera en el bolsillo, el mismo en el que hoy solo tenía una caja con un anillo.
-          Te lo guardo? – pregunto Gustavo cuando lo tome en mis manos
-          Gus, tu sabias que cuando conocí a Helena mi mundo cambio por completo, es que cuando la conocí, todo comenzó a cambiar, ya no era yo Hayal contra el mundo, en ese momento pertenecía a alguien y ese alguien me pertenecía y con aquello todo se volvió distinto.
-          Te comenzó a ir bien en la universidad
-          Si, también puse mi tienda
-          Te compraste tu auto y tu casa
-          Y logre tener tres sucursales en la ciudad
-          Pero esos logros fueron tuyos Hayal, no de ella
-          Fueron míos, pero así como tú me recogiste de la calle cuando no valía un peso, ella estuvo haciéndome estudiar, ella me dio el coraje para arriesgarme a pedir un capital para mi primera tienda y trabajo duro a mi lado para comprar la casa y el auto, de no haber sido por ella, no hubiese tenido la ambición de comprar los otros locales
-          Ya entendí, ella cambio tu vida
-          Ella me devolvió a la vida Gus.
La mañana llego y aún sin abrir los ojos sentía que estaba en mi cama, me di vuelta para darle un abrazo como lo hacía cada mañana, pero no estaba, mis ojos se abrieron enormes y la realidad me cayó encima como un gigante, oprimió mi pecho y trajo de vuelta el dolor, la angustia y recordé nuestra primera pelea, la primera vez que sentí que sin ella no iba a poder seguir, es que toda ella era un torbellino.
-          Lena, ella es historia vieja
-          Hayal deja de hablar, por favor
-          No, no pelees conmigo, si solo me vino a saludar
-          Claro, a ti todas te saludan con un beso en la boca?
-          Bueno es que ella no sabía que tu eres mi polola
-          y tú no le pudiste correr la cara
-          me pillo volando bajo
-          sabes qué? Mejor cállate, ya no quiero hablar
-          pero deja de estar enojada
-          deja de hablar, que oír tu voz me irrita
-          de qué manera quieres que te diga que ella no es nadie, mañana quizás con quien me cruzo y tu vas a ponerte en plan celosa y golpear a una treintena de mujeres
-          Y es que te has acostado con una treintena de mujeres?
-          Helena… - dije alzando mis cejas
-          Helena nada, anda a buscar a tu amiguita por si aun le duele la cara, a mi ni me busques – dijo para salir disparada por la puerta
Por una semana no la vi, no la llame, no la busque, pero como la pensé, y es que en un mes de pololeo pasábamos la mitad del día juntas, no había día en que no nos viéramos al menos dos horas y pasar una semana sin ella me estaba matando, se estaba pasando un día esa semana y sabia que si no hacia algo yo, ella no se retractaría, siempre alguien tiene que ceder, me daba lo mismo ser yo con tal de tenerla a mi lado; Estuve afuera de su casa como media hora, pensando en que le diría, pero cuando al fin toque la puerta y ella salió, no había discurso en mi cabeza que pudiese mantener, aunque no hubo necesidad alguna de hablar, apenas llevaba un “HOLA” y ya me tomaba de la mano para que entrara a tirones dentro de su casa y así llego todo de golpe, nuestra primera pelea, nuestra primera reconciliación y nuestra primera vez. Darme vueltas en la cama recordando aquel día es lo único que me queda, recorriendo sus besos en mi cuerpo, sus manos acariciando cada rincón de mí y yo redescubriendo la palabra mujer con mis cinco sentidos, tocando, oliendo, oyendo, viendo y saboreando y era este ultimo el mayor de mis placeres, no había nada en ella que no me gustara en sabor y de solo recordar sus besos mi cabeza se abrazaba a la cama una vez más, con fuerza, con determinación y entre tanto recuerdo, termino quedando con una sensación de vacío que podría llenar no solo la habitación, sino también la casa, que ni siquiera es la mía y es que qué ilusa fui, pensar que si salía de ahí podía escaparme de su recuerdo, si tan solo pudiese entrar en su cabeza y saber cuáles son sus dudas, las solucionaría en un instante y todo esto terminaría de una vez.
-          Tienes que ir por más ropa, llevas una semana en esas fachas Hayal
-          Si se Gus, pero es que no quiero ir cuando este ella
-          Y por qué?
-          Tengo que respetar su espacio
-          No sé si es mas bruta ella o tu, dame tu celular – me quito el celular y comenzó a buscar su número – te apuesto lo que quieras que suena una sola vez
-          No lo creo
-          Aló… Helena soy Gus… muy bien, gracias… no lo que pasa es que necesito ir con Hayal a sacar unas cosas a casa, entonces queríamos saber cuándo podríamos ir… si lo sabe, pero dice que quiere respetar tu espacio… no creo que quiera en estos momentos, pero dale dime que yo le digo… - Gus seguía hablando mientras yo moría por oír su voz – Me vas a disculpar Helena pero la única que provocó todo esto fuiste tu así que ahora debes hacerte cargo de tus decisiones.
-          Gustavo que te pasa! – grite quitándole mi celular – Helena Disculpa, Gustavo no debió decirte eso.
-          Pero tiene razón – dijo con una afligida voz
El silencio se hizo presente, solo me dedique a escuchar su respiración, por un par de minutos no dijimos nada, y a mi lado Gustavo esperaba como si Helena me estuviese dando un rezo del otro lado de la línea.
-          Le dije a Gustavo que si quieres vienes esta tarde por tus cosas
-          Si?
-          No te preocupes, no estaré en casa, ven tranquila
-          Bueno, gracias – dije cambiando un poco el tono de mi voz, quería que me dijera que estaría ahí, esperando por mí, con la necesidad latente de verme, pero al parecer realmente necesitaba ese tiempo.
-          Lo hago por mí, no por ti, no soy capaz.
-          Da lo mismo Helena, cuídate – y así sin más, corte.
Gustavo me miro y tomo mi mano, no dijo nada, Gustavo siempre callaba cuando era necesario.
-          Vamos.
-          Que te dijo? – pregunte luego de un rato.
-          Que porque tenias que tomar esa actitud de pendeja, que si tenias que ir a la casa que fueras, que era tuya, que era ella la que quería salir y no que fueras tu, que porque tenias que complicar tanto las cosas.
-          Porque no es ella la que tomo esa decisión, eso lo tengo más que claro
-          Y si no fue ella quien?
-          Dani.
Recordar la primera vez que la vi no es el mejor de los recuerdos, Helena la había llevado a la tienda para que me viera, pero al contrario de lo que ella esperaba delante mío tenia a la persona más déspota del mundo y eso nunca me gusto. Para cuando estuvimos juntas comenzó la guerra, tu mejor amiga contra la persona de la que te enamoraste y yo me puse en su lugar tantas veces pensando en si Gustavo hubiese tenido esa actitud, que difícil, pero Gustavo incluso se volvió su amigo, por eso siempre le hablo con tanta propiedad, en cambio Daniela se volvió mi peor pesadilla desde el día uno, con su carita de niña buena y su actitud de princesa Disney mal criada, pero ella era como las hermanastras de cenicienta y aun lo es, por lo general bastaba una salida con Helena, para que esta volviera a casa peleando conmigo, pero si no la hubiese escuchado una vez, aun seguiría dudándolo.
-          No sé qué mierda haces con esa mina Helen, tú te mereces algo más
-          Para Dani, no empieces con lo mismo
-          Helen sabes que la mina era una jugadora antes de conocerte, quien te dice que no lo sigue siendo
-          Yo, no tengo razones para desconfiar de ella
-          Si las tienes, siempre las has tenido
-          Lo que tengo es miedo, a que un día me deje Dani.
-          No cariño, eso se llama desconfianza porque sabes que aquello es probable.
 No pude, no quise, no me intereso seguir oyendo, me di la media vuelta y salí, desde ahí en adelante ella y yo nos vimos una vez al año, para el cumpleaños de Helena y es que su sola presencia ya me daba nauseas.
-          Vamos Hayal! – me gritaba Gustavo devolviéndome a la realidad.
-          Vamos – dije, para ir en busca de mis cosas – y si no me quiero venir?
-          Porque no te dejas de tantas tonteras e intentas solucionar todo, pídele matrimonio de una y se le olvidaran sus confusiones
-          Gus, como le voy a pedir matrimonio en medio de todo esto, sería ponerla entre la espada y la pared y ya cedí entre terminar todo y darle su tiempo, no voy a dar una paso atrás y hacerla pasar por eso.
-          Tu problema es que piensas en su bienestar antes que en el tuyo.
Llegamos a la casa y el estar parada afuera ya me causaba un sentimiento extraño, una comezón en las manos y esa maldita opresión de pecho.
-          No vas a entrar? – dijo Gustavo unos pasos de la puerta, mientras que yo seguía de pie mirando la casa
-          No está?
-          No, abre la puerta luego!
Entramos y todo estaba tal como lo deje, ni siquiera había recogido la polera que había tirado al suelo cuando me lleve lo mínimo, recorrí cada centímetro de la casa y no era la casa lo que me dolía, era ella, que estaba impregnada en cada rincón y lo peor de todo estaba impregnada en mi.
-          Si no te apuras, va a llegar y te la pillaras de frente
-          Ya, es que no encuentro mi una polera
-          Tienes mas poleras Hayal!
-          Pero no son “esa” polera 
-          Bueno esa polera… - ni se lo que iba a decir cuando sentí la puerta abrirse, Gustavo se quedo quieto y yo también, al parecer venía hablando con teléfono o venia con alguien.
-          No Dani, me vine sola a casa – definitivamente hablaba por teléfono, quise salir, pero Gustavo me detuvo, realmente no quería saber lo que estaba hablando. – Por qué no, punto, no voy a traer a una mina que no conozco a esta casa – Gustavo me miro alzando una ceja y yo había cambiado de parecer con lo de escuchar su conversación -  no, no es un santuario, pero es la casa en la que vivo con Hayal… si se que ella ya no está, pero en algún punto va a volver… si se que era lo que yo quería, pero no puedo hacerlo de un día para otro… No, no me gusto, aparte de ser más alta que yo, no tenía ni un grado de inteligencia, el último libro que leyó fue la metamorfosis y en el liceo, no quiero conocer a nadie así… - y de haber escuchado un poco más no se dé que me habría enterado, pero ya no podía, el solo saber que había tenido una cita, como lo explico, me sentí como si quitaran una flecha de mi pecho, sin quebrarle la punta, arrancando todo a su paso.
-          Y cuál es el tipo de gente que quieres conocer? Tal vez te puedo presentar a alguien – dije saliendo de la pieza, haciendo que se diera vuelta y se le cayera el celular
-          Hayal… - fue lo único que pudo decir y se quedo estática mirándome
-          Hayal esto, Hayal aquello, podrías haberme dicho desde un principio que saldrías con otras personas, quizás podría hacer lo mismo.
-          No estoy saliendo con otras personas! – dijo acercándose a mi
-          Párate ahí, siempre supe que saldrías con otras personas, pero dime algo, cual es el motivo de tu confusión?
-          Porque me preguntas eso
-          Necesito saber, responde
-          Hayal, llevamos tanto tiempo juntas que necesito saber… necesitó extrañarte, necesitarte y no solo después de unas horas, necesito extrañarte después de un mes sin verte, sin oír tu voz
-          Ves que tenía razón, lo que tú que tu quieres saber si puedes vivir sin mí, antes de terminar.
-          No, lo que quiero saber es que si esto que siento es amor o costumbre! – dijo repasando lo que había dicho y retrocediendo un paso
-          Tranquila Helena, no habrán lagrimas ni escándalo, ni nada por el estilo, creo que para eso no me quedan fuerzas para hacerlo, pero me imagino que tienes claro que ya no hay tiempos ni nada por el estilo, esto se acabo, pero te voy a ayudar un poco, en el momento… en el preciso momento en que tu comenzaste a dudar si era amor o costumbre dejo de ser amor.
-          Vamos Hayi, no digas nada más por favor – dijo Gustavo tomando de mi mano para salir
-          Espera, solo una última cosa – dije metiendo mi mano al pantalón y sacando el anillo que debió estar en su dedo a esta altura – esto que tú ves aquí, es la certeza del amor, no hay dudas ni confusiones, mucho menos la necesidad de conocer a alguien más porque quizás en otra mano se vea más lindo o se acople mejor, no, esto es el amor comprometido, pero te lo dejo, ya no me pertenece – termine saliendo de ahí sin mirar atrás, sin querer oírla, pero con la certeza de que había hecho lo correcto, de lo que me había retractado anterior mente y lo que estaba prolongando a futuro.
-          Estas bien? Tienes la misma cara de cuando…
-          Cuando me encontraste en aquella calle?
-          Si.

-          No siento nada, absolutamente nada. 

Comentarios

  1. cada dia me sorprendes mas,tienes una manera de escribir bellisima, me dejas con las ganas de seguir leyendo, no quisiera que el capitulo se acabara, solo me queda decirte que no tardes con la continuacion, besos

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    1. Y yo no quiero dejar de escribir, siempre quiero saber que pasara... gracias por leer, este ira todos los viernes ;)

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  2. Decirte que espero con ansias la continuación sería quedarme corta, literalmente muero por leer lo que sigue.
    Eres una asombrosa escritora y tener el placer de leer tus historias es algo que valoro muchísimo.
    Gracias por el 2x1 jajaja

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  3. Tomaré este nuevo relato como mi regalo de cumpleaños Jajajajajajajajajajajaja

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  4. Simplemente perfecto...espero la continuacionn :)

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  5. me encanto :) quedo a la espera de la continuación

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  6. Oh Dios !!!... que emoción, me he enviciado con tus historias, cada día a cada rato reviso el blog en espera del siguiente capítulo o de nuevas historias hermosas como estás. Super, una historia más con la que me enviciaré :).

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  7. Repito, me encanta como escribes, la manera en como logras que tus personajes transmitan sus emociones, eres genial. Excelente inicio de ésta nueva historia, ya deseo que llegue el nuevo capitulo, sé que será muy buena.

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  8. Wooo, maginifica historia la vdd eres una gran escritora, son palabras que llegan hacer que uno se adente a la historia como si fuera uno el personaje, sentir esas emociones que pones, bueno nome queda mas que felicitarte y espero la contiuacion, felicidades.

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  9. No me habia fijado en esta nueva historia, muy buen comienzo, muy emocionante, espero ansiosa el viernes

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